Miles de soldados chinos blindan la capital de Xinjiang
El jefe del partido comunista de la ciudad advierte que los responsables de los disturbios ser¨¢n ejecutados
"Por favor, que todo el mundo coopere y se vaya a casa", lanzan los altavoces desde los camiones militares que peinan las calles de la ciudad. Miles de soldados y antidisturbios, armados con rifles autom¨¢ticos y bayonetas, pistolas y matracas han ocupado las principales intersecciones alrededor del barrio uigur, en el centro de Urumqi, para atajar las revueltas. Por todos lados hay columnas de camiones militares y tanquetas. "Protege al pueblo, protege al pueblo", cantan a coro los soldados, bajo sus cascos verdes, mientras los helic¨®pteros militares sobrevuelan los edificios.
Tres d¨ªas despu¨¦s de que murieran al menos 156 personas y m¨¢s de 1.000 resultaran heridas en los violentos enfrentamientos entre uigures y chinos han, con la intervenci¨®n de las fuerzas de seguridad el domingo en Urumqi (capital de la provincia occidental de Xinjiang), el Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n (EPL) despleg¨® ayer un imponente dispositivo de seguridad y se hizo con el control de la situaci¨®n, aunque continuaron produci¨¦ndose algunos ataques entre miembros de las dos etnias con armas caseras. Li Zhi, secretario del Partido Comunista en Urumqi, dijo que el Gobierno aplicar¨¢ la pena de muerte para cualquiera que sea encontrado culpable de las muertes.
Muchos caminan en grupo armados con barras y palos para protegerse
Muchos habitantes de Urumqi tienen miedo y caminan en grupo, con barras de hierro y palos de madera, algunos con clavos atravesados. Seg¨²n dicen, para protegerse. Los uigures -que son musulmanes- permanecen en gran parte recluidos en sus zonas. "Todo est¨¢ hoy m¨¢s tranquilo", dice uno, que vive cerca de donde se produjeron los mortales incidentes. El tr¨¢fico ha comenzado a ocupar las calles, y algunos negocios han abierto t¨ªmidamente las puertas, aunque la inmensa mayor¨ªa siguen cerrados. A pesar del despliegue militar, ayer hubo algunos intentos de linchamiento. Cerca del Plaza del Pueblo, una veintena de han -la etnia mayoritaria en China- se abalanzaron sobre un uigur y se liaron a palos con ¨¦l, hasta que intervino la polic¨ªa. A poca distancia de la mezquita de He Zhou, m¨¢s de un centenar de uigures con garrotes y piedras protestaron ante los cordones militares. Algunos miembros de esta etnia entraron en c¨®lera despu¨¦s de que los helic¨®pteros arrojaran pasquines acusando a la l¨ªder uigur exiliada en Estados Unidos, Rebiya Kadeer, de haber orquestado los ataques del domingo. Aseguran tambi¨¦n que los soldados permitieron a grupos de han atacar impunemente casas y restaurantes en las zonas musulmanas durante la noche, a pesar del toque de queda imperante.
Pero no hubo manifestaciones como las que tuvieron lugar el martes, cuando turbas armadas con machetes, tuber¨ªas e incluso palas y cuchillos de cocina se lanzaron, en un ataque de odio colectivo, contra el barrio uigur, en busca de venganza. La marcha, en la que participaron miles de personas, fue dispersada con gases lacrim¨®genos por los antidisturbios en el barrio de Tian Shan. Muchos de los fallecidos el domingo fueron acuchillados por uigures, otros cayeron bajo las balas del Ej¨¦rcito, seg¨²n testigos del incidente. El Gobierno chino se ha negado a identificar la etnia de las v¨ªctimas.
Algunos ciudadanos de Urumqi se quejan de que el Ej¨¦rcito haya tardado tres d¨ªas en frenar las revueltas. Algunos observadores creen que los incidentes del martes fueron tolerados en cierta medida por las autoridades como v¨¢lvula de escape para aliviar la ira de la comunidad han ante los asesinatos. "Los han estamos muy enfadados, y las protestas de ayer s¨®lo duraron dos horas", dice un joven empresario. El Gobierno impuso el martes el toque de queda, que se extiende entre las ocho de la noche y las ocho de la ma?ana.
Las autoridades han enviado mensajes a los tel¨¦fonos m¨®viles, requiriendo a la gente calma, que conf¨ªe en el Gobierno y que no incumpla la ley. La radio ha difundido recomendaciones similares y un n¨²mero de cuenta bancaria para ayudar a los afectados. "El secretario
[del Partido Comunista en Xinjiang] Wang pide a todo el mundo que vuelva a casa, se reincorpore a sus unidades de trabajo y regrese a sus comunidades", reza una de las octavillas arrojadas desde los helic¨®pteros, escrita en caracteres chinos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.