"Los pr¨®ximos 10 a?os decidir¨¢n el futuro de nuestra civilizaci¨®n"
Daniel Pauly es fruto de la liberaci¨®n de Par¨ªs en la II Guerra Mundial y de la liberaci¨®n de una pareja, ¨¦l, soldado negro americano, ella, una parisina, que decidieron saltarse los convencionalismos de todo tipo y en medio del entusiasmo reinante de unas celebraciones hist¨®ricas dedicarse al amor. Pauly naci¨® en 1946. Hasta aqu¨ª nada que no hayamos visto en algunas pel¨ªculas de aquella contienda. Los problemas vinieron dos a?os despu¨¦s, cuando el estadounidense abandon¨® a madre e hijo y se volvi¨® a su pa¨ªs. Los negros ten¨ªan entonces prohibido casarse con blancas en Estados Unidos. Pauly fue entregado por su madre, entonces sola y sin recursos, a una familia suiza que acababa de perder a un hijo y que prometi¨® criarlo en una situaci¨®n que ella supon¨ªa mucho m¨¢s ventajosa para el ni?o. Y aqu¨ª comenz¨® lo que todas las biograf¨ªas del bi¨®logo, y conocido especialista mundial en pesquer¨ªa y oceanograf¨ªa, subrayan como "una infancia dickensiana".
"No est¨¢ claro que consumir ciertos pescados sea bueno para la salud"
"La pesca industrial se debe a las subvenciones, pero eso no va a durar"
Pauly, de 63 a?os, casado y con dos hijos, que pas¨® por Madrid para ejercer de presidente del jurado del Premio Fundaci¨®n BBVA Fronteras del Conocimiento en Ecolog¨ªa y Biolog¨ªa de la Conservaci¨®n, los premios con vocaci¨®n de Nobel espa?ol -en sus ocho jurados hab¨ªa varios-, pareci¨® olvidarse durante un buen rato de que es uno de los bi¨®logos que m¨¢s saben en el mundo de pesca, mares y conservaci¨®n oceanogr¨¢fica, y uno de los 50 cient¨ªficos m¨¢s?influyentes del mundo -seg¨²n la revista Scientific American-, para zambullirse lentamente en aquella lejana infancia, que ¨¦l recuerda como la de "un ni?o medio negro en una ciudad de?blancos". No hizo falta buscar ninguna magdalena proustiana. En un aceptable espa?ol, Pauly rememor¨® unas vivencias que a¨²n parecen muy frescas en su vida.
?Qu¨¦ pas¨® para que, en pleno siglo XXI, se hable todav¨ªa de su "infancia dickensiana"? Pas¨® que una familia suiza que hab¨ªa perdido a un hijo de dos a?os se encontr¨® en Par¨ªs con mi madre y conmigo y pensaron que yo era el sustituto del ni?o perdido. Estaba enfermo y convencieron a mi madre para llevarme a Suiza, donde, dec¨ªan, me curar¨ªa. Ella lo permiti¨®, pero yo ten¨ªa que regresar a Par¨ªs en un tiempo, y la familia suiza no lo permiti¨®. A ella, que era pobre y estaba muy aislada, le resultaba muy dif¨ªcil conseguir mi regreso, y despu¨¦s de unos a?os, y con otros hijos, crey¨® que yo estaba mejor en Suiza. Generalmente asociamos Suiza con orden y tranquilidad, pero aqu¨¦lla era una familia muy dif¨ªcil, desestructurada, con patolog¨ªa social. La hija era prostituta, el hijo estuvo en la c¨¢rcel? Yo era como un peque?o observador. Ellos siempre me dec¨ªan que mi madre me hab¨ªa abandonado y que deb¨ªa de estarles agradecido, pero nunca form¨¦ parte de aquella familia, me aisl¨¦ mentalmente de ella y los observaba desde fuera. No quer¨ªa hacer nada de lo que ellos hac¨ªan, por ejemplo, beber alcohol o fumar.
?Pero iba al colegio, llevaba una vida de ni?o? Ha dicho en alguna ocasi¨®n que era un ni?o medio negro en una ciudad blanca? Iba al colegio porque era p¨²blico y gratis, pero ellos no se implicaban en mi educaci¨®n. Tuve que trabajar desde los 12 a?os, hacer todo el trabajo dom¨¦stico y tambi¨¦n trabajar en una pasteler¨ªa que pagaba a la familia. Lo ¨²nico diferente es que ten¨ªa una madrina suiza que se cas¨® con un espa?ol de Catalu?a, y ellos me dieron un ejemplo de una vida normal. Me trajeron dos veranos, con 9 y 10 a?os, a Tarragona. Los ni?os de familias con problemas normalmente no tienen una idea de otras familias diferentes, pero yo ten¨ªa claro que no pertenec¨ªa a aqu¨¦lla o a lo que pod¨ªan ser otras familias. En cuanto a lo del color, no es que me sintiera discriminado por racismo, no, s¨®lo era la sensaci¨®n de ser diferente, de estar siempre observado como en un escenario. Eso era muy fuerte en el campo porque en aquel tiempo en Europa no hab¨ªa muchos negros? Donde yo vi por primera vez racismo fue en Estados Unidos en los a?os sesenta. As¨ª que a los 16 a?os, a la primera oportunidad, me fui a Alemania.
All¨ª consigui¨® hacer el bachillerato y luego ir a la universidad, parece que desde muy pronto supo abrirse camino en la vida. Fui buscando formas para abrirme camino, y gracias a un pastor protestante abr¨ª una puerta. Dediqu¨¦ un a?o de voluntariado a la Iglesia, trabajando con discapacitados mentales en un asilo y en un hospital. Me pagaban un peque?o sueldo que me daba para vivir, y tom¨¦ la decisi¨®n de seguir estudiando. Por la ma?ana trabajaba y por la tarde estudiaba. Esto fue interrumpido por las Fuerzas Armadas de Francia, que me llamaron al servicio militar, porque siempre tuve la nacionalidad francesa. Gracias a ellos tuve la direcci¨®n de mi madre. Finalmente, no quisieron admitirme en el Ej¨¦rcito, pero estuve un a?o viviendo en Francia y pude reunirme con mi familia. Mi madre, mis hermanos y hermanas esperaban mi vuelta, era muy extra?o, pero yo me reintegr¨¦ a mi familia y desde entonces parece que toda la vida viv¨ª con ellos. Dos a?os despu¨¦s ten¨ªa el bachiller alem¨¢n y con 23 a?os pude ir a la universidad, pero antes fui a Estados Unidos en 1969 para encontrar a mi padre.
?Y lo encontr¨®? S¨ª, porque mi madre sab¨ªa d¨®nde estaba, viv¨ªa en California. Muri¨® en 1986, pero hubo un periodo en el que pudimos conocernos, lo que fue bueno despu¨¦s de todo. Era un hombre inteligente, cultivado, pero preso de sus propios demonios, porque en el sur de Estados Unidos ser negro entonces era una tragedia inevitable. Lo ¨²nico que pod¨ªan hacer era trabajar a un nivel muy bajo o meterse en las Fuerzas Armadas. ?l libraba una lucha permanente y gradualmente se convirti¨® en un amargado. Obama, en su discurso sobre las razas, explic¨® bien esa situaci¨®n: que hubo muchos negros que no se dieron cuenta de que las cosas hab¨ªan mejorado. Mi padre ten¨ªa un buen amigo, del mismo Estado del sur, Arkansas, pero con una trayectoria muy diferente, que entendi¨® lo que pasaba, se desarroll¨® muy bien, y el resultado es que tuvo tres hijas bien situadas. Una de ellas es mi esposa.
Tiene fama de iconoclasta. D¨ªgame una cosa, ?esa infancia tan dura le marc¨® de alguna manera o le ha hecho m¨¢s fuerte? Pienso que muchas veces ese tipo de experiencia destruye a una persona, y fue un accidente que no me implicara con aquella familia suiza, por eso creo que pude salir adelante. Pero no s¨¦ si realmente me ha marcado S¨ª puedo decir que mi actitud sobre la conservaci¨®n del medio ambiente es intelectual, no emocional. Es puramente intelectual. Soy iconoclasta porque las cosas tienen que cambiar. Y para hacer espacio a las nuevas ideas, las cosas viejas tienen que destruirse, hay que ser iconoclasta.
Quiz¨¢ por eso Pauly es iconoclasta en sus planteamientos cient¨ªficos y en su especialidad por excelencia: los recursos pesqueros y el deterioro de los ecosistemas marinos. En estos momentos el 30% de las capturas pesqueras en todo el mundo son ilegales. Desde 1950, el consumo de pescado se ha quintuplicado en el mundo, pero s¨®lo un 0,7% de los oc¨¦anos est¨¢n protegidos, frente al 10% de los bosques. Las flotas pesqueras superan el 40% de su capacidad en relaci¨®n con los recursos, y el 88% de las reservas pesqueras sufren sobrepesca. Pauly denuncia la permisividad de los Gobiernos al permitir ciertas pr¨¢cticas, y asegura que, si no se crean enseguida nuevas ¨¢reas marinas protegidas, pronto no podremos pescar m¨¢s que medusas. Eso, sin contar las consecuencias que esta presi¨®n ejerce sobre los ecosistemas marinos y, en buena l¨®gica, sobre el cambio clim¨¢tico.
Usted es muy pesimista, hay colegas suyos que incluso le llaman extremista, sobre el declive de las reservas pesqueras. Asegura que nos encaminamos hacia el desastre, pero habla de conservar los recursos pesqueros, ofrecer un medio sostenible a los pescadores y proteger el medio marino. ?No es la cuadratura del c¨ªrculo? Es posible hacerlo. Y no acepto que soy pesimista y menos extremista, no quiero aceptarlo, los que dicen eso tienen muchas veces una visi¨®n local de la pesca y no ven la situaci¨®n global. Yo digo que la pesca como la practicamos ahora, la pesca industrial, es como una guerra contra los peces, y ganar esta guerra significa que los peces van a desaparecer. La sostenibilidad es no pescar todo lo que hay. Antes no se pod¨ªan pescar todos los peces porque estaban demasiado profundos o entre rocas, pero ahora, con los sistemas electr¨®nicos y los grandes barcos podemos atacar cada pez, no pueden escapar. Esta capacidad tecnol¨®gica implica una necesidad de ¨¢reas prohibidas que no es diferente a lo que ten¨ªamos antes cuando no pod¨ªamos llegar a todos los sitios. No podemos utilizar toda la tecnolog¨ªa que tenemos para pescar. Es lo mismo que cazar conejos con tanques, es una tonter¨ªa. Se trata de establecer un equilibro entre los cazadores y lo que se caza. Una pesquer¨ªa artesanal podr¨ªa exportar los recursos pesqueros de la plataforma continental sin la destrucci¨®n y los enormes costes que implica una pesquer¨ªa industrial.
?Pero en estos momentos hay alguna posibilidad de volver a la pesquer¨ªa artesanal? La raz¨®n por la que ahora tenemos una pesca industrial son las subvenciones y el precio bajo del combustible. Hay una patolog¨ªa, la de la energ¨ªa barata, que hace posible pescar como pescamos, pero no va a durar, y el aumento del precio del combustible supondr¨¢ que ser¨¢ imposible pescar con estos barcos enormes. No es mi opini¨®n, es una reestructuraci¨®n que ya ha empezado. Los pol¨ªticos pueden hacer dos cosas. Una, luchar para mantener la situaci¨®n actual, lo que significar¨¢ m¨¢s subvenciones para destruir m¨¢s empleo y recursos, que es lo que ocurre ahora. Por ejemplo, en Espa?a, los pescadores tradicionales pierden sus empleos porque no pueden competir con las grandes flotas. No son los ecologistas los que destruyen empleos en la pesca, son las grandes empresas. Y lo otro que se puede hacer es utilizar las sumas de las subvenciones para facilitar una reconversi¨®n que es inevitable, como pas¨® con la miner¨ªa.
Hay cient¨ªficos que dicen que se exagera, que con la pesca hay ciclos naturales y que las especies se recuperan. ?Va a pasar como con el cambio clim¨¢tico, que ha tenido negacionistas hasta que ya es imposible negarlo? Hay negacionistas que siempre llaman tremendistas a los bi¨®logos, a los ecologistas o las ONG, pese a que los cambios que vemos son cient¨ªficamente razonables, pero ellos no hacen ninguna concesi¨®n. El 0,7% actual de zonas protegidas es una zona peque?¨ªsima de los mares, los espacios que ten¨ªamos hace 20 o 30 a?os libres de pesca eran mucho mayores. Si nos negamos ahora a adoptar soluciones f¨¢ciles, eso implica que luego ser¨¢n mucho m¨¢s duras. Pasa igual con la salud, si una enfermedad la coges al principio es m¨¢s f¨¢cil tratarla que cuando est¨¢ avanzada. Discutir con los negacionistas pesqueros, como ha pasado con el cambio clim¨¢tico, es completamente in¨²til. Decir que la pesca no tiene efecto sobre los ecosistemas y que todo est¨¢ bien es una tonter¨ªa. Pero se pueden identificar los intereses econ¨®micos que tienen algunos cient¨ªficos, y cuando una persona tiene un inter¨¦s directo para mantener una situaci¨®n, autom¨¢ticamente queda descalificada. No se puede ser juez y parte.
El fin de las subvenciones, que usted reclama con urgencia, y la creaci¨®n de nuevas reservas marinas, ?ser¨ªan suficientes para frenar la situaci¨®n de deterioro de las especies marinas? No, es un error creer que este tipo de intervenciones son suficientes, pero son necesarias. Los m¨¦todos cl¨¢sicos de gesti¨®n de reservas pesqueras tambi¨¦n tienen que usarse fuera de las ¨¢reas reservadas. No podemos decir: vamos a crear nuevas reservas y hacer en el resto, en el mar libre, todo tipo de desmanes, no tiene sentido. Hay que zonificar los oc¨¦anos y en cada zona tener una gesti¨®n adecuada. Ahora todos los t¨¦cnicos comprenden que esta zonificaci¨®n es necesaria. Parece que nos resulta m¨¢s f¨¢cil entender esa situaci¨®n en la tierra, quiz¨¢ porque podemos ver lo que pasa, su enorme deterioro, pero en los mares no. Voy a decir algo que puede parecer exagerado? Si no atacamos el problema del calentamiento global vamos a entrar en problemas para nuestra propia civilizaci¨®n. Y los pr¨®ximos 10 a?os decidir¨¢n lo que va a pasar con nuestra civilizaci¨®n. No son las pesquer¨ªas, es el clima. Y tenemos que decidir desarrollar reglas como parte del ajuste para nuestra supervivencia sobre el planeta Tierra.
?Qu¨¦ papel juega la pesca en el mantenimiento de los ecosistemas marinos y en el proceso global del cambio clim¨¢tico? Creo que la pesca contribuye a los gases de efecto invernadero con un 1%, no es mucho, pero tambi¨¦n es una cantidad que debe reducirse porque m¨¢s de la mitad de esas emisiones son in¨²tiles. Otros efectos son que cambia los ecosistemas al provocar el crecimiento de algas, algunas muy peligrosas y da?inas, y tambi¨¦n alienta el crecimiento de zonas donde no hay oxigeno, zonas muertas que est¨¢n especialmente vinculadas a las actividades pesqueras. Lagente puede pensar que se debe a sustancias fertilizantes que vienen de la tierra, es as¨ª, pero tambi¨¦n est¨¢ causado por la actividad pesquera, que cambia la vida del sistema ecol¨®gico ycontribuye a efectos del calentamiento clim¨¢tico. En realidad, el calentamiento global representa una oportunidad para rehabilitar el planeta y parar la destrucci¨®n. Lo que hemos hecho hasta hoy con las zonas pesqueras es destruir los recursos, y tenemos que aprender a coexistir con la naturaleza.
Hablando de destruir, Espa?a tiene una de las mayores flotas pesqueras del mundo y tambi¨¦n es uno de los pa¨ªses que m¨¢s pescado consume. Se nos ha acusado de piratas, ?lo somos? S¨ª.
Nos hemos cargado la anchoa del Cant¨¢brico y pr¨¢cticamente el at¨²n del Mediterr¨¢neo, ?estamos abocados a comer pescado de acuicultura? No creo que la acuicultura marina pueda desempe?ar el papel que la gente espera, porque necesita cantidades cada vez mayores de harinas y aceite de pescado para los piensos, y se fabrican con peces peque?os de zonas donde no pueden crecer, en lugar de utilizarse para la alimentaci¨®n.
En Espa?a se comen, y mucho, esos pescados, la anchoa, la sardina, la caballa? Exactamente. Yo pienso que es posible adaptar las pesquer¨ªas para que produzcan para los mercados locales, como en Espa?a. Por ejemplo, en Per¨² se pescan cinco millones de toneladas de anchovetas, casi todas para harina de pescado, cuando se podr¨ªan utilizar para consumo humano. Afortunadamente, ha habido un cambio de actitud y ahora la anchoveta tambi¨¦n se utiliza en Per¨² para consumo humano, han aprendido a hacer buenos platos con este pez. Yo pienso que en el futuro el consumo no ser¨¢ s¨®lo de acuicultura, sino tambi¨¦n de peces peque?os, creo que las sardinas, anchoas y similares son los peces del futuro.
?Qu¨¦ pasa con las modas culinarias como ahora la del 'sushi', que lleva a un consumo desaforado de especies como el at¨²n mediterr¨¢neo, en grave peligro? ?Ah el sushi!, creo que son modas peligrosas en parte. El consumo de mucho sushi es un problema, por ejemplo, el at¨²n y otros pescados acumulan mercurio y otros elementos que no son buenos para el hombre. Otra cosa es el mito de que los pescados son buenos para la salud a partir de su omega3, y esto es una moda. Nosotros hemos hecho en Toronto, con otros cient¨ªficos, un estudio que se ha publicado en Medical Journal of Canadian Asociation, y parece que la evidencia de consumir determinados pescados para una buena salud no est¨¢ tan clara, sino que es otra moda. Si una persona tiene una alimentaci¨®n equilibrada, este aumento de omega3 no hace un efecto especial.
?Quiere decir que debemos consumir menos pescado? Una persona con una alimentaci¨®n equilibrada no va a aumentar su calidad de vida por comer m¨¢s pescado. Y hay much¨ªsimas personas que no consumen pescado en absoluto y no parece que tengan graves carencias, es una bobada. Yo tengo 63 a?os y recuerdo otras tonter¨ªas: la vitamina D, las fibras Cada cinco o diez a?os hay una moda alimenticia. Pero ocurre que el cambio de nuestra alimentaci¨®n va estar dictado por las circunstancias, el pescado no va a estar disponible, y eso cambiar¨¢ las cosas.
?Por qu¨¦ se les consiente a los japoneses esas pr¨¢cticas depredadoras, siguen pescando ballenas, incluso en la Ant¨¢rtida, y ahora arrasan con el at¨²n? Lo que est¨¢ pasando ahora en Jap¨®n es muy interesante. Hace seis meses estuve all¨ª y hay p¨¢nico porque piensan que no ser¨¢ posible mantener su enorme consumo de pescado. Las pesquer¨ªas locales est¨¢n destruidas y el acceso de los japoneses a otros pa¨ªses est¨¢ disminuyendo. Y no saben qu¨¦ hacer, est¨¢n en una fase de b¨²squeda de soluciones.
Usted dice que la pol¨ªtica pesquera de la UE es una farsa? Ellos lo dicen en el Libro Verde que han publicado? Yo no quiero hablar de farsa, lo que pasa es que la UE admite que hay un problema y que lo que se ha hecho hasta ahora en materia de pesca no ha servido. Lo que puedo decir es que est¨¢n considerando la supresi¨®n de subvenciones, la creaci¨®n de ¨¢reas protegidas y otras cosas.
?Hay que imponer m¨¢s vedas? Las vedas son una buena metodolog¨ªa para los peces peque?os, pero si despu¨¦s de la veda las pescas se hacen sin medida son in¨²tiles. Hay que modificar la gesti¨®n integral. La soluci¨®n no puede venir s¨®lo de una medida, sino de todas juntas, hay que reducir la presi¨®n humana en el ecosistema, la demanda que tenemos con los ecosistemas.
?Tiene alguna esperanza de conseguirlo con unas presiones econ¨®micas tan fuertes? El desaf¨ªo es claro y creo que ahora hay un riesgo que entendemos mejor, que hay un peligro de destrucci¨®n de nuestra civilizaci¨®n, y esto reducir¨¢, espero, el impacto de los grupos econ¨®micos. Pienso que saldr¨¢n nuevas reglas de funcionamiento internacional, aunque en el conjunto de la protecci¨®n ambiental la pesquer¨ªa pueda parecer un problema menor. Est¨¢ claro que tenemos un problema entre la ecolog¨ªa y la injusticia social, y eso lo podemos ver ahora con las negociaciones sobre el cambio clim¨¢tico, en las que pa¨ªses como China no quieren abandonar su expansi¨®n porque hist¨®ricamente es leg¨ªtima, aunque a nivel ecol¨®gico es una cat¨¢strofe.
D¨ªgame tres medidas claras que hay que tomar ya mismo como primer paso para afrontar el problema. Adem¨¢s de terminar con las subvenciones a la pesca -especialmente las que contribuyen a mantener situaciones falsas, como las de los combustibles y crear ¨¢reas protegidas, es imprescindible el respeto a los cient¨ªficos y a las medidas que ellos aconsejan. Hay una falta de comunicaci¨®n entre la ciencia y los que tienen el poder de decidir. En principio, los cient¨ªficos deben estimar los recursos pesqueros y c¨®mo conservarlos, pero luego son los pol¨ªticos, los gobiernos, los que usan esa informaci¨®n. Y ocurre que sus decisiones son independientes de la ciencia y s¨®lo consideran las peticiones que vienen de la industria pesquera, y no s¨®lo en los pa¨ªses subdesarrollados, tambi¨¦n en los desarrollados. En 1993 tom¨¦ una decisi¨®n, trabajar para las ONG, porque ahora, en muchos casos, representan mejor a los ciudadanos que los pol¨ªticos, que s¨®lo representan a una parte de los intereses. Pero esta representaci¨®n ciudadana antes se hac¨ªa de una forma emocional y no cient¨ªfica. Ha habido ONG que trabajaban no s¨®lo sin ciencia, sino contra la ciencia Lo que yo he descubierto es que hay que hacer ciencia que ayude a las ONG sin ser parte de su programa. Yo trabajo para ellos, pero desde fuera, soy l¨ªder de un proyecto que se llama Sea Araund Us y que estudia el impacto de las pesquer¨ªas en los ecosistemas marinos, y los resultados que se publican son muy ¨²tiles para las ONG.
Cuando ahora, que le consideran uno de los 50 cient¨ªficos m¨¢s influyentes del mundo, echa una mirada a aquel ni?o de infancia dickensiana, ?qu¨¦ piensa? Eso de la influencia es una exageraci¨®n? Desde el punto de vista estad¨ªstico, mi trayectoria ha sido muy extra?a, no se pod¨ªa pensar que aquel ni?o pobre llegar¨ªa a ser un cient¨ªfico, pero en la situaci¨®n actual puedo decir que cada cient¨ªfico conoce a muchos cient¨ªficos que son mejores que ¨¦l, y yo tambi¨¦n conozco a muchos cient¨ªficos que son mejores que yo.
Un controvertido influyente
El m¨¢s citado. Daniel Pauly (Par¨ªs, 1943), doctor en Biolog¨ªa y Oceanograf¨ªa por la Universidad de Kiel (Alemania) y profesor del Centro de Pesquer¨ªas de la Universidad British Columbia de Vancouver (Canad¨¢), centro que dirigi¨® durante cinco a?os, est¨¢ considerado un influyente bi¨®logo en materia pesquera. El modelo Ecopath por ¨¦l desarrollado es una base de datos 'online' consultada por cient¨ªficos de todo el mundo y considerada por la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) de Estados Unidos como uno de los logros m¨¢s destacados de los ¨²ltimos 200 a?os. Autor de varios libros y centenares de art¨ªculos cient¨ªficos, muchos de ellos publicados en las revistas 'Nature' y 'Science', se le tiene por el autor m¨¢s prol¨ªfico y citado en su campo.
Premiado y controvertido. Con premios como el International Cosmo Prize, el Ted Danson Ocean y el Ram¨®n Margalef de Ecolog¨ªa, Pauly, comprometido con la conservaci¨®n de la naturaleza -pertenece a la directiva de la ONG Oceana- y cr¨ªtico con Gobiernos e instituciones, es a menudo atacado por su car¨¢cter iconoclasta y sus opiniones poco convencionales. Se declara un forofo de Darwin:"Para ¨¦l, la ciencia fue muy importante, pero tambi¨¦n el hombre. La evoluci¨®n y la esclavitud fueron sus dos grandes compromisos. Eso le da calor humano y le hace muy atractivo".
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