"Cay¨® un tubo de escape por el techo"
Casi medio centenar de vecinos de los bloques cercanos a la casa cuartel sufri¨® da?os en sus viviendas, pero s¨®lo 14 pidieron ser realojados
El acceso a la calle de Jerez, en Burgos, una de las m¨¢s afectadas por el coche bomba que explot¨® la madrugada de ayer, era al mediod¨ªa un paseo abarrotado de vecinos inquietos por el estado de sus casas, pero tambi¨¦n de decenas de curiosos. A esa hora, Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez, propietario de un piso en el n¨²mero 21, a unos 50 metros del lugar de la explosi¨®n, frente a la casa cuartel de la Guardia Civil, estaba indignado porque no pod¨ªa acceder a su piso por el cord¨®n policial: "Aqu¨ª hay m¨¢s turismo que en la catedral. Yo s¨®lo quiero entrar a mi casa para que mi mujer sepa que estoy bien, nada m¨¢s. Llevo fuera varias horas y debe pensar que me ha pasado algo".
Las viviendas de medio millar de vecinos de los bloques cercanos a la casa cuartel sufrieron desperfectos por la explosi¨®n, seg¨²n los datos del alcalde, Juan Carlos Aparicio, aunque s¨®lo 14 se negaron a volver a sus viviendas y pidieron ser realojados.
"Las persianas de aluminio volaron como cortinas en un d¨ªa de viento"
Gonz¨¢lez, al igual que otros muchos residentes de la calle, sufri¨® cortes superficiales por metralla en una mano y acudi¨® a un centro sanitario para que le examinaran. A la vuelta, al igual que a otros vecinos, no le dejaban pasar por motivos de seguridad. Seg¨²n contaban, les informaron de que el edificio pod¨ªa llegar a caerse. "En mi cuarto ha entrado por el techo un tubo de escape y parte del motor de un coche. Si nos cae encima, nos mata". Estaba nervioso. Tanto, que le costaba recordar el n¨²mero de m¨®vil de su mujer. S¨®lo se tranquilizaba cuando ense?a orgulloso una peque?a moneda mellada de 20 c¨¦ntimos recogida de su habitaci¨®n. "Me la voy a quedar. A ver si tengo suerte".
En la calle Jerez, al final de la cual se encuentra el cuartel atacado, se entremezclaban coches con las lunas rotas y otros en perfecto estado. La onda expansiva es caprichosa. Alicia, que ped¨ªa que no se publicara su apellido y que tambi¨¦n reside en el n¨²mero 21, no paraba de responder al tel¨¦fono m¨®vil. "Me voy a sentar porque no me tienen las piernas. Yo estaba dormida, pero mi hijo estaba despierto y con sus 70 kilos la explosi¨®n le ha tirado del sof¨¢".
Su marido, Jos¨¦ Antonio Benito, mostraba la casa de ambos, llena de cristales rotos. Las ventanas, abombadas por la onda expansiva, s¨®lo hab¨ªa que empujarlas para tirarlas; las cortinas ten¨ªan desgarrones porque se engancharon con los rieles. Hasta los radiadores se han¨ªan desprendido de la pared.
Elena de la Pe?a, que vive en el segundo piso del n¨²mero 25, no pod¨ªa entrar a su casa porque la puerta estaba atrancada. "Est¨¢ metida hacia dentro y no se abre desde fuera. Hemos llamado a un cerrajero, pero como la polic¨ªa no le deja pasar...". Entretanto, M¨¢ximo y Juana, matrimonio que recorri¨® ayer 80 kil¨®metros desde un pueblo cercano para acompa?ar a su hija en la tragedia, se escandalizaron cuando el alcalde, Juan Carlos Aparicio, declar¨® en televisi¨®n que todas las familias ya hab¨ªan sido realojadas. "Es mentira y una aut¨¦ntica verg¨¹enza", se quejaba M¨¢ximo. "No se han preocupado de nada y aqu¨ª no se puede dormir. Igual que [el ministro del Interior] Rubalcaba, se preocupa s¨®lo de los guardias civiles y sus familias. ?Qu¨¦ pasa con los vecinos? S¨®lo le falta decir que no somos nada". Su yerno acudi¨® a Urgencias porque se le vino encima una ventana en el momento de la explosi¨®n. Sufri¨® ara?azos en la cara y las piernas.
Fernando Vi?iales, como la mayor¨ªa, estaba durmiendo cuando sucedi¨® "el petardazo" a las cuatro de la madrugada de ayer. "Esto no te lo acabas de imaginar hasta que lo vives", relataba. "El ruido es incre¨ªble. Ha sido un infierno en pocos segundos. Nos levant¨® la explosi¨®n, literalmente, y entonces vimos un enorme resplandor rojizo que hizo que se hiciera de d¨ªa de repente". Vi?iales posee una casa en el bajo del n¨²mero 23, cuyo sal¨®n parec¨ªa ayer un solar. El olor a quemado todav¨ªa inundaba ayer las habitaciones y todas las persianas estaban levantadas. "Ahora parecen de pl¨¢stico, pero son de aluminio. Se volaron como si fueran cortinas en un d¨ªa de viento".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.