Jordi Sabater Pi, el hombre a la sombra del gorila blanco
El primat¨®logo descubri¨® en 1996 a 'Copito de Nieve'
Jordi Sabater Pi, que falleci¨® ayer en su casa de Barcelona reci¨¦n cumplidos los 87 a?os, ha sobrevivido seis a su bestia negra -blanca en este caso-, el animal que le report¨® una enorme popularidad pero que tambi¨¦n, consideraba el naturalista catal¨¢n, se convirti¨® en una r¨¦mora en su vida y en un verdadero fastidio: Copito de Nieve. Para Sabater Pi, el gorila albino fue s¨®lo una an¨¦cdota en su carrera cient¨ªfica y ¨¦sta habr¨ªa sido mucho mejor valorada de no ser por el destino que un d¨ªa de 1966 en ?frica llev¨® a la extraordinaria criatura a cruzarse en su camino. Seguramente el primat¨®logo se disgustar¨ªa al ver que ni en su obituario ha podido librarse de la sombra del albino, su particular Moby Dick cuadrumano. No recuerdo ninguna conversaci¨®n, a lo largo de m¨¢s de 20 a?os de un contacto que hab¨ªa dejado un poso de esa amistad sobreentendida que dan el tiempo y la frecuentaci¨®n, en la que no habl¨¢semos de Copito. Hab¨ªa mucho humor -ir¨®nico, incluso corrosivo- en lo que dec¨ªa Sabater Pi, hombre de ¨¢cida simpat¨ªa, del gorila, pero tambi¨¦n una rabia contenida que a veces estallaba en exabruptos contra el primate. "Es tonto", me dec¨ªa, "Copito es un gorila tonto; como las personas, hay gorilas listos y tontos, y ¨¦l es de los tontos". La muerte del popular mono del Zoo de Barcelona en 2003 no despert¨® ninguna honda tristeza en Sabater Pi, que juzg¨® que el animal hab¨ªa tenido una buena vida -"mejor que la de muchos humanos, ?no te parece?"-; todo lo m¨¢s una nota de nostalgia por los viejos tiempos de Guinea, que recordaba con tanto amor, y la juventud perdida, y -me pareci¨®- el sereno reconocimiento de que el final de su vida pod¨ªa no estar muy lejano. En todo caso, lo que predomin¨® fue un indisimulado alivio: por fin se libraba de esa extra?a pareja que llevaba tantos a?os acompa?¨¢ndole... y mortific¨¢ndole.
Fueron notables sus estudios de los p¨¢jaros mieleros y de la rana goliath
Ten¨ªa mucha raz¨®n Sabater Pi en clamar que ¨¦l era mucho m¨¢s que el descubridor y mentor de Copito. Era un hombre con una historia extraordinaria detr¨¢s, digna de una novela de aventuras: durante la Guerra Civil estuvo a punto de ser fusilado por error por la brigada de L¨ªster; march¨® al acabar la contienda a Fernando Poo para trabajar de capataz en una finca agr¨ªcola y all¨ª, en puro ambiente conradiano a la espa?ola, descubri¨® el encanto oscuro y magn¨ªfico de ?frica, paisaje y olores que recordar¨ªa siempre, aunque no regres¨® tras ser evacuado en 1969 cuando la turbulenta descolonizaci¨®n.
En Guinea, Sabater Pi se form¨® como naturalista sumergi¨¦ndose en la fauna con pasi¨®n: fueron notables sus estudios de los p¨¢jaros mieleros y de los anfibios, en particular la rana goliath, la m¨¢s grande del mundo. Paralelamente, document¨® las costumbres de los fang, de cuya cultura dej¨® el sensacional testimonio de sus dibujos de los tatuajes faciales de los clanes. La habilidad con el l¨¢piz y las acuarelas le acerca al gran modelo del naturalista cl¨¢sico. Sus maravillosos dibujos, que adoraba, especialmente los bocetos de animales, son quiz¨¢ su mayor legado. En 2000 hab¨ªa donado a la Universidad de Barcelona (UB) su archivo personal, con m¨¢s de 2.000 dibujos, 4.000 fotos y numerosos objetos etnogr¨¢ficos. En 2003 public¨® su autobiograf¨ªa, Okorobik¨® (RBA). Los grandes monos fueron un tema central en su carrera. Trabaj¨® becado por National Geographic en Ruanda con Diane Fossey, estudiando a los gorilas de monta?a, y dibuj¨® a los grandes machos de lomo plateado tan amados por la malograda primat¨®loga. En 1989, con un grupo de la UB estudi¨® al chimpanc¨¦ pigmeo -ese artista del sexo- en Zaire. A los 65 a?os accedi¨® a la c¨¢tedra de Psicobiolog¨ªa en la UB. A pesar de ese curr¨ªculo, siempre consider¨® que no se hab¨ªan reconocido bastante sus m¨¦ritos. Es cierto que una parte de la comunidad cient¨ªfica le ten¨ªa por un personaje de otros tiempos y relativizaba el alcance de sus investigaciones. Aun as¨ª, en 1993 recibi¨® el honoris causa por la Aut¨®noma de Madrid.
Hombre con aire de travieso pillastre, agudo y que pod¨ªa parecer malicioso, Sabater Pi resultaba cordial y entra?able en la distancia corta y de su capacidad humana dio prueba con la abnegaci¨®n con que vel¨® durante a?os por su mujer enferma. Y, claro est¨¢, ese humanismo sali¨® con Copito de Nieve. El gorila blanco irrumpi¨® en su vida de forma casual. Un guineano, Benito Ma?¨¦, llev¨® la cr¨ªa arrebatada de junto al cad¨¢ver de su madre en un saco al centro que el Zoo de Barcelona pose¨ªa en Ikunde y ofreci¨® vend¨¦rsela a Sabater Pi, que trabajaba all¨ª (luego fue conservador del departamento de primates del zoo). El naturalista se dio cuenta en seguida de que se trataba de un ejemplar ¨²nico, pero tambi¨¦n de que estaba en muy mal estado. Pag¨® a la baja -15.000 pesetas de entonces- por el gorilita blanco sin darse cuenta de que ese rescate, que libr¨® al bicho del puchero fang, unir¨ªa inexorablemente sus vidas. Los primeros a?os, Copito fue uno m¨¢s de la familia. Pero a medida que el gorila crec¨ªa el cient¨ªfico y padre putativo del mono se fue haciendo consciente del King-Kong que se hab¨ªa echado a las espaldas. Ahora la muerte ha vuelto a unirlos. Y uno no puede recordar sin estremecimiento el singular epitafio que el naturalista le dedic¨® al mono: "Aembolo nfumo negui", "Hasta la vista, gorila blanco".
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