Pecadillos de ¡®corn flakes¡¯
Los postres son el peor enemigo del hombre. El lado oscuro. El reverso tenebroso. Especialmente en verano. Un acosador pertinaz y cabrito que nos persigue desde el principio de los tiempos. Tomemos el caso de Ad¨¢n y Eva. Estaban en un sitio en el que pod¨ªan comer de todo, vivir sin trabajar, no madrugar y pasearse en bolas como si aquello fuera una villa de Berlusconi. Una juerga. Entonces ?por qu¨¦ acabaron nuestros primigenios padres fuera del Para¨ªso? Obvio, por culpa del postre. La maldita manzana. Lo que pasa siempre, que no somos capaces de quedarnos satisfechos con un primer plato exquisito y un segundo rotundo y saciante. Que no. Que nos queda siempre un huequecillo. Yo me tomar¨ªa algo dulce, decimos insensatos y abrimos la caja de Pandora que, como todo el mundo sabe, estaba llena de calor¨ªas. As¨ª empiezan los desastres. Ten¨ªa yo en casa unos inocentes corn flakes que pod¨ªa haberme comido tranquilamente sin grandes pesares. Pues no. La tentadora serpiente se me apareci¨® en forma de natillas, con taimada lengua de mermelada y ojos de sirope de caramelo, y a tomar por saco el para¨ªso. Postre de obeso al canto. Lo peor no es que nos echaran del Ed¨¦n, no es que a partir de entonces tuvi¨¦ramos que ganarnos el pan con el sudor de la frente, ni parir los hijos con dolor. No. Fue que a partir de aquel momento, y ya por toda la eternidad, los postres iban a engordar. Un huevo.
Ingredientes
- 1 paquete de corn flakes
- 1 envase de natillas de raci¨®n
- Mermelada de naranja amarga
- Caramelo l¨ªquido
Instrucciones
No puede ser más sencilla, teniendo en cuenta los muchos y libidinosos deleites que puede proporcionarnos. Cogemos el envase de natillas (preferiblemente Montero que son más consistentes) que tendremos bien frío de la nevera. Lo vaciamos en un bol y le añadimos un puñado de nuestros corn flakes.
Removemos bien y lo ponemos (si tenemos) en un aro de emplatar, de esos abiertos por los dos lados. También lo podemos presentar en una copa o a pelo sobre el plato, en plan más rústico.
Extendemos sobre nuestra mezcla una capa de mermelada de naranja amarga y adornamos con unos corn flakes. Quitamos el molde, adornamos con unos hilillos de caramelo líquido y listo.
Si lo metemos en la nevera mucho rato los cereales se van a reblandecer un poco y la cosa va a perder parte de su gracia, así que lo mejor es tener frías la mermelada y las natillas y zamparse el postre recién hecho.
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