"Bienvenidos a la ciudad de Tata"
"Bienvenidos a Tata", reza un cartel en la estaci¨®n de trenes. Tata Group, el mayor conglomerado indio, no s¨®lo alardea de que sacar¨¢ este a?o al mercado Nano (el coche m¨¢s barato del mundo): tambi¨¦n tiene una ciudad. Al noroeste del pa¨ªs, en el Estado de Jharkhand, est¨¢ Tata Nagar -ciudad de Tata en castellano-, donde abri¨® la primera planta Tata Steel, la acer¨ªa m¨¢s antigua de la India y la sexta del mundo por tama?o.
"La historia de Tata Steel y la de esta ciudad est¨¢n ligadas al surgimiento de la industria en la India", dice, Behroze Gazder, gu¨ªa en un museo de la empresa. El otro nombre de la ciudad, "Jamshedpur", viene de Jamshetji Nusserwanji Tata, el bisabuelo de Ratan Tata, el actual presidente del grupo.
Tiene 1,1 millones de vecinos y es ciudad l¨ªder por calidad de vida en la India
J. N. Tata, como se le conoce, era de una rica familia parsi. A finales del siglo XIX, fund¨® el Instituto Indio de Ciencias en Bangalore, dio luz a Bombay, instalando la electricidad por primera vez en una ciudad del subcontinente y tambi¨¦n le dio su edificio m¨¢s famoso: el hotel Taj Mahal. Quiso hacerlo tan lujoso tras ser rechazado de un hotel con due?os brit¨¢nicos. "No se permite la entrada a perros ni a indios", dec¨ªa un letrero.
Con esp¨ªritu independentista, J. N. puso sus ojos en el negocio del acero al escuchar en una conferencia que de esta aleaci¨®n depend¨ªa el desarrollo de la infraestructura de un pa¨ªs. Hall¨® el mejor lugar para producirlo en India (cerca de yacimientos de hierro, de cal y de fuentes de agua) y trajo expertos de Pittsburgh. Pero no lleg¨® a ver el proyecto terminado: muri¨® en 1904 y la planta empez¨® a funcionar en 1907, tras 20 a?os de esperar el permiso de la corona brit¨¢nica.
Alrededor de la acer¨ªa, ubicada en la selva, fue creciendo la ciudad, que en el ¨²ltimo censo, en 2001, contaba con 1,1 millones de habitantes. Su econom¨ªa depende casi totalmente de Tata Steel. Aunque "s¨®lo" tiene 18.000 empleados en la ciudad, ha atra¨ªdo a la automovil¨ªstica Tata Motors, y a proveedores y servicios para los dos gigantes y sus empleados.
La planta, con 20 kil¨®metros cuadrados, ocupa casi una cuarta parte de la ciudad, tiene dos lagos y un sistema de trenes interno, con 80 locomotoras. La ciudad, incluido su aeropuerto, est¨¢ manejada por Tata: no tiene Ayuntamiento. Salvo la ley y el orden, los servicios los presta Jusco, una subsidiaria 100% de Tata Steel.
Sus ciudadanos parecen contentos, al menos los m¨¢s ricos. "Vivimos bien, lo tenemos todo y hay muchas oportunidades", dice Mitchu Kamani, agitando sus manos con anillos y pulseras con diamantes.
La ciudad fue calificada como la segunda mejor en calidad de vida en India en 2008, tras Chandigarh (la capital de Punjab), en un estudio de Nielsen. Tiene m¨¢s ¨¢reas verdes, mejores avenidas y menos pobres que el resto de la India. Pero tambi¨¦n tiene su lado malo. Un empresario dice: "Hay ciudadanos de primera y de segunda. A quienes no trabajan para Tata les cobran m¨¢s caros los servicios". Pero s¨®lo al cruzar las v¨ªas del tren o los r¨ªos que la delimitan las cosas son bien distintas: cerros de basura, suministro de agua limitado a dos horas al d¨ªa y cortes continuos de electricidad.
Las cosas, sin embargo, no van del todo bien para Tata. En el ¨²ltimo a?o fiscal su beneficio neto consolidado -mil millones de d¨®lares- ha ca¨ªdo un 60%. Se consuelan con que en la India la demanda de acero ha ca¨ªdo menos que en otros mercados. "No tendr¨¢ impacto en la expansi¨®n prevista de nuestra planta de Jamshedpur de hasta 10 millones de toneladas en 2010", dice un portavoz de la empresa. Pero fuera de la ciudad de Tata el futuro es m¨¢s incierto. En las empresas europeas de Tata Steel hay 2.000 empleos en riesgo.
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