?Qu¨¦ quiere Feij¨®o?
Cuando lo ve¨ªamos en la oposici¨®n gesticulando de modo impreciso, pens¨¢bamos en Fraga
Las elecciones europeas dejaron a un BNG al borde de la extenuaci¨®n -un p¨²gil sonado que bota de lado a lado del ring sin saber qu¨¦ direcci¨®n tomar, a la espera del KO definitivo-, a un PSdeG que mantiene sus expectativas y a un PP en estado de gracia, exultante hasta el infinito. A N¨²?ez Feij¨®o, de momento, todo le sale bien, como por arte de magia. Es como un duende al que le basta frotar la nariz para que se le abra el cofre de los dones y regalos. Aunque por el Este corren vientos de Fronda no se teme que Baltar haga llegar la sangre al r¨ªo. Ese hombre tiene alma de circo: uno lo ve en la arena con el tromb¨®n y los osos y payasos y ni?os detr¨¢s. La derecha gallega vive un ¨¦xtasis inesperado que, por eso, se le hace m¨¢s dulce y sabroso.
Ahora bien ?qu¨¦ quiere Feij¨®o? Esa es la gran pregunta. Tengo la impresi¨®n de que todos nos hemos equivocado con este hombre. En el fondo, cuando lo ve¨ªamos en la oposici¨®n, gesticulando de modo impreciso, diciendo cosas muy de dem¨®crata, pens¨¢bamos en Fraga. Tal vez no hemos sabido entenderlo. Pens¨¢bamos que ven¨ªa cuando iba. El suyo no es un plan para la retaguardia, sino para el frente. Cuando se ha negado a negociar un nuevo Estatuto -a diferencia de sus colegas valencianos o castellanos- supon¨ªamos que simplemente no quer¨ªa darle ese triunfo a Touri?o, o que tal vez estaba, simplemente, ganando tiempo. No supimos ver que se estaba negando a negociar un Estatuto: que se manejaba en la ortodoxia de aquellos a los que cualquier cosa que no pase por Madrid les huele a chamusquina, y que muy r¨¢pido ventean con su olfato cualquier signo de refracci¨®n a la verdadera doctrina que, como todo el mundo sabe, se decide cada lunes en los maitines de G¨¦nova 13.
Tampoco supimos ver qu¨¦ clase de cosa intentaba hacer en lo que se refiere al idioma gallego. Llevados por la costumbre supon¨ªamos que se limitaba a mover el espantajo pero que, una vez en el poder, volver¨ªamos a aquello que se sol¨ªa hacer en este terreno: aprobar o mantener leyes que dorm¨ªan despu¨¦s el sue?o de los justos. Se contentaba a los m¨¢s exigentes con la forma -en el fondo son c¨®mo ni?os a los que se les da una piruleta para que se callen- y, en lo referente a lo sustantivo, uno dirig¨ªa el rostro al cielo y se pon¨ªa a silbar. A Dios rogando y con el mazo dando, reza el refr¨¢n. Sin embargo, hemos ido comprobando c¨®mo este Gobierno se empe?a en hacer de la cuesti¨®n ling¨¹¨ªstica una bandera. Todos los d¨ªas le hace estallar a Anxo Lorenzo, que se supon¨ªa que ven¨ªa a pacificar, una bomba al lado de su ventana. El presidente de la Real Academia Galega me temo que va a tener que comerse sus palabras. N¨²?ez Feij¨®o es, en este terreno, un provocador.
En realidad, parece seguir la l¨ªnea de conducta que ha inspirado a los neoconservadores americanos y a los asesores de Rajoy. Se trata de lo que se ha dado en llamar leninismo de derechas. Esto es, usar las movilizaciones de masas para introducir socialmente debates que puedan dividir a sus adversarios e introducir contradicciones en su seno. El uso de la AVT, de la Conferencia Episcopal, de los Movimientos Pro-Vida, de organizaciones tipo Galicia Biling¨¹e se ha desarrollado respondiendo a una l¨®gica estricta de desgaste que se ha modulado seg¨²n conven¨ªa. Si esto es verdad, veremos c¨®mo en la legislatura no aminorara la presi¨®n del Gobierno. Tal vez el PP ha decidido que la explotaci¨®n de este ¨ªtem no puede sino darle grandes dividendos. Si los nacionalistas se mueven en su caracter¨ªstico movimiento de reflejo podr¨¢ arrinconarlos y, de rebote, la alternativa se tornar¨¢ inviable.
Pero puede haber otro motivo que explique la l¨ªnea de conducta de Feij¨®o. Tal vez aspira a m¨¢s. A la presidencia del Gobierno de Espa?a, para ser exactos. No es ning¨²n secreto que Mariano Rajoy no es un buen candidato de la derecha, que jam¨¢s los electores lo han aprobado y que, por ello, se suceden una tras otra las conspiraciones en su contra. Como gallego taimado ha sabido resistir hasta el momento pero ?por cu¨¢nto tiempo? As¨ª que N¨²?ez Feij¨®o tal vez piense ?qui¨¦n sabe? Esperanza Aguirre no ha superado la prueba. Tampoco Gallard¨®n ser¨¢ llamado a esas lides -ha pasado su tiempo- y Camps... Camps reflexiona sobre la moda masculina.
Feij¨®o tiene la edad y el aspecto apropiado, es gallego, no levanta suspicacias, y, en este momento, es el bar¨®n de m¨¢s futuro en el PP. Tal vez cuando hace del gallego el coraz¨®n de su estrategia, cuando evita lo pragm¨¢tico para abordar lo ideol¨®gico lo hace llevado de su deseo de agradar a la opini¨®n p¨²blica y, sobre todo, a la publicada, de la Espa?a en la que el PP tiene sus principales caladeros. Fraga pod¨ªa prescindir de ese criterio porque estaba en retirada, acantonado, y quer¨ªa construir un autogobierno a la medida de su autoconciencia hist¨®rica. Feij¨®o, sin embargo, ambiciona agradar all¨ª donde cree que le espera su futuro. Tal vez esa sea la clave de b¨®veda de la atm¨®sfera del comienzo de esta extra?a legislatura.
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