Del populismo al despliegue vocal
Anastacia convence a 3.000 seguidores con un irregular espect¨¢culo
Que el p¨²blico no empiece el concierto entregado no supone un problema para ella. Anastacia (Chicago, 1968) nunca lo ha tenido nada f¨¢cil. Su padre la abandon¨® de peque?a. Tard¨® en triunfar en la m¨²sica hasta cumplidos los 30, y sigue sin vender en su propio pa¨ªs. Sabe lo que es luchar: ha sobrevivido a una operaci¨®n de colon y a un c¨¢ncer de mama. A estas alturas, no se va a poner nerviosa porque no la reciban con pancartas. Se quita las gafas y mira a los ojos al personal. Dice unas palabritas en castellano. Improvisa un "cumplea?os feliz" a una seguidora. O sube al escenario a un incondicional. Recursos populistas, pero efectivos.
Es una artista contradictoria. Empezando por su voz: su timbre y su potencia vocal son propias de una negra corpulenta, pero en realidad no pasa de 1,60. Y a sus 41 a?os lleva plataformas, gafas (para adornar, porque ya se oper¨® de miop¨ªa), melena rubia y ropa ce?ida, lejos de la estilizaci¨®n (pelo corto, vestidos elegantes) a la que se someti¨® para su ¨²ltimo ¨¢lbum, Heavy rotation.
No se le puede achacar que no se entregue en el directo
Su ¨²ltima gira se vende como "intimista" (quiz¨¢ se deba a un recorte de presupuesto), pero parece que ella deseara estar m¨¢s en el Bernab¨¦u que en el escenario de Puerta del ?ngel. La puesta en escena, con unas escaleras y una pantalla donde se proyectaban videoclips, encajar¨ªan m¨¢s en un gran estadio. Para olvidar, ese momento entre cutre y bochornoso en el que un bailar¨ªn se ducha durante una balada.
Si ella es contradictoria, no menos lo es su p¨²blico. La mayor¨ªa coincide en que su mayor cualidad es la voz, pero unos alaban su ¨²ltimo cambio de imagen -"parece m¨¢s ella, y no un producto mercantil", dice Sara- y, otros, como Juan, creen que su anterior estilo, "menos arreglada, m¨¢s aut¨¦ntica" les gustaba m¨¢s. Pero comparten que "merece la pena verla en directo para constatar que efectivamente no es negra".
Amparo desear¨ªa que Anastacia cantase m¨¢s a capella ("es impresionante"), mientras que otros alaban la instrumentaci¨®n que la acompa?a: una banda de pop-rock tradicional a la que se suman sintetizadores m¨¢s propios del R&B y del soul. Hay quien dice, incluso, que lo que hace "no es comercial", y que "algunas de sus canciones hay que madurarlas para que te gusten". Sin embargo, el arranque del concierto lo deja claro: One day in your life, su ¨²nico tema que son¨® en todas las discotecas y de verdad puede considerarse un ¨¦xito. Hasta en esa elecci¨®n resulta contradictoria la cantante. ?Es valiente o cobarde? Pierde su mejor baza, pero se mete a todos en el bolsillo...
El repertorio tambi¨¦n deja luces y sombras: arrasa con I'm outta love, pero naufraga con Thought I'd told you that, en la que comete el error de permitir que Elizabeth, su corista negra, le robe por completo el protagonismo.
El concierto, en definitiva, podr¨ªa considerarse un reflejo de su carrera: con m¨¢s de 20 millones de discos vendidos, no acaba de consolidarse. Lejos queda la osada y prematura comparaci¨®n con Aretha Franklin. Aun as¨ª, su perfecta afinaci¨®n y su energ¨ªa no pueden discutirse. Como tampoco se le puede achacar que no se entregue en directo. A sus 3.000 seguidores no les importan sus contradicciones.
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