La magia de Barenboim vuelve a fascinar a los madrile?os
Cientos de personas siguen el concierto a trav¨¦s de una pantalla gigante instalada fuera del recinto ante la escasez de entradas distribuidas este a?o
Si en esa puerta madrile?a de la Casa de Campo hay un ¨¢ngel, seguramente no lleva en la mano una espada de fuego, sino una lira; quiz¨¢s, incluso, una rama de olivo en la otra. Eso es lo que transmiti¨® anoche Daniel Barenboim (Buenos Aires, 1942) y la Orquesta West-Eastern Divan en su ¨²nico concierto en Madrid, sexta cita madrile?a del monumental proyecto que inici¨® con el fil¨®sofo y escritor palestino Edward W. Said (Jerusal¨¦n, 1935-Nueva York, 2003) y que ahora celebra su d¨¦cimo aniversario con una intensa gira mundial.
En el escenario de Puerta del ?ngel, con capacidad para 2.400 espectadores, y dentro de la programaci¨®n de los Veranos de La Villa, el concierto se compuso de Les Pr¨¦ludes, de Franz Liszt (Raiding, 1811-Bayreuth, 1886) y la Sinfon¨ªa fant¨¢stica, de Hector Berlioz (La C?te-St Andr¨¦, Grenoble, 1803-Par¨ªs, 1869), dos obras maestras del gran repertorio sinf¨®nico rom¨¢ntico y universal, con meandros hist¨®ricos y algo m¨¢s que coincidencias: ambos compositores cayeron fascinados por el tema fa¨²stico. En Berlioz alberga y anima su obra; Liszt, por su parte hizo luego su propio Faust, otro de sus legendarios poemas sinf¨®nicos. Ambas piezas representan un reto virtuos¨ªstico tanto para quien conduce la formaci¨®n orquestal como para los m¨²sicos int¨¦rpretes. Barenboim, que apareci¨® con veraniega camisa blanca de lino y pantal¨®n negro ligero en consonante uniforme con su centenar de m¨²sicos, cree en la m¨²sica por encima de colocarle cualquier significado adicional, reivindica el papel conciliador y el sue?o ciertamente rom¨¢ntico de la armon¨ªa que puede transmitir en cualquier auditorio. Fue una noche vibrante a pesar de la inclemencia ac¨²stica, con un lleno completo y una enorme carga emocional, en parte conseguido porque el maestro escogi¨® dos piezas de gran exigencia pensando en el lucimiento orquestal y en los muchos matices que contienen y que pod¨ªan hacer sentir a tan numeroso p¨²blico el efecto tanto efervorizante como devastador de la gran m¨²sica.
Este Liszt y este Berlioz tienen su parte tr¨¢gica a la vez que una grandeza coral, casi pict¨®rica que se agradece en un concierto de este formato. Resulta de una complejidad tremenda ecualizar y empastar el sonido amplificado en un p¨¢ramo. Se hizo lo que se pudo y, m¨¢s que buscando exquisiteces, p¨²blico y artistas estaban conectados por un instinto mayor que es la m¨²sica en s¨ª misma. Antes, en el mediod¨ªa canicular de ayer, Barenboim y el alcalde, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, presentaron este concierto en una inmaculada sala con vidrieras trasl¨²cidas del palacio de Correos (Cibeles). El director empez¨® hablando en tono de florilegio: "Es evidente que el alcalde de Madrid es el mejor candidato tanto para presidir el Estado palestino como el de Israel, pues entiende lo que pasa all¨ª a la perfecci¨®n". Barenboim dijo que en Espa?a siempre se hab¨ªa acogido con entusiasmo sus ideas y su orquesta: "Cumplimos ahora 10 a?os de la orquesta, pero al principio, casi nadie pensaba que ¨ªbamos a llegar hasta aqu¨ª". Y relat¨® c¨®mo todo empez¨® en Weimar, en la parte oriental de la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana: "Una ciudad de grandes tradiciones, desde Bach a Goethe y Schiller, pero tambi¨¦n la del campo de concentraci¨®n de Buchenwald, es decir, la historia de Alemania en todo su esplendor y en toda su crueldad". El pianista y director prosigui¨®: "El responsable de promoci¨®n cultural de Weimar, Kauffmann, era un hombre m¨¢s ligado al teatro y a la danza, pero me llam¨® y hablamos de hacer un f¨®rum de la concordia, y yo pens¨¦ que estuviera compuesto por entre ocho y 12 m¨²sicos. ?l no conoc¨ªa el nivel real de los m¨²sicos del mundo ¨¢rabe, de modo que con la ayuda del Instituto Goethe fuimos a Damasco, Beirut, Am¨¢n y El Cairo, volviendo con m¨¢s de 200 audiciones. No todos eran buenos, pero fue una sorpresa, y desapareci¨® la idea del f¨®rum de los 12 m¨²sicos enseguida".
El entusiasmo le puede todav¨ªa a un hombre que lo ha tocado y dirigido todo, y ha grabado con ¨¦xito global lo que ha deseado. Probablemente ha encontrado en este empe?o el sentido ¨²ltimo y principal a su vida y su carrera: "Ha sido y es una experiencia in¨¦dita para muchos, el encuentro entre palestinos, jud¨ªos, ¨¢rabes de Damasco o de El Cairo. Y debo agradecer a la Junta de Andaluc¨ªa que nos acogi¨®, y ten¨ªa que ser all¨ª por razones hist¨®ricas evidentes; all¨ª vivieron en paz, fruct¨ªferamente para la cultura y en armon¨ªa, ¨¢rabes, jud¨ªos y cristianos durante siglos". La orquesta y la fundaci¨®n tienen su sede estable en Sevilla, que ahora siguen liderando Barenboim y Mariam Said, viuda del fil¨®sofo palestino.
Madrid es una escala importante en una gira fren¨¦tica: "Ma?ana
tocamos en Ginebra, donde celebraremos la capitalidad cultural del mundo ¨¢rabe concedida a Jerusal¨¦n". De ah¨ª a Salzburgo y a Bayreuth, dos escalas con una gran carga simb¨®lica: "En Salzburgo me pidieron que hiciera Los Preludios de Liszt, con el argumento de que nuestra orquesta es la ¨²nica que pod¨ªa volver all¨ª a tocarlos, pues en los tiempos de la guerra los nazis usaban esa m¨²sica para anunciar sus victorias b¨¦licas por la radio, y todos sabemos tambi¨¦n lo que signific¨® para los nazis Bayreuth y sus manifestaciones antisemitas". Anoche fue precisamente Los Preludios el momento m¨¢s emocionante del concierto.
Con respecto a la otra obra que complet¨® el programa, Barenboim apunt¨®: "Todos los a?os incorporo a la orquesta una obra clave de la historia de la m¨²sica, y la Sinfon¨ªa fant¨¢stica de Berlioz es la primera francesa que tocamos". Y a¨²n apunta un recuerdo m¨¢s sobre Los Preludios de Liszt: "Cuando era un ni?o, en Israel, hab¨ªa un programa diario de m¨²sica que se llamaba Escenarios y cortinas, y la presentaci¨®n se hac¨ªa con el primer fortissimo de estos preludios".
Como propina, Bizet en una especie de suite de la ¨®pera Carmen que incluy¨® con las palmas del p¨²blico la entrada del torero Escamillo. Todo generosidad, Barenboim dej¨® a la orquesta sola para que demostrara su pericia en el bis final.
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