El vaiv¨¦n del tripartito y la 'sociovergencia'
El acuerdo sobre la financiaci¨®n de la Generalitat ha reequilibrado una situaci¨®n pol¨ªtica en la que el Gobierno catal¨¢n andaba cojeando, tocado por su incapacidad de fijar una posici¨®n ¨²nica sobre la Ley de Educaci¨®n. Esa ley fue aprobada por una mayor¨ªa parlamentaria de centro-izquierda, la sociovergencia, que muestra claramente la viabilidad de una alternativa al tripartito de izquierdas. Hay una tercera gran opci¨®n en liza, la del centro-derecha, pero s¨®lo es operativa cuando CiU y el PP forman mayor¨ªa en el Parlament, lo que, obviamente, no es el caso en la actualidad.
En el contencioso de la financiaci¨®n, la c¨²pula de CiU ha preferido quedar fuera de un pacto en el que pod¨ªa haberse apuntado tambi¨¦n sus puntos. El protagonismo negociador ha reca¨ªdo en el Gobierno tripartito, y en particular en el consejero Antoni Castells, que no les dejaba espacio. Pero, en puridad, se trata del desarrollo del Estatuto de Autonom¨ªa que el l¨ªder nacionalista Artur Mas pact¨® en 2006 con Rodr¨ªguez Zapatero. La mejor baza de CiU estaba en el Congreso, donde podr¨ªa hacer valer su apoyo al acuerdo negociado por Castells, si no lo hubiera descalificado de entrada. Al descartar esa opci¨®n, ha colocado los tres esca?os de ERC en posici¨®n de bisagra en el Congreso. Un regalo ca¨ªdo del cielo para Joan Ridao.
CiU y el PSC mostraron con la Ley de Educaci¨®n la viabilidad de una alternativa al tripartito
En cambio, la moment¨¢nea viabilidad de la sociovergencia expresada por la Ley de Educaci¨®n hab¨ªa sido, sobre todo, un ¨¦xito de CiU, por mucho que tambi¨¦n una parte del PSC se sienta c¨®moda en ella. El triunfo de CiU ha sido doble. Por una parte, ha logrado imponer sus contenidos en asuntos que afectan al clasismo en el sistema educativo y refuerzan la hegemon¨ªa que la patronal de la ense?anza privado-religiosa tiene en ¨¦l. Por otra parte, CiU ha conseguido este triunfo a base de quebrar la cohesi¨®n del Gobierno tripartito y de alumbrar una pr¨¢ctica in¨¦dita en Catalu?a: la de los descoyuntados gobiernos que prefieren aprobar leyes con el apoyo de la oposici¨®n a costa de romper su propia mayor¨ªa parlamentaria. Ni que decir tiene que esto ampl¨ªa el margen de maniobra de CiU como eventual alternativa.
El mensaje lanzado con esta operaci¨®n por el presidente Montilla a los electores de izquierda ha sido inequ¨ªvoco: si no logra en el seno de su Gobierno un acuerdo sobre una determinada ley, no duda en recurrir al principal partido de la oposici¨®n, CiU. Es como si hubiera dicho: "De los tres partidos que formamos este Gobierno, hay uno que importa muy poco. Puede opinar e incluso votar lo que quiera en el Parlament, porque a la hora de aprobar una de las leyes m¨¢s importantes de la legislatura, ni le necesito ni le quiero: la aprobaremos con la derecha". Contra lo que pudiera parecer, la principal v¨ªctima de esta situaci¨®n no es Iniciativa Verds-EUiA, la fuerza que ha quedado en minor¨ªa, sino el principio de cohesi¨®n gubernamental. Montilla lo ha sacrificado y ha mostrado que puede jugar con dos barajas: una con la izquierda y otra con el centro-derecha nacionalista. La del tripartito y la de la sociovergencia
Un Gobierno que se tomara en serio a s¨ª mismo no habr¨ªa hecho esto. Y un Gobierno que no se toma en serio a s¨ª mismo, dif¨ªcilmente ser¨¢ tomado en serio por los dem¨¢s. Con raz¨®n han subrayado algunos comentaristas conservadores a prop¨®sito de este lance cu¨¢n extra?a situaci¨®n es esa en la que un Gobierno se permite votar dividido una ley sin que pase nada.
Fue, pues, con ajustada adecuaci¨®n a los hechos como un periodista de TV-3 pudo decir el 1 de julio, al dar cuenta de la aprobaci¨®n de la Ley de Educaci¨®n en la C¨¢mara, que se acababa de crear "una nueva mayor¨ªa parlamentaria". Nadie sabe si esa mayor¨ªa va a reproducirse en lo que quede de legislatura y tampoco si es un ensayo para la pr¨®xima, como desean una parte de CiU y otra del PSC. Ahora los nacionalistas no han querido o no han podido reeditar esa f¨®rmula en la reforma de la financiaci¨®n de la Generalitat. Han perdido una oportunidad, pero lo cierto es que su capacidad de intervenci¨®n en un proceso pilotado por Castells era muy reducida. Incluso Esquerra ha tenido que esperar al ¨²ltimo minuto para poder salir en la foto. El pr¨®ximo envite ser¨¢ a prop¨®sito de la oferta lanzada por Mas al Gobierno para un pacto nacional sobre grandes infraestructuras. CiU lleva tiempo buscando realizar en este ¨¢mbito la misma jugada que le ha salido bien con la Ley de Educaci¨®n. Habr¨¢ que ver si Montilla quiere volver a jugar con dos barajas.
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