Los pioneros de Chueca
Historias de los primeros comerciantes que trasformaron un barrio deprimido del centro - Casi 30 a?os despu¨¦s, hay 300 locales dirigidos a los gays en un ¨¢rea vibrante
Hace casi 30 a?os, Chueca no era Chueca. Antes de ser un Soho castizo de tendencias y restaurantes, incluso un im¨¢n de turismo internacional -del que se vanaglorian ahora las autoridades conservadoras- antes de las fiestas del Orgullo cuyas muchedumbres (dos millones de personas en la calle durante los 10 d¨ªas del a?o pasado) se despiden en parte este a?o para expulsar las actividades m¨¢s molestas para el vecindario, a la zona la llamaban "yonquilandia". Era un territorio comanche, y all¨ª se adentraron unos valientes. Eran los ochenta. Un modelo de vecindad madrile?a gestaba la suya. De noche y de d¨ªa, los homosexuales apostaron por la visibilidad. Un caf¨¦, una discoteca, una librer¨ªa, una inmobiliaria y una asociaci¨®n de activistas formaron parte de esa redecoraci¨®n vital y econ¨®mica de un ¨¢rea de Madrid. Veintitantos a?os despu¨¦s de su aventura, hay 300 negocios dirigidos a los gays, lesbianas y transexuales, hacen memoria.
FIESTA DE NOCHE
"Nos plantamos con dos narices", dice Jos¨¦ Barbarroja, due?o de la famosa discoteca Black and White (www.discoblack-white.net), en la calle de la Libertad esquina con Gravina, a prop¨®sito del empe?o de quienes a principios de los ochenta abrieron los primeros negocios en una zona degradada y barata, precisamente porque nadie quer¨ªa mudarse all¨ª, a pesar de ser un sito estrat¨¦gico, cerca de la Gran V¨ªa y de la Castellana. "Pero los empresarios dimos la nota y empezamos a desarrollar el barrio. Hubo momentos muy dif¨ªciles, y luego entre 1990 y 1995 tuvimos las mejores etapas. Los vecinos nos apoyaron. Ha merecido la pena", reconoce Jos¨¦, que empez¨® de encargado en B&W antes de asumir la titularidad del local.
"Asaltaban a las se?oras cuando sal¨ªan con las bolsas de la compra del mercado de San Ant¨®n", recuerda Jos¨¦ del "sinvivir" que en 1982 rodeaba la plaza de Chueca, con argumentos muy poco festivos que el autor de zarzuelas que da nombre al sitio hubiera encontrado dif¨ªciles de ironizar. Atribuye la limpieza del barrio a "un polic¨ªa enrollado". El distrito centro le debe mucho a Juan Luis M¨¦ndez Moreno, ya desaparecido, que fue tambi¨¦n comisario general de la Polic¨ªa Cient¨ªfica.
Desafiando las circunstancias, B&W, con tres escenarios "y distintos ambientes", era una fiesta cada noche. El petardeo famoso se dejaba caer por all¨ª, el propio Jos¨¦ sal¨ªa vestido de estrellona (y con su bigote) tanto al escenario como a la puerta si le ped¨ªan papeles o saludaba a alg¨²n cliente que se iba o ven¨ªa en taxi de madrugada (no se pod¨ªa pasear tan ricamente como ahora). B&W se convirti¨® en un sitio de referencia, donde siempre se cantaba el A qui¨¦n le importa de Alaska. "La gente no se imaginaba que ¨ªbamos a llegar donde hemos llegado: a ser n¨²mero uno en Europa y en el mundo en libertades. Est¨¢ claro que se puede revitalizar un barrio", opina Jos¨¦. "Nuestro ¨¦xito en Chueca ha sido el orden".
Y ese orden inclu¨ªa todos los momentos de la vida cotidiana. Los pioneros de Chueca quer¨ªan terminar con el s¨ªndrome de Cenicienta. Nada de desaparecer con la madrugada y recogerse a los armarios.
PUERTAS ABIERTAS
"Una puerta abierta del armario fue la puerta abierta del Figueroa", cuenta Antonio Cruz, que con su socio Andr¨¦s Rubio mont¨® en 1981 el Caf¨¦ Figueroa (una placa en su fachada lo recuerda). No quer¨ªan hacer un gueto o refugio, sino "un sitio para todo el mundo", ya que "en los ochenta se viv¨ªa una explosi¨®n de libertad". Cafet¨ªn para los paseantes por Hortaleza, de noche organizaba fiestas (de cumplea?os, de recuerdos musicales...) "abiertas para los que entend¨ªan y los que no". Sus carnavales tuvieron fama, pero el local (abierto a diario desde la tarde hasta la noche y la madrugada los fines de semana) no se llena como antes. "Hay mucha competencia", se?ala Antonio. "En los ochenta ¨¦ramos el ¨²nico caf¨¦ gay, ahora hay 20", a?ade Andr¨¦s. El caf¨¦ es todav¨ªa punto de escala tras la traves¨ªa por las tiendas de muestras de zapatos de la calle de Augusto Figueroa. Ahora est¨¢ "acosado" por las zanjas y las vallas de las obras de peatonalizaci¨®n del barrio. "Esperemos que sea para bien", dicen sus due?os. En su momento hicieron una apuesta, "algo abierto en un mundo cerrado". Y funcion¨®. "M¨¢s que un orgullo", seg¨²n Andr¨¦s, "lo de ser los primeros fue una oportunidad".
Y de oportunidades se llen¨® el panorama inmobiliario en Chueca. "Al principio nadie quer¨ªa venir. Si me llamaba una madre para alquilar un piso a un hijo estudiante me dec¨ªa: 'No le pongas donde los borrachos y los drogotas'. Yo les dec¨ªa que la zona se estaba poniendo bien y tranquila. Y ya ves, ahora est¨¢ de moda y los precios son alt¨ªsimos", dice Carlos Gamero, el responsable de la inmobiliaria Gamero. "Hace 38 a?os ense?¨¢bamos los pisos a las ocho de la ma?ana. En los noventa ya la cosa despeg¨®. Me acuerdo que me dijo un periodista alem¨¢n: 'Cu¨¦nteles a sus clientes que esta zona va a ser cotizada'. Y as¨ª ha sido, la subida de precios fue de un 200%. Y Fuencarral, con todas las tiendas de moda, est¨¢ m¨¢s cara que Serrano", explica Gamero. ?Cifras? 24.000 euros de alquiler por un local de 200 metros cuadrados.
VISIBILIDAD DE D?A
De la subida estratosf¨¦rica de alquileres sabe la pionera Mili Hern¨¢ndez, que con Arnaldo Gancedo mont¨® Berkana en 1993 en plena plaza de Chueca. "Entonces nos pidieron 125.000 pesetas al mes y nos dieron las gracias". A?os despu¨¦s hubo que mudarse a Hortaleza, a otro lugar con precio razonable (en 2001 ped¨ªan 7.000 euros por el local de la plaza). Berkana (www.libreriaberkana.com) naci¨® como librer¨ªa y fue algo m¨¢s: "Eramos psic¨®logos, asesores, confidentes... Organiz¨¢bamos actividades culturales, invit¨¢bamos a la prensa... Ten¨ªamos claro que hab¨ªa que potenciar la visibilidad. Yo hab¨ªa salido del armario y no pensaba volver", cuenta Mili, cuyo proyecto es un centro bibliogr¨¢fico y videogr¨¢fico de referencia en documentaci¨®n sobre cultura homosexual. En el arranque, Berkana impuls¨® adem¨¢s la creaci¨®n de un plano del barrio, algo que fue clave para poner Chueca en el mapa social.
Cuando mira atr¨¢s, Mili Hern¨¢ndez pone en el tapete que "aprovech¨¢ndose del poder adquisitivo de los habitantes de Chueca hasta los hom¨®fobos han sacado partido". "Gracias a los gays y a las lesbianas muchos empresarios se han hecho de oro". Tambi¨¦n critica que falta el activismo del principio, que queda una asignatura pendiente: "Potenciar Chueca como foco y motor cultural".
ACTIVISMO Y DERECHOS
El Cogam (Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid, www.cogam.org), nacido en 1985, fue agitador del activismo pol¨ªtico y de la lucha por los derechos. El hoy concejal del Ayuntamiento de Madrid Pedro Zerolo (cotizado celebrante de bodas gays) llev¨® la sede del Cogam al centro neur¨¢lgico del territorio, donde ¨¦l resid¨ªa. ?l llama a Chueca "el coraz¨®n que bombe¨® la creaci¨®n de vecindad y de ciudadan¨ªa". "La limpieza del barrio fue a espaldas del Ayuntamiento. Hicimos una apuesta por espacios para vivir en libertad y hemos fraguado un modelo local y mundial de diversidad", recalca. Coincide con Mili en que Chueca fue terreno de abono para "un movimiento social que buscaba un espacio". "Los pioneros ¨¦ramos una red social sin el Facebook", ironiza la responsable de Berkana. Una red cuyo objetivo era la visibilidad diurna, no s¨®lo la nocturna.
"Chueca tuvo un efecto llamada a gentes de todo Madrid y de todo el territorio nacional. Con la colaboraci¨®n de los vecinos ha sido un laboratorio de coexistencia". Fachadas arregladas, balcones con flores, dise?os del siglo XXI mezclados con el rescate de arquitectura hist¨®rica madrile?a... La est¨¦tica urbana del barrio esconde y rezuma una ¨¦tica, "una experiencia sociopol¨ªtica", seg¨²n el concejal socialista y activista gay Pedro Zerolo. Porque tiene claro que "sin Chueca no hubiera sido posible la igualdad".
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