Pa¨ªs
Leo en EL PA?S que Campos, el ex vicepresidente valenciano, admitir¨¢ haber aceptado regalos de El Bigotes con el argumento de que fueron personales. El ser humano es tan vanidoso que todos estos se?ores que, nada m¨¢s auparse al cargo, empiezan a recibir zalamer¨ªas, arrumacos y lindos presentes por doquier, siempre se piensan que es por su simpat¨ªa natural, por el irrefrenable afecto que son capaces de despertar en las masas y por sus indudables merecimientos. Luego, cuando llegue el momento de ser descabalgados del poder, seguramente se entregar¨¢n al m¨¢s amargo llanto: ah, todos esos que tanto me quisieron y que tantos trajecitos me ofrecieron, ?d¨®nde est¨¢n ahora? Una pregunta tonta de respuesta f¨¢cil: regalando cacer¨ªas o trajes al siguiente. Lamentablemente, Espa?a tiene unas costumbres sociales pantanosas, y en cuanto a la ¨¦tica de la gesti¨®n p¨²blica, es que ni sabemos c¨®mo se tararea. Seguimos viviendo en los usos propios del caciquismo, en la adulaci¨®n, la pleites¨ªa y el soborno disfrazados de regalito tradicional. Es algo tan arraigado que est¨¢ hasta en nuestros chistes, racialmente simbolizado en una pata de jam¨®n.
Y es que este pa¨ªs, por desgracia, sigue siendo definitivamente diferente. ?En qu¨¦ otro lugar de la UE puede darse algo como la Ca?ada Real Galiana, por ejemplo? Una ciudad sin ley de m¨¢s de 40.000 habitantes, con hoteles, chalets enormes, calles asfaltadas y edificios de varias plantas... Todo fantasmal, urban¨ªsticamente inexistente, un agujero negro administrativo en el coraz¨®n del Gran Madrid. Un asentamiento ilegal descomunal que lleva d¨¦cadas en funcionamiento. Un verdadero r¨¦cord del comportamiento asocial. Para m¨ª, la alucinante Ca?ada Real y los regalos de El Bigotes son dos facetas de lo mismo. En ilegalidad e incivilidad los espa?oles siempre hemos sido grandes maestros.
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