Inclemencias del aire libre
La impresi¨®n de volver a ver esta compa?¨ªa ha sido decepcionante, en parte por el t¨ªtulo escogido y tambi¨¦n por una cierta frialdad en la ejecuci¨®n de algo tan comprometido con la parte dram¨¢tica y actoral como es el Onegin de Cranko, con la excepci¨®n de la brasile?a Roberta Fernandes, que a¨²n con ciertas limitaciones en lo estrictamente t¨¦cnico supo ganar poco a poco el papel de Tatiana, entrar en el rol y ofrecer un ¨²ltimo acto vibrante. El cuerpo de baile se mostr¨® poco compacto, con notorios desaguisados fuera de m¨²sica (las grandes diagonales de saltos en pareja; los aires de czardas del baile en Palacio Gremin). Poco bueno se puede decir de las caracterizaciones, que es el veh¨ªculo para hacer cre¨ªble una pantomima compleja que tiene sus propias reglas dentro del estilo y la cor¨¦utica de Cranko. Ahora la compa?¨ªa tiene un aire debutante que salva, en su caso, la bailarina que hizo de Olga, luciendo bellos pies y entonadas extensiones.
Ballet de M¨²nich
Eugeni Onegin. Coreograf¨ªa: John Cranko. Musica: P. I. Chaicovski (arreglos de Kurt-Heinz Stolze). Escenograf¨ªa y vestuario: J¨¹rgen Rose. Escenario Puerta del ?ngel, Madrid. 31 de julio.
El narrativo coral que debe imponerse y que es eje est¨¦tico de la obra brill¨® por su ausencia, y consiste en una h¨¢bil transposici¨®n de recursos esc¨¦nicos del siglo XIX llevados al XX por Cranko y que le convirtieron en el resucitador del ballet narrativo como tal, con secuelas m¨¢s o menos felices en MacMillan y Neumeier. Cranko no tiene nada que ver con la danza teatro (es otro error esta citaci¨®n), sino con la l¨ªnea del gran ballet argumental que empieza en Noverre y Angiolini y llega hasta Petipa.
Onegin juega a las referencias y Cranko se cita a s¨ª mismo en la escena de la alcoba de Tatiana, pues est¨¢ presente el primer acto de Romeo y Julieta (el aya, la carta, la cama dosel). El efecto del espejo espectral viene de antiguo, y ya Bournonville lo explot¨® convenientemente en La ventana. En la Puerta del ?ngel han desplazado el espejo del que debe surgir el ser amado en forma de reflejo corp¨®reo a un lado, con lo que aqu¨ª se queda en un armario con truco. Lo de retratar los decorados y proyectarlos en un fondo neutro tampoco ha funcionado tanto por evidentes fallos, como por un planteamiento err¨®neo de la escala y el fugado. Todo ello contribuy¨® a que la velada fuera fr¨ªa y sirviera para corroborar que hay obras que resisten mal ser representadas en abierto y con m¨²sica grabada. Stolze hizo, seg¨²n libreto de Cranko, un corta y pega de fina artesan¨ªa con temas chaicovskianos de muy diversa procedencia. Es as¨ª que a veces tiempos y volumen sonoro resultan ciertamente de dif¨ªcil cuadratura.
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