Para ganar a Suecia
En el ¨¢mbito de la ciencia, a diferencia de lo que sucede en la pol¨ªtica, la improvisaci¨®n y el voluntarismo sirven de bien poco. Esta es una de las conclusiones que cabe sacar de la derrota de la candidatura espa?ola para atraer a Vizcaya la futura Fuente Europea de Neutrones por Espalaci¨®n (ESS). A pesar del buen proyecto presentado y de la encomiable (por desacostumbrada) colaboraci¨®n establecida entre las instituciones vascas y el Gobierno central, ser¨¢ la ciudad sueca de Lund la que acoja esta gran instalaci¨®n cient¨ªfica, a la que Bilbao se adhiere como subsede. Toda adjudicaci¨®n de este tipo es proclive al intercambio de favores y al chalaneo entre gobiernos, pero basta con mirar el mapa del proyecto sueco -la integraci¨®n de universidad, centros cient¨ªficos y empresas tecnol¨®gicas y farmac¨¦uticas avanzadas- para aceptar que la elecci¨®n de Lund no ha sido casual ni arbitraria.
Fichar investigadores 'gal¨¢cticos' no resuelve las carencias de base de la ciencia vasca
Esta decepci¨®n, exagerada desde algunas instancias partidistas para pasar facturas impropias, deber¨ªa transformarse en un est¨ªmulo para apostar en serio por la ciencia. Porque en Euskadi hay mucho desarrollo de producto en el ¨¢mbito industrial, varios centros tecnol¨®gicos avanzados y algunas unidades cient¨ªficas punteras, pero el nivel de la investigaci¨®n de excelencia -la que se mide en trabajos publicados en las revistas internacionales de referencia y en patentes registradas- se encuentra alejado de los puestos de cabeza. El ¨¦nfasis puesto en los ¨²ltimos a?os por las instituciones vascas en el desarrollo cient¨ªfico y la santa trinidad de la I+D+i marca la buena direcci¨®n. Sin embargo, seg¨²n apunta m¨¢s de un experto en la materia, en el vigente Plan de Ciencia, Tecnolog¨ªa e Innovaci¨®n 2010 se ha fijado un punto de llegada sin haberse realizado un diagn¨®stico preciso del punto de partida, y sin definir una estrategia que sume y armonice en el esfuerzo a todas las partes concernidas: escuela, universidad, instituciones y empresas.
Se ha avanzado a impulsos desde arriba, como ha sucedido con la Fuente de Neutrones, y eso se traduce en graves desequilibrios. Por ejemplo, en el orillamiento de la UPV como base fundamental de esa apuesta por la ciencia, cuando es un actor imprescindible en la investigaci¨®n y la formaci¨®n de investigadores. Un desplazamiento que tiene varias causas, pocas razonables. Durante muchos a?os hubo por parte del nacionalismo gobernante una clara falta de simpat¨ªa por la universidad p¨²blica, quiz¨¢ por verla algo ajena a su mundo referencial y poco controlable. Esta circunstancia, unida al proverbial desentendimiento del PNV de la gesti¨®n del Departamento de Educaci¨®n, ha hecho que en los ¨²ltimos a?os el dise?o de la pol¨ªtica de investigaci¨®n haya procedido destacadamente de la consejer¨ªa de Industria, controlada por los peneuvistas, en detrimento de Educaci¨®n, gobernada por Eusko Alkartasuna, y de rebote, de la UPV. Y lo mismo ha ocurrido con los cuantiosos recursos p¨²blicos destinados al empe?o. La asimetr¨ªa ha sido notable en las etapas de Josu Jon Imaz y Ana Aguirre en Industria, frente a los descoyuntados mandatos de Anjeles Iztueta y Tontxu Campos en Educaci¨®n y Universidades. Tanta, como el auge de los Centros Tecnol¨®gicos y los centros de investigaci¨®n cooperativa (CIC) en siete ¨¢reas cient¨ªficas, vinculados estrechamente al mundo de la empresa, frente al m¨¢s modesto apoyo recibido por los centros de investigaci¨®n b¨¢sica y de excelencia (BERC) e institutos cient¨ªficos de la ¨®rbita de la Universidad.
?sta tiene en su contra una estructura obsoleta e inercias poco din¨¢micas para liderar el empe?o, pero no parece factible que se desarrolle de forma sostenible una ciencia aplicada de alto nivel si no existe un sustrato potente de ciencia b¨¢sica y una formaci¨®n cient¨ªfica adecuada donde tiene que haberla. Los dos ¨²ltimos factores dependen de la universidad y de la escuela, y lo cierto es que la situaci¨®n de la ciencia en ambos espacios resulta manifiestamente mejorable. Se necesita, por supuesto, traer de fuera a investigadores de alto nivel para reforzar los centros creados y abrir nuevas l¨ªneas, como hace la Fundaci¨®n Ikerbasque. Pero esta pol¨ªtica de fichajes gal¨¢cticos a lo Florentino P¨¦rez no resuelve las carencias estructurales de la cantera cient¨ªfica local.
Por un lado, la UPV ha pedido posiciones respecto a las dem¨¢s universidades espa?olas en las clasificaciones de docencia e investigaci¨®n. Y para calibrar la receptividad a las ciencias que existe en la ense?anza no universitaria no hace falta acudir a los resultados de las pruebas PISA o del ¨²ltimo Estudio Internacional de Tendencias en Matem¨¢ticas y en Ciencias (TIMSS). Basta con ver el insignificante n¨²mero de alumnos que se presenta a las primeras fases de las olimpiadas de matem¨¢ticas, biolog¨ªa, f¨ªsica y qu¨ªmica, y hablar con los profesores que, de forma entusiasta, fuera de su horario laboral y con medios m¨¢s que precarios, han conseguido convencerles y prepararles para que compitan. La Universidad y la escuela no han tenido el protagonismo exigible en la proyecci¨®n de la pol¨ªtica cient¨ªfica vasca, cuando constituyen los cimientos y el conducto de alimentaci¨®n de cualquier estructura de ciencia y tecnolog¨ªa con futuro que se quiera poner en pie.
En su comparecencia en el Parlamento vasco, la nueva consejera de Educaci¨®n expres¨® su voluntad de reconducir la situaci¨®n. No ser¨¢ tarea sencilla corregir los desequilibrios ya asentados en nuestro sistema y, menos a¨²n, cambiar la percepci¨®n de los centros, los padres, profesores y alumnos hacia las ciencias. Pero hay que intentarlo si se pretende ganar alguna vez a Suecia.
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