El amor seg¨²n las madres progres
Aquella ma?ana no oy¨® la radio. Si aquello hubiera pasado durante el curso, habr¨ªa escuchado la voz de su hijo camino del trabajo, porque le gustaba aquel programa tan gamberro, repleto de chistes y bromas con micr¨®fono oculto, pero era profesora de Universidad y ya no madrugaba. La despert¨® su hija muy pronto, sin embargo, para contarle lo que hab¨ªa pasado, y ella, medio dormida a¨²n, elabor¨® una conclusi¨®n en la que se mantendr¨ªa firme el resto del d¨ªa, y de su vida.
-Menos mal -dijo con voz pastosa-, de la que nos hemos librado, ?no?
-Pues no, mam¨¢, no s¨¦ c¨®mo puedes decir eso -su hija estaba tan indignada que ni la dej¨® explicarse-, esa cerda, asquerosa, poner en rid¨ªculo a Juanito de esa manera, para que se r¨ªa de ¨¦l toda Espa?a?
Lo grave de verdad es la traici¨®n. Eso es lo ¨²nico que no se puede perdonar
Y te va a llamar, le advirti¨® cuando colg¨®, lo ha dicho por la radio? ?Qu¨¦ horror!, se dijo, resign¨¢ndose a levantarse, llamarme a m¨ª, encima, ?qu¨¦ chica m¨¢s reaccionaria! Se fue a la ducha y desde all¨ª oy¨® el tel¨¦fono, pero no sali¨® a cogerlo. La pill¨® despu¨¦s, mientras desayunaba, e intent¨® hablar con ella tranquilamente, no para arreglar vuestra relaci¨®n, le aclar¨®, porque despu¨¦s de lo que has hecho, no hay arreglo posible, sino para que entiendas? Ella le colg¨® el tel¨¦fono, muy airada, y se pregunt¨® si merec¨ªa la pena cont¨¢rselo a su marido, que estaba en Colombia. No, ?para qu¨¦?, se dijo, por esta tonter¨ªa? Luego se arregl¨® y se fue a clase de alem¨¢n. Estaba haciendo un curso intensivo, pero si no se hab¨ªa ido con Juan no hab¨ªa sido por eso, sino porque ya estaba harta de vacaciones con la ducha m¨¢s cercana a 300 kil¨®metros. Adem¨¢s, a Juan le gustaba irse a la selva con sus amigos, que estaban igual de zumbados que ¨¦l, y a ella le parec¨ªa estupendo.
Cuando volvi¨® a casa, empez¨® a hacer la comida y acab¨® tan deprisa como de costumbre. A las tres en punto, Juanito, 28 a?os, m¨¢s guapo que feo, m¨¢s alto que bajo, simp¨¢tico, con la carrera terminada y un contrato indefinido, entr¨® arrastrando los pies como un condenado a muerte, la cabeza gacha, los ojos fijos en el suelo.
-Ya lo sabes, supongo?
Le mir¨® un momento y sinti¨® un arrebato de ternura al verle tan colorado, las mejillas ardiendo de verg¨¹enza. Claro, que igual estaba enamorado de esa imb¨¦cil? Entonces le abraz¨® con fuerza, le bes¨® muchas veces, le sent¨® en una silla, se sent¨® frente a ¨¦l, sirvi¨® una cerveza para cada uno.
-Mira, cari?o, cuando has hecho las cosas mal, yo siempre te lo he dicho, ?o no? -¨¦l, sorprendido por aquel principio, asinti¨® con la cabeza despu¨¦s de mirarla-. Cuando dijiste que ibas a dejar de estudiar, cuando te dio por el ¨¦xtasis, cuando te par¨® la guardia civil conduciendo una moto sin carn¨¦, yo te dije que te estabas equivocando, y te rega?¨¦, te insist¨ª, intent¨¦ que cambiaras de actitud por todos los medios. Nunca he pretendido que seas infalible, ni una v¨ªctima, ni el mejor hombre del mundo, ?es verdad o no? -¨¦l volvi¨® a asentir, m¨¢s sorprendido a¨²n-. Pues voy a ser sincera contigo. Si yo tuviera 25 a?os y un novio de 28 al que una desconocida se le insinuara por tel¨¦fono para ofrecerle sexo f¨¢cil, te aseguro que lo ¨²nico que me preocupar¨ªa ser¨ªa que mi novio dijera que no. Eso s¨ª que me har¨ªa pensar, y no que le siguiera el rollo, como t¨² esta ma?ana, aunque te haya o¨ªdo media Espa?a.
Entonces, su hijo la mir¨® y record¨® muchas cosas a la vez, la rabia que le daba de peque?o que su madre no fuera como las dem¨¢s, que no supiera cocinar, que no supiera coser, que nunca estuviera en casa, que tuviera toda clase de amigos extravagantes, que pusiera heavy metal a todo trapo mientras limpiaba la casa, que se liara un porrito despu¨¦s de comer, que volviera a las tantas, harta de copas, todos los fines de semana, y que casi todos los domingos por la ma?ana, encontrara sin embargo una manifestaci¨®n a la que llevarles a ¨¦l y a su hermana.
-Las infidelidades pueden ser muy importantes o no, Juanito, ya sabes lo que pienso yo de eso? -su madre bes¨¢ndose con un desconocido en la cocina, no te preocupes, cari?o, que yo sigo estando enamorada de tu padre; su padre bes¨¢ndose con una desconocida en el aeropuerto, no me mires as¨ª, hijo, que tu madre sigue siendo la mujer de mi vida-. Pero lo grave de verdad es la traici¨®n. Eso es lo ¨²nico que no se puede perdonar. La deslealtad, la irresponsabilidad, la falta de sensibilidad, que s¨®lo es falta de amor por el otro, es decir, todo lo que ha hecho tu novia contigo esta ma?ana. Por eso, creo que t¨² has tenido m¨¢s suerte que ella, que el que se ha librado de una buena eres t¨². ?Me has entendido?
-S¨ª, mam¨¢ -se levant¨®, se acerc¨® a ella, la abraz¨® como cuando era peque?o y la quiso todav¨ªa m¨¢s que entonces-. Gracias, mam¨¢.
-De nada, cari?o -ella separ¨® su cabeza para peinarle con los dedos y sigui¨® bes¨¢ndole hasta que le vio sonre¨ªr-. ?Vas a querer gazpacho de primero? Es de bote, ya sabes, pero con el calor que hace?
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