El capit¨¢n Ahab sigue esperando
Mariano Rajoy no es Obama y nunca mata una mosca con un manotazo. ?l deja que la mosca se suicide o muera de puro aburrimiento.
As¨ª es como Rajoy se ha ido quitando de encima a quienes en los ¨²ltimos a?os han revoloteado a su alrededor en busca de su oportunidad. Esperanza Aguirre ha tenido que renunciar a su momento y se ha tenido que encasillar en el papel de "mosca cojonera", que molesta pero no pica; Camps bastante tiene con lo suyo como para revolotear alrededor de nadie y ning¨²n dirigente m¨¢s se atrevi¨® a dar la batalla cuando pod¨ªa haberlo hecho.
Llegado a este punto, Alberto Ruiz-Gallard¨®n s¨®lo pod¨ªa elegir entre dejar la pol¨ªtica o seguir atrincherado en su despacho de Cibeles. Ha optado por lo segundo y, de paso, le da un disgusto al imprudente que ose ser candidato del PSOE en 2011.
Nunca ha tenido suerte con los momentos: primero por el hiperliderazgo de Aznar y luego por la obstinaci¨®n y el aguante de Rajoy. Es algo parecido a lo que le ha pasado a Jos¨¦ Bono en el PSOE. Les valoran m¨¢s los de fuera y nadie duda de que ganar¨ªan unas elecciones, pero siempre hay otro por delante y no encuentran su oportunidad. As¨ª, el alcalde lleva media vida persiguiendo su ballena blanca. El capit¨¢n Ahab hizo de la caza de Moby Dick el motivo de su vida y Gallard¨®n ha dejado ver una obsesi¨®n similar por La Moncloa. Ahora, suspende temporalmente la caza, pero sigue agazapado y a la espera.
Si el PSOE hubiera ganado las europeas del 7 de junio, se habr¨ªa desatado una crisis interna en el PP. Probablemente, Rajoy no hubiera aguantado la presi¨®n. Descartados otros, se mirar¨ªa hacia Gallard¨®n -ausente, por cierto, de la campa?a del 7-J- como el ¨²nico con capacidad de ganar unas generales a Zapatero. Ese escenario pon¨ªa de los nervios al PSOE, de donde pod¨ªa deducirse que lo peor para los socialistas hubiera sido ganar las europeas.
Hubiera sido el momento de Gallard¨®n, porque incluso los que m¨¢s le detestan en el PP hubieran estado dispuestos a apoyarle como ¨²nica oportunidad de volver a La Moncloa. De hecho, hace justo un a?o se produjo un hecho ins¨®lito y poco glosado: por primera vez Gallard¨®n fue aplaudido de forma espont¨¢nea en un congreso del PP. Fue en Valencia y sirvi¨® para constatar que muchos ve¨ªan a Gallard¨®n como el clavo ardiendo al que agarrarse resignados. Pero Rajoy aguant¨®, gan¨® las gallegas, gan¨® las europeas y se propone llegar vivo a las generales de 2012.
La puerta se le cierra a Gallard¨®n a medida que Rajoy aguanta y no pierde elecciones. El alcalde es atrevido y vive la pol¨ªtica con v¨¦rtigo en una monta?a rusa en la que nunca sabe si est¨¢ cabeza abajo o cabeza arriba. Y Rajoy es premioso y precavido. Lo m¨¢s parecido a un manotazo fue lo que dio en enero de 2008, la tarde que impidi¨® que Gallard¨®n fuera diputado.
Est¨¢ por ver si el alcalde persiste en 2012 en su idea de ser diputado. Rajoy puede ser derrotado entonces por tercera vez o ganar despu¨¦s de tres intentos. Si ocurre lo primero queda mucho para saber qui¨¦n dar¨¢ el paso y si Gallard¨®n estar¨¢ a¨²n en condiciones o si habr¨¢ muerto de aburrimiento. Para entonces tendr¨¢ 54 a?os y llevar¨¢ media vida persiguiendo, como el capit¨¢n Ahab, su ballena blanca.
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