Guardias civiles y polic¨ªas al otro lado de la ley
Dos investigaciones abiertas en Barcelona confirman e1 efecto corruptor del crimen organizado
Crece en Espa?a la capacidad del crimen organizado para influir sobre jueces, pol¨ªticos y polic¨ªas. Dos casos en Barcelona imputan a numerosos delincuentes, guardias civiles, polic¨ªas, mandos policiales, un ex ertzaina, un mosso d'esquadra, pol¨ªticos, un periodista, funcionarios de Justicia, abogados y empresarios. Hace unos d¨ªas ha sido conocida la presunta relaci¨®n del jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Guadalajara con un narcotraficante.
Los informes del Ministerio del Interior vienen advirtiendo en los ¨²ltimos a?os de la capacidad de las bandas criminales para penetrar en las capas m¨¢s sensibles de la sociedad espa?ola. En concreto, esos informes alertan de un progresivo incremento de casos de tr¨¢fico de influencias que afectan a jueces, pol¨ªticos y polic¨ªas. El riesgo se ha hecho realidad.
Los asuntos investigados giran sobre la prostituci¨®n y el narcotr¨¢fico
Crecen los casos de tr¨¢fico de influencias, seg¨²n el Ministerio del Interior
El juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska ha destapado ahora un entramado corrupto que supuestamente afecta al jefe de la Guardia Civil de Guadalajara, teniente coronel Jos¨¦ Miguel Casta?eda, acusado de presunta colaboraci¨®n con el narcotr¨¢fico y blanqueo de capitales, denuncia falsa y cohecho.
Unos meses antes, una compleja investigaci¨®n de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n en Catalu?a permiti¨® diseccionar dos casos enlazados entre s¨ª que describen un panorama de corrupci¨®n generalizada que afecta a una variedad de funcionarios p¨²blicos y profesionales: adem¨¢s de los delincuentes profesionales, est¨¢n imputados funcionarios de la Seguridad del Estado, funcionarios de juzgados, concejales, un reportero y, por supuesto, abogados y empresarios. Teniendo en cuenta que algunos de estos personajes est¨¢n tambi¨¦n presentes en otros sumarios, la sombra de la sospecha alcanza a alg¨²n diputado y alg¨²n pol¨ªtico relacionado con mafiosos rusos.
Los analistas policiales coinciden en que se alcanza el ¨²ltimo escal¨®n (y el m¨¢s peligroso) en el asentamiento de bandas criminales cuando ¨¦stas se encuentran en condiciones de penetrar las capas altas de la Administraci¨®n: la judicatura, la polic¨ªa y los partidos pol¨ªticos, tres de los bastiones del Estado de derecho. Un repaso de las causas pendientes y sumarios bajo secreto revela que el n¨²mero de incidencias que afectan a funcionarios de estos cuerpos ha crecido en los ¨²ltimos tiempos. Y si alg¨²n caso puede servir de ejemplo, ¨¦ste se ha dado en Barcelona.
Barcelona es el escenario de dos investigaciones que parec¨ªan llevar vidas separadas, pero cuya investigaci¨®n ha ido determinando que tienen puntos en com¨²n. Uno de los casos tiene como eje central el tr¨¢fico de drogas; el otro, gira en torno a la prostituci¨®n en locales de lujo.
Caso n¨²mero 1. Es un asunto complejo cuya investigaci¨®n data de la madrugada del lunes 24 de enero del 2005 y que durmi¨® el sue?o de los justos en un juzgado durante m¨¢s de dos a?os. Aquella noche de hace m¨¢s de cuatro a?os, dos coches y una furgoneta entraron en el recinto cerrado del puerto de Barcelona. Sus 12 ocupantes se dirigieron a un bloque de dos contenedores. Tras forzar las cerraduras, encontraron lo que estaban buscando: un cargamento de gambas congeladas y... casi 1.200 kilos de coca¨ªna como acompa?amiento. La investigaci¨®n de los pormenores de este robo se prolong¨® un a?o y medio. ?Por qu¨¦? Por dos motivos: primero porque no se trataba de un asalto cualquiera: ese contenedor estaba vigilado por la Guardia Civil desde que la DEA (Agencia antidroga de EE UU) alert¨® de que hab¨ªa salido de Venezuela rumbo a Barcelona, donde lleg¨® el 16 de diciembre de 2004. Las gambas y la coca¨ªna llevaban en Barcelona 39 d¨ªas a la espera de que alguien reclamara su traslado a Valencia, su destino final. Se trataba de averiguar as¨ª qui¨¦n era su destinatario. El asalto frustr¨® la investigaci¨®n. Hab¨ªa un segundo motivo: en el robo de la coca¨ªna estaban implicados cinco guardias civiles, un inspector jefe de polic¨ªa y un mando de Polic¨ªa Local, adem¨¢s de una banda de delincuentes.
El 6 de julio de 2006, la Guardia Civil llev¨® el caso al juzgado de Martorell. Durante un a?o, el sumario estuvo parado a pesar de que el material investigado era sorprendentemente bueno. Por ejemplo, exist¨ªa una grabaci¨®n en la que un interlocutor le exig¨ªa explicaciones a otro sobre un segundo robo en el contenedor del puerto (parece ser que algunos de los delincuentes volvieron una segunda vez) y, a la vista de que ¨¦ste negaba cualquier implicaci¨®n, el interlocutor le peg¨® un tiro en la pierna a uno de sus colaboradores. Los disparos, los gritos de dolor y la confesi¨®n de la v¨ªctima se escucharon en vivo y en directo a trav¨¦s del tel¨¦fono pinchado.
La Guardia Civil de la Zona de Catalu?a decidi¨® entrar en el asunto, a la vez que la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n tomaba las riendas de la investigaci¨®n. A partir de ese momento, las pesquisas adquirieron un nuevo impulso y desvelaron una compleja trama de amistad y complicidades entre una banda de delincuentes encabezada por Javier S. R, alias Trapero, y un grupo de guardias civiles dirigido por el agente Antonio S. M, apodado El Tete.
Los cacos, radicados en Barcelona desde 1990, se hab¨ªan iniciado en el tr¨¢fico de coches robados. M¨¢s tarde ampliaron su negocio al narcotr¨¢fico. En un determinado momento, los guardias civiles con los que se relacionaban "pasaron a orientar a los delincuentes en su il¨ªcito quehacer", conform¨¢ndose as¨ª "una fruct¨ªfera empresa criminal", seg¨²n informes aportados al sumario.
Pero no s¨®lo hab¨ªa una comunidad de intereses entre unos y otros, sino que cada vez parec¨ªa m¨¢s claro que los jefes de esa organizaci¨®n eran los guardias civiles. Coches y drogas en el escenario. No era casual: algunos de estos guardias hab¨ªan pasado desde la unidad de Tr¨¢fico hasta la encargada de la vigilancia en el puerto de Barcelona como consecuencia del despliegue de los Mossos d'Esquadra, cambiando as¨ª de negocio. Otros ten¨ªan su sede en el cuartel de Mollet del Vall¨¦s, donde se hab¨ªan producido algunos hechos sospechosos. Estos guardias civiles se quedaban con la droga oculta en coches, que la cambiaban por harina, o bien sacaban partido del puerto de Barcelona, por donde circulan cada a?o m¨¢s de cuatro millones de contenedores repletos de mercanc¨ªas. Algunos miembros del grupo eran propietarios de una discoteca, usaban coches de alta gama o planeaban realizar inversiones en una urbanizaci¨®n de Vigo (Pontevedra). Otros pod¨ªan enviar a sus hijos a estudiar a Inglaterra con la tranquilidad de que la factura la pagaba un tercero.
Entre medias, operaciones sospechosas, confidentes igualmente sospechosos y situaciones nunca aclaradas como la muerte del magistrado barcelon¨¦s Guillermo Castell¨® Guilabert, el 26 de octubre de 2005, en un extra?o accidente de tr¨¢fico ocurrido en El Perell¨® (Tarragona). O las actividades de un periodista de El Mundo, Nando Garc¨ªa, que presuntamente recibi¨® dinero por difundir informaciones con el supuesto prop¨®sito de desacreditar al jefe de las investigaciones, el coronel Miguel G¨®mez Alarc¨®n.
La pr¨¢ctica de nuevas investigaciones sirvi¨® para imputar el pasado febrero al teniente coronel de la Guardia Civil Alfonso L¨®pez Rubio y para dibujar un escenario tenebroso de amistades, negocios sucios y actividades no menos sucias: en su intento por eludir la investigaci¨®n, algunos de los implicados llegaron a verter acusaciones sobre los jefes de la Guardia Civil que les investigaban, implicando en ello incluso a un general. El colof¨®n de la historia es igualmente llamativo: la fianza de 12.000 euros impuesta al citado teniente coronel para eludir su ingreso en prisi¨®n fue pagada por el due?o de un club de alterne de Tarragona.
Caso n¨²mero 2. Afecta sobre todo al Cuerpo Nacional de Polic¨ªa. Este caso ser¨ªa m¨¢s sencillo si no fuera porque algunos personajes del caso n¨²mero 1 aparecen en el caso n¨²mero 2, se?al de que la corrupci¨®n era m¨¢s grave de lo que se supuso inicialmente. El caso, que estall¨® en octubre de 2007, tiene su epicentro en dos conocidos locales de prostituci¨®n de Castelldefels (Barcelona): el Riviera y el Saratoga. El primero, con un promedio de 200 mujeres, disfrutaba de protecci¨®n policial: alguien avisaba con antelaci¨®n de la llegada de una inspecci¨®n a fin de que fueran retiradas las chicas menores de edad o que trabajaban sin papeles. El Saratoga (promedio de 100 chicas) tambi¨¦n gozaba de amparo policial, pero su protector era un polic¨ªa retirado.
En esas circunstancias, un tercer polic¨ªa, Jos¨¦ Javier M. P., conocido como Jordi, decide ocupar el puesto de su ex compa?ero, se ofrece a los due?os del local y pide su comisi¨®n (3.000 euros al mes). Como quiera que ese ofrecimiento lo hace bajo amenazas (o me contratas o te hago la vida imposible) y que el protector en ejercicio se entera y estaba muy lejos de dejar vacante su puesto, le tienden una trampa: le citan en un hotel de Barcelona con idea de grabar la entrevista y la entrega de un dinero. Y, adem¨¢s, lo denuncian a la Guardia Civil.
La cita se produce, pero algo sale mal cuando los guardias civiles se disponen a detenerle. Entonces se desata una persecuci¨®n por las calles de Barcelona, que el denunciado aprovecha para arrojar a la v¨ªa p¨²blica los 4.000 euros que le acaban de dar, ante el estupor de los viandantes. A Jordi le ten¨ªan preparada alguna sorpresa m¨¢s en forma de denuncias por ocultar pasaportes y objetos sospechosos, entre ellos un ordenador, en su taquilla. Ni qu¨¦ decir tiene que Jordi estaba adscrito a la Brigada de Extranjer¨ªa, la encargada del control de las mujeres que trabajaban en los clubes.
Pero hab¨ªa algo m¨¢s que un mero conjunto de denuncias con Jordi como protagonista. Ese algo m¨¢s es la existencia de una red de polic¨ªas que proteg¨ªan ambos locales, organizaci¨®n en la que ten¨ªan un papel dominante un comisario y un inspector jefe, adem¨¢s de un ex ertzaina. Ese algo m¨¢s es la existencia de un despacho de abogados, en cuyo local social ten¨ªa su sede una asociaci¨®n catalana de empresarios de clubes de alterne que hac¨ªa las veces de tapadera y que obligaba a los due?os de estos clubes a inscribirse como socios y a pagar su correspondiente cuota para asegurarles no s¨®lo la protecci¨®n jur¨ªdica, sino tambi¨¦n la protecci¨®n policial.
Los investigadores tienen conocimiento de pagos a los implicados, de invitaciones a viajes con sus mujeres e incluso del abono de una operaci¨®n de cirug¨ªa est¨¦tica para la hija de uno de los polic¨ªas (6.000 euros). Aparecen en escena ex concejales del PP, tr¨¢mites de licencias municipales a cambio de dinero, polic¨ªas que se quedan con joyas tras un registro... Y para remate, algunos actores del caso n¨²mero 1 figuran tambi¨¦n en el caso n¨²mero 2.
Las t¨¢cticas de la mafia italiana y sus grupos afines pasan por la compra de jueces, que a la postre son quienes tienen el poder de decisi¨®n sobre la libertad o el encarcelamiento de los delincuentes. Y, sin embargo, en Espa?a apenas aparecen jueces corrompidos. ?Por qu¨¦? "Quiz¨¢s porque el sistema funciona tal mal que no es necesario comprar jueces", seg¨²n opina un destacado fiscal.
230 agentes en prisi¨®n
Algunas caracter¨ªsticas de los casos investigados en Barcelona son similares a otros a¨²n sin aclarar sucedidos en otras localidades de Espa?a. La diferencia est¨¢ en que estos ¨²ltimos est¨¢n lejos de resoluci¨®n. El secreto de sumario protege estas investigaciones, pero tambi¨¦n puede ser la excusa para evitar explicar que se ha avanzado poco en su esclarecimiento.
Hay 100 kilos de coca¨ªna y hero¨ªna que fueron sustra¨ªdos de la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Sevilla. Quienes se llevaron la droga la sustituyeron por talco. El robo se produjo el 5 de junio de 2008 y a pesar de algunas manifestaciones, entre ellas las del ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, anunciando el final de las investigaciones, sigue sin aparecer la luz al final del t¨²nel.
Tambi¨¦n cabe recordar otro caso similar ocurrido en 2006: el hurto de 20 kilos de coca¨ªna en la Jefatura de Polic¨ªa de Valencia por parte de dos agentes.
El n¨²mero de agentes del orden que est¨¢n en prisi¨®n -la mayor¨ªa por corrupci¨®n- se eleva a 230. Es una cifra peque?a si se tiene en cuenta que hay 170.000 funcionarios de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Pero aumenta a?o tras a?o con episodios tan llamativos como la reciente sentencia contra el inspector Jos¨¦ G¨®mez, condenado a nueve a?os de c¨¢rcel por cobrar 600.000 euros de la mayor narcotraficante de Baleares, Francisca Cort¨¦s, La Paca.
Impotencia ante la delincuencia de corte mafioso
La Costa del Sol es escenario de una serie de episodios, todav¨ªa en proceso de investigaci¨®n, donde se describen peligrosas relaciones entre delincuentes internacionales, mandos de las fuerzas de seguridad e incluso jueces, sin entrar a considerar la gran cantidad de pol¨ªticos y concejales implicados en procesos donde, adem¨¢s de la simple corrupci¨®n urban¨ªstica, se desprenden otras derivaciones.
Este fen¨®meno con base en la delincuencia organizada ha motivado algunos movimientos institucionales. La Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n modific¨® su denominaci¨®n en 2007 ampliando sus competencias al crimen organizado y a delitos tales como el blanqueo de capitales. Desde entonces, a petici¨®n del actual fiscal general del Estado, C¨¢ndido Conde-Pumpido, esta instituci¨®n pas¨® a denominarse Fiscal¨ªa Especial contra la Corrupci¨®n y la Criminalidad Organizada. En la memoria correspondiente al a?o 2008, la fiscal¨ªa advert¨ªa de su escasez de medios a la vista de un incremento del cien por cien en el n¨²mero de casos investigados, producto de nuevas pesquisas relacionadas con la delincuencia organizada: dicha fiscal¨ªa tramitaba a finales de a?o 246 casos, cinco veces m¨¢s que cuando fue creada en 1997.
De la citada memoria se desprend¨ªa un comentario preocupante: "El crimen organizado est¨¢ especialmente presente en la contrataci¨®n de obras p¨²blicas, donde, adem¨¢s de obtener beneficios patrimoniales, las redes de corrupci¨®n ampl¨ªan sus contactos pol¨ªticos". No es una reflexi¨®n aislada. El presidente de la Audiencia Nacional, ?ngel Juanes, lanz¨® un enigm¨¢tico aviso durante su reciente toma de posesi¨®n: "Asistimos con impotencia a la aparici¨®n de un fen¨®meno criminal de primera magnitud: la delincuencia organizada trasnacional, con un poder extraordinario de corrupci¨®n y adaptabilidad a los distintos contextos sociales y pol¨ªticos".
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