Locos de la vida
En t¨¦rminos generales, no existe actualmente un hogar al d¨ªa que no cuente con una Ami Winehouse o una Paris Hilton. Puede que el concreto personaje familiar no sea tan feo, tan rico o tan mal peinado, como en estos dos casos ejemplares, pero lo sustantivo del modelo es ser "un adolescente malo" y comportarse tan caprichosamente como para sacar de quicio a padres, t¨ªos y abuelos.
Hasta hace relativamente poco, la juventud se hab¨ªa erigido en el supremo valor, y todav¨ªa hoy los sectores m¨¢s comunes y atrasados culturalmente tratan de rendir tributo al paradigma y esforzarse por parecer j¨®venes. Las celebridades de las vanguardias, sin embargo, desde Emma Thompson hasta Sharon Stone, desde Sean Connery hasta Harrison Ford, cayeron hace tiempo en la cuenta de que parecer joven a toda costa es una actitud decadente y, todav¨ªa m¨¢s, tan pat¨¦tica como improductiva para el equilibrio interior.
Se reclaman hastiados, independientes, imprevisibles. ?Es esto la maldad?
A la etapa, en fin, de parecer joven, sentirse joven, actuar como un joven y toda su cohorte simb¨®lica se a?adi¨®, en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo XX, el espectacular prestigio del ni?o. Fue un famoso programa de origen norteamericano donde la carne del ni?o es "carne de Dios" y una suerte de tab¨² divino acompa?a tanto su respeto como la protecci¨®n de cualquier roce por desconocidos, sin importar lo puros que ¨¦stos sean. Desde comienzos de los ochenta en EE UU fue creciendo la leyenda de que desaparec¨ªan alrededor de 50.000 ni?os cada a?o, fuera por descuido de la sociedad, fuera por secuestros y asesinatos o fuera por su ascenso natural a los cielos.
El fen¨®meno no lleg¨® a Espa?a con toda su composici¨®n caracter¨ªstica, pero el mismo hecho de que para este oto?o Cuatro prepare un programa a lo Paco Lobat¨®n para localizaci¨®n de desaparecidos, especialmente de corta edad, puede ser el principio de una operaci¨®n significativa que prolonga la creciente atenci¨®n al desamparo, la inocencia y la ternura infantil en cuanto se?a de un mundo mejor y cercano, naturalmente, a la ecolog¨ªa. La adopci¨®n de beb¨¦s ex¨®ticos, infantes paup¨¦rrimos y ejemplares infantiles amenazados de extinci¨®n por parte de individuos famosos, gentes del espect¨¢culo y del p¨²blico enfatiza la misma idea de "adorar al ni?o".
En s¨ªntesis, pues, la oleada hist¨®rica que fijaba los ojos en el valor de la juventud ha ido girando hacia el universo natural de la infancia blanca y en consonancia con el aprecio por las firmas naturales, la comida de la huerta, la defensa del lince y el acompa?amiento a base de perros y gatos.
Finalmente, tras estas etapas juveniles e infantiles, todav¨ªa presentes, ha surgido como una ins¨®lita novedad el escandaloso imperio de la figura adolescente. Los malos mal¨ªsimos tienen en torno a 16 a?os, pero si tienen menos o m¨¢s se comportan a la manera peculiar, irracional, ininteligible o temible de aqu¨¦llos. Adolescentes de apenas 12 a?os que violan a sus pares, incendian la casa de los padres o se convierten en asesinos en serie. No son ni?os, ni en mentalidad ni en deseos caracter¨ªsticos de la infancia. Se han saltado la infancia para convertirse en adolescentes y siguen invadiendo terrenos de juventud como una epidemia de gamberros pijos.
Los tiempos juegan a su favor, porque ?qu¨¦ elemento humano m¨¢s id¨®neo para expresar la irracionalidad de esta crisis que el delirio incontrolable de sus conductas, sus especulaciones, sus innumerables estafas, sean escolares, afectivas o pasionales? De hecho, el actual modelo adolescente (desbridado, encriptado, rebelde) constituye un patr¨®n capaz de asumir un sinf¨ªn de met¨¢foras contempor¨¢neas, desde la egolatr¨ªa de los pol¨ªticos hasta la vacuidad del arte, desde los bonos basura hasta la banalidad del sexo, la lealtad y los compromisos.
En estos a?os, el ser del modelo adolescente va siguiendo una trayectoria tan dominante, que pr¨¢cticamente todos los iconos de inter¨¦s se comportan imitando el proceder, el styling, el habla y hasta el bailable coraz¨®n de esa edad simb¨®lica que ni se quiere demasiado a s¨ª misma ni est¨¢ segura de querer a nadie m¨¢s. Ni sabe cabalmente lo que quiere ni desea que se le ayude a saber: pasan de los maestros, les asquean los consejos de los padres, pasan de casi todo o de todo para exponerse ante la posteridad como el emblema propio de la gran crisis donde, efectivamente, ni se sabe nada ni hay acuerdo suficiente para calificar un buen hacer. M¨¢s bien su perfil malditista se ajusta como anillo al dedo de la duda y la depresi¨®n general.
La adolescencia constituye en s¨ª misma, como explicaba Mara?¨®n en Las edades cr¨ªticas, una t¨ªpica experiencia de la crisis: crisis de direcci¨®n, crisis del sentido y extremo ¨¦xito del sinsentido. Bastar¨ªa preguntar a los padres con hijos o hijas adolescentes, escuchar el programa de la SER Hablar por hablar o hablar por hablar en una cena de matrimonios cuarentones sobre el proceder de Laurita o Fernando para comprender la amplia magnitud y homogeneidad del fen¨®meno.
Los casos de chicos y chicas famosos que muestra este reportaje son tan s¨®lo luminarias medi¨¢ticas que, a estas alturas, pululan en diferentes versiones y tama?os por la mayor¨ªa de las familias, o como se diga. En consecuencia, est¨¢n volviendo locos a padres y madres ricos y pobres, biol¨®gicos o de adopci¨®n, a maestros de mediana y avanzada edad, a jefes de marketing, pol¨ªticos, polic¨ªas, terapeutas y coolhunters de la tanda anterior.
El modelo joven que naci¨® culturalmente en torno al 68 se entreten¨ªa con el sue?o de la revoluci¨®n: Althusser, Gramsci , el Tercer Mundo, Mao y cosas as¨ª. El modelo infantil de los noventa, muy propio de la prosperidad, induc¨ªa al cari?o, la caridad, la ONG, la solidaridad y llevaba al sentido inter¨¦s por las ballenas, los linces y el deshielo polar. Unos y otros conten¨ªan su propia protesta, movimientos contra el estado del mundo y la aspiraci¨®n revoltosa por un planeta mejor.
El modelo adolescencia, sin embargo, no quiere ni esto ni aquello. El mundo es una porquer¨ªa, como siempre, pero ?encima otro m¨¢s! Algunos soci¨®logos llaman a esta generaci¨®n la ni-ni. Ni esto ni aquello. S¨®lo la trifulca por la trifulca, la droga por la droga o la negaci¨®n por la negaci¨®n. El sufrimiento, el desencanto y la arbitrariedad. No es raro que, ante su proverbial desarticulaci¨®n, los padres pierdan el tino, como tampoco debe considerarse una extravagancia que en un tiempo carente de proyecto, su actitud m¨¢s cool coincida con la destrucci¨®n.
?Malos? Se reclaman independientes, imprevisibles, hastiados. ?Es esto la maldad? Se trata precisamente de un fen¨®meno semejante al ser del accidente. Tanto m¨¢s chic cuanto menos predecibles sean, tanto m¨¢s medi¨¢ticos (como el terrorismo, la crisis, la gripe A) cuanto m¨¢s inesperadamente proceden. Lo propio del accidente es la ausencia o invisibilidad del proceso. Lo caracter¨ªstico de esta adolescencia patr¨®n, elevada a categor¨ªa en boga, es su explosi¨®n, su esc¨¢ndalo. Lo s¨²bito y extra?amente cambiante se corresponde con el esp¨ªritu del tiempo, la subida o la bajada de la Bolsa, el petr¨®leo, el Eur¨ªbor, el ladrillo o el empleo. Estos mal¨ªsimos y famosos del cine, la m¨²sica, la literatura o el espect¨¢culo son brillantes esquirlas de la ¨¦poca. Pero podr¨ªa a?adirse, adem¨¢s, que son reflejos de una colosal ausencia. Ausencia de valores, respetos, privaciones, pero, adem¨¢s, ausencia mayor a¨²n de amor, de porvenir y de autoestima.
?Est¨¢n enfermos estos adolescentes, famosos o no? ?Esta adolescencia reinante? Los protagonistas del modelo juventud viv¨ªan enarbolando banderas y creyendo en el porvenir. Los del modelo infantil se ocupaban especialmente de la famosa cultura del entretenimiento que ha llegado hasta nuestros d¨ªas. Para tratar con ellos, para calificar incluso a los adultos, la agencia de publicidad Saatchi &Saatchi se guiaba en sus trabajos de hace media docena de a?os por un lema conocido como AABKA, Adults are becoming kids again (los adultos est¨¢n volvi¨¦ndose ni?os). Se guiaban, en suma, por el desconocido inter¨¦s de las gentes, especialmente adultas o j¨®venes, por juegos de todo tipo, desde las consolas hasta el p¨¢del, y por su manifiesta inclinaci¨®n a vestirse infantilmente y atiborrarse de chuches en el cine.
El canon adolescente, en cambio, es tanto o m¨¢s vicioso si se trata de drogas o sexo, pero menos permisivo, m¨¢s anor¨¦xico que bul¨ªmico, m¨¢s desgraciado que feliz, m¨¢s violento, cruel y neur¨®tico. Con la crisis, los adultescentes que apenas hab¨ªan dejado el hogar paterno van regresando, y ahora, emparejados, parados, hundidos. Acaso all¨ª se encuentren con el modelo de la hermana o del hermano adolescente en pleno auge. Adolescentes en los que su etimolog¨ªa se relaciona intensamente con la falta de gu¨ªas consistentes. Gentes que se estrellan y pueden hacer estallar la casa, las aulas o las fiestas mediante un instinto que les impulsa a destruir y, no siempre metaf¨®ricamente, a matar o a morir en serie.
Famosa por ser famosa
Paris Hilton. Heredera petulante con perpetua mirada de ¨¦xtasis poscoital, aficionada al color rosa y a las razas caninas de capricho.
?Un dibujo animado? M¨¢s bien, la caricatura del sue?o americano. Paris Hilton (27 a?os) saca discos sin saber cantar, lanza colecciones sin saber dise?ar y sale en pel¨ªculas sin saber actuar. Porque ella es. Ha levantado un imperio que gira en torno al cuestionamiento de su inteligencia. Su trabajo consiste en que nos riamos de ella. Como cuando declar¨® que estaba decidida a ayudar a la econom¨ªa en tiempos de crisis "haciendo gasto. Viajando y comprando mucho". ?O es ella la que se est¨¢ riendo de nosotros? Su empresa, Paris Hilton Entertainment, factur¨® cinco millones de euros en 2008. Su primera entrevista tras pasar 45 d¨ªas a la sombra por conducir ebria y sin licencia se valor¨® en 744.000 euros (finalmente, compareci¨® gratis en el programa de Larry King). Y su v¨ªdeo parodia Paris for president, en el que se presentaba como alternativa a Obama y a McCain para ocupar la Casa Blanca, fue visto por tres millones de personas en un solo d¨ªa. Seg¨²n la revista Forbes, es la celebridad m¨¢s sobreexpuesta. Tanto, que en 2007 la agencia Associated Press decidi¨® hacer un experimento: no hablar de ella durante una semana. Hasta no dar noticias sobre Paris se convierte en noticia. Comprometida en varias ocasiones, pero sin haber llegado nunca a pasar por la vicar¨ªa, se la vio por ¨²ltima vez en brazos de Cristiano Ronaldo. Despu¨¦s declar¨® que el futbolista era "demasiado gay para ella". Su ¨²ltima fechor¨ªa es haberse exhibido por las playas de Dubai con un biquini tan expl¨ªcito, que las autoridades del pa¨ªs le llamaron la atenci¨®n.
Un canto a la rehabilitaci¨®n
Amy Winehouse. Su voz de contralto le ha granjeado cinco Premios Grammy. El 'hooligan' que lleva dentro, la portada de todos los tabloides.
Con la justicia, las drogas, la b¨¢scula y ella misma. Deslenguada y arrabalera, Winehouse (25 a?os) ha tenido problemas con todo. Una cantante que se bebe la vida hasta sus posos m¨¢s amargos y cuyos excesos ya no son noticia, sino rutina informativa. Empez¨® a descender a los infiernos haciendo eses cuando su relaci¨®n con el asistente de videoclips Blake Fielder-Civil se convirti¨® en un tormento que a nosotros nos lleg¨® en forma de fotonovela por entregas. La po¨¦tica de la autodestrucci¨®n. Si un d¨ªa la ve¨ªamos deambular por las calles de Londres con pinta de escombro (magullada, descalza y en sujetador), al d¨ªa siguiente nos enter¨¢bamos de que sus disputas sentimentales sol¨ªan acabar en batalla campal. En febrero de 2008, Winehouse ganaba cinco grammys que dedicaba "A mi Blake entre rejas". En carne viva. Un a?o despu¨¦s le llegaba una petici¨®n de divorcio con membrete del penal. Blake la llamaba "diva basura del soul" y la acusaba de adulterio. El motivo: unas fotos publicadas por el diario News of the World en las que Winehouse aparec¨ªa haci¨¦ndose arrumacos con otro hombre en la isla caribe?a de Santa Luc¨ªa. All¨ª permaneci¨® de retiro hasta el pasado 23 de julio, d¨ªa en que reapareci¨® de mejor ver, con unos kilos de m¨¢s "gracias al ron isle?o", en los juzgados de Londres. Acud¨ªa para testificar sobre el pu?etazo que le peg¨® a una fan. "Yo no soy Mickie Mouse. Me intimid¨® y s¨®lo quise apartarla de m¨ª", cont¨® con un cigarro colg¨¢ndole de la comisura. Fue absuelta. Lo ¨²ltimo que se le ha o¨ªdo decir sobre un escenario ha sido: "Que os den a todos".
Hoy no duermo en palacio
Su alteza el Pr¨ªncipe Henry de Gales. M¨¢s conocido como Pr¨ªncipe Harry, a sus 24 a?os, las juergas y salidas de tono le han convertido en la criatura m¨¢s belicosa de la familia real brit¨¢nica.
El pr¨ªncipe se lo pasa pipa. ?Qu¨¦ tendr¨¢ el pr¨ªncipe? Las pecas, la mirada traviesa (o, en este caso, difusa) y la gracilidad con que se entrega a los arrumacos de unas camareras no enga?an: el tercero en la sucesi¨®n al trono se dibuja como el reverso oscuro del responsable William. En noviembre de 2004, a su alteza se le fue la mano a la salida de un club nocturno y un fot¨®grafo acab¨® con el labio partido. Demasiados flashes. Poco importa que con 18 a?os realizara un documental en ?frica para llamar la atenci¨®n sobre el sida; o que a principios de este a?o sirviera en Afganist¨¢n. La c¨¢mara de un m¨®vil cualquiera bast¨® para reventar su credibilidad. En 2005 le pillaron luciendo una esv¨¢stica en el brazo en una fiesta de disfraces. "Harry el Sucio" confund¨ªa una vez m¨¢s la diversi¨®n con el agravio. Como cuando una profesora de arte proclamaba ante un juez que sus superiores le hab¨ªan obligado a redactarle un examen entero para que pudiera entrar en la academia Sandhurst. Como escribi¨® Ingrid Seward, de la revista Majesty: "?l no tiene las responsabilidades de su hermano mayor. Puede permitirse pasarlo bien".
S¨ª, voy a ser mam¨¢
Jamie Lynn Spears. Con 16 a?os, la hermana de Britney Spears abrazaba la maternidad con orgullo.
Sirvi¨¦ndose del surtidor, con unos tacones y un coche impropios de su edad, se dej¨® ver la mam¨¢ en ciernes un mes antes de dar a luz. Precavida ella, seguro que hasta ten¨ªa la maletita para el hospital preparada en el maletero. En seg¨²n en qu¨¦ foros, la hermana peque?a de Britney Spears podr¨ªa figurar como un ejemplo a seguir. En diciembre de 2007, Jamie Lynn, que entonces contaba 16 a?os, anunciaba a la revista 'OK' que estaba embarazada de su novio de toda la vida, Casey Aldridge, y que pensaba concebir con normalidad a la criatura. El problema es que nadie en su entorno supo asimilarlo. Por entonces, la peque?a Spears protagonizaba la teleserie 'Zoey 201', el segundo programa m¨¢s visto en Estados Unidos (despu¨¦s de 'American idol') por el p¨²blico 'tween'. Y Nickelodeon, la cadena que lo emit¨ªa, tuvo que improvisar un episodio especial sobre los peligros del sexo prematuro para apaciguar a las audiencias (o a sus madres). Pocas semanas despu¨¦s, Britney sufri¨® el infausto ataque de nervios que concluy¨® con su internamiento en un hospital psiqui¨¢trico. Los tabloides m¨¢s malpensados lo atribuyeron a un intento por recuperar el protagonismo que su hermana peque?a le hab¨ªa arrebatado.
Pr¨ªncipes del 'after-hours'
Andrea y Pierre Casiraghi. Los cachorros de la estirpe monegasca pasan m¨¢s tiempo en Ibiza que en el Principado.
Por la sangre de los hijos de la princesa Carolina y de su segundo marido, Stefano, se nota que corren los genes de la t¨ªa Estefan¨ªa. Con sus cabelleras ensortijadas, cuerpos esbeltos y billeteras llenas, son cr¨¢pulas de nuevo cu?o. El relevo generacional de playboys oto?ales tipo Flavio Briatore y de juerguistas como su padrastro, Ernesto de Hannover. En cuanto llega el verano, ellos se descamisan y dejan ver por las alegres noches de Ibiza y Formentera. Dilapidando su herencia. El mayor, Andrea (25 a?os), es, seg¨²n la revista People, uno de los mejores partidos del mundo. La multimillonaria colombiana Tatiana Santo Domingo lo sabe y lleva m¨¢s de cuatro a?os saliendo con ¨¦l. Sobre estas l¨ªneas les podemos ver a la salida del club neoyorquino Bungalow 8 (a ella, de paso, tambi¨¦n podemos verle las bragas, que se le transparentan bajo el vestido). Pierre, tres a?os menor, estudia Econom¨ªa en la Universidad Bocconi (Mil¨¢n). Pero sobre todo bebe. Como en la foto de la derecha: el benjam¨ªn de Carolina se lo pasa bien en una playa de la riviera francesa momentos antes de coger su yate hacia Montecarlo para ver la f¨®rmula 1.
El lado oscuro de Disney
Lindsay Lohan. Anuncios de televisi¨®n a los 3 a?os, pel¨ªculas a los 10 y cl¨ªnicas de rehabilitaci¨®n a los 21. Una actriz mucho antes conocida por sus salidas de tono que por sus memorables interpretaciones.
La pelirroja y redondita Lohan (apodada LiLo) fue una ni?a prodigio del show bussiness, un activo de la factor¨ªa Disney que protagonizaba comedias biempensantes como Juego de gemelas. Luego se convirti¨® en reina adolescente. Y cuando iba para novia de Am¨¦rica se descarri¨®. A d¨ªa de hoy y con 23 a?os, su curr¨ªculo er¨®tico-delictivo es inabarcable: instant¨¢neas que mostraban al mundo lo poco dada que era a llevar bragas, una comparecencia frente a Scotland Yard por robar un collar de Dior en una sesi¨®n fotogr¨¢fica, sucesivos ingresos en programas de desintoxicaci¨®n y detenciones por conducir "bajo la influencia" que culminaron con una estancia en la c¨¢rcel de exactamente 84 minutos de duraci¨®n. En 2008 y tras definirse "sexual, a secas", comenz¨® una relaci¨®n con la disc jockey Samantha Ronson (en la foto) basada en la intermitencia. El pasado abril, Ronson contrataba a cinco guardaespaldas para que le prohibiesen a su ex la entrada a una fiesta que estaba celebrando en el hotel Chateau Marmont de Los ?ngeles. Dos meses despu¨¦s, la pareja, aparentemente reconciliada, olvidaba sus llaves dentro de casa y ten¨ªa que llamar a un cerrajero. Una vez ¨¦ste hab¨ªa forzado la puerta, ellas se colaron en la vivienda y, atrincheradas en su interior, amenazaron con no pagarle por sus servicios.
De pedigr¨ª gamberro
Peaches y Pixie Geldof. Su padre es el pionero del punk Bob Geldof y su madre era la presentadora de televisi¨®n Paula Yates. Tienen 26 y 19 a?os, respectivamente, y son las 'hijas de' oficiales del Reino Unido.
Cuando Peaches (en la foto, la del pelo rubio) y Pixie (la del pelo rosa) eran peque?as se desayunaban viendo transitar por su cocina a todos los dioses del rock de los a?os setenta. Y mientras, era la naci¨®n inglesa la que se desayunaba vi¨¦ndolas a ellas asimilar esc¨¢ndalo tras esc¨¢ndalo. En 1995, su madre se fugaba del hogar familiar con un rockero australiano que poco despu¨¦s se suicidaba. Luego, era a la madre renegada a quien encontraban muerta a causa de una sobredosis de hero¨ªna. En alg¨²n momento entre ambas tragedias, las Geldof descubr¨ªan que su abuelo era Hughie Green, un m¨ªtico conductor de programas de la televisi¨®n inglesa. Miembros activos de la escena nocturna londinense, las hermanas, que no quieren vivir de los r¨¦ditos del pasado (esto es: sus padres), quieren ser salvajes por derecho propio. Sus cafradas incluyen: susurrarle obscenidades a Pete Doherty antes de un concierto, para desconcentrarle a¨²n m¨¢s de lo que normalmente est¨¢, quitarse el tanga en una discoteca de Ibiza y lanzarlo a la pista de baile desde un podio (estas cosas las hizo la peque?a) o tatuarse el nombre de su novio y casarse con ¨¦l en Las Vegas como mandan los c¨¢nones kitsch (esto otro, la mayor).
Modelo disoluta
Alice Dellal. La en¨¦sima ni?a mala de la moda parec¨ªa que se iba a comer la pasarela hasta que tropez¨® con el esc¨¢ndalo.
Lo llaman el "factor Kate Moss". Y dicen que ella lo tiene. Frente a la uniformidad de las modelos eslavas, Alice Dellal se presenta como una belleza singular. La ahijada de Mario Testino y Mick Jagger tiene 21 a?os, viste como una 'groupie' trasnochada y exhibe como santo y se?a una sien rapada. No estamos ante un lienzo en blanco, sino ante una maniqu¨ª que s¨®lo trabaja para aquellos dise?adores que no le piden que modifique su aspecto. A estas alturas, todos.
De buena cuna, es nieta del millonario Jack Dellal, tambi¨¦n llamado Black Jack por su afici¨®n al juego, y durante un tiempo tuvo mejor cama (fue novia de Pierre Casiraghi). Alice parece llamada
a suceder a Kate Moss no s¨®lo en n¨²mero de campa?as, sino en esc¨¢ndalos. La que fuera la cara de la marca espa?ola Mango y el cuerpo de la inglesa Agent Provocateur cambi¨® los focos de las pasarelas por los de los 'paparazzi' cuando se hicieron p¨²blicas unas "fotos de la verg¨¹enza" en las que sal¨ªa revolc¨¢ndose por una alfombra con la siguiente parafernalia alrededor: una funda de DVD con polvo blanco esparcido, una tarjeta de cr¨¦dito y un tique enrollado. Ante la evidencia, la prensa sensacionalista empez¨® a poner en duda su futuro como 'top'.
El 'rap' ha ganado un pieza
Joaquin Phoenix. El mundo derram¨® l¨¢grimas por la muerte de su hermano River. Ahora, ¨¦l ha abandonado la actuaci¨®n por el 'rap'.
Sustituir el magnetismo de su hermano River Phoenix de la memoria colectiva le cost¨® lo suyo. Pero Joaquin acab¨® alineado entre los galanes de Hollywood. Una posici¨®n que acab¨® por confirmarse con su encarnaci¨®n de Johnny Cash para En la cuerda floja. Reci¨¦n salido de rehabilitaci¨®n por su afici¨®n al alcohol, comenz¨® entonces una transformaci¨®n voluntaria que acabar¨ªa en lo que ven arriba. Phoenix firm¨® su certificado de defunci¨®n art¨ªstica (o de renacimiento) el pasado febrero en el show de David Letterman. Desaseado y mascando un chicle que acab¨® pegando debajo de la mesa, el int¨¦rprete acud¨ªa a promocionar la que ¨¦l mismo anunci¨® como su ¨²ltima pel¨ªcula como actor. Una comedia sin m¨¢s que daba paso a su futuro como estrella del rap. Durante la entrevista asegur¨®, entre murmullos apenas perceptibles, que lo de m¨²sico iba en serio. Semanas despu¨¦s, en una actuaci¨®n en Los ?ngeles, saltaba sobre un espectador desde el escenario al grito de: "Tengo un mill¨®n de d¨®lares en mi maldita cuenta del banco. ?T¨² qu¨¦ tienes?". Todo qued¨® registrado por su cu?ado, el actor Cassey Affleck, que desde que Phoenix anunciara su mutaci¨®n le ha seguido con una c¨¢mara a todas partes. La cuesti¨®n ahora es: ?se presentar¨¢ Phoenix con un falso documental sobre las rudas maneras de las estrellas? ?O realmente ha optado por tirar de la cadena consigo dentro?
Sexo, drogas y Britney Spears
Russell Brand. El c¨®mico brit¨¢nico de 34 a?os se ha convertido en el comunicador m¨¢s lenguaraz a ambos lados del Atl¨¢ntico.
En 2008 el mundo conoc¨ªa a trav¨¦s de la MTV a Russell Brand. El entonces casi desconocido era escogido para oficiar la gala anual de la cadena, y lo contaba en un spot donde anunciaba el resurgimiento de Britney, "la Jesucristo femenina". Su declarada condici¨®n de ex yonqui y sus visitas regulares a Alcoh¨®licos An¨®nimos proclamaban que hab¨ªamos encontrado un repuesto (a¨²n m¨¢s) histri¨®nico para el ex de Kate Moss Pete Doherty. A los 16 sufr¨ªa bulimia, a los 17 fue expulsado de la escuela de interpretaci¨®n por consumo de marihuana y LSD, a los 20 era un consumado heroin¨®mano y se gan¨® la patada del prestigioso Drama Center de Londres por abrirse las carnes con una botella (literalmente) al escuchar una cr¨ªtica negativa hacia su trabajo. Tras labrarse una controvertida carrera como monologuista humor¨ªstico, la MTV le contrat¨® para presentar un programa con el que se recorri¨® los clubes de Ibiza. Presentar a su camello a Kylie Minogue en el set o aparecer vestido de Bin Laden el d¨ªa despu¨¦s de los atentados del 11-S le vali¨® la carta de despido. Tras lograr su propio programa en la BBC en 2008, la cadena le suspend¨ªa de empleo y sueldo por dejar un mensaje de voz al actor Andrew Sachs donde le contaba que se hab¨ªa acostado con su nieta, la bailarina burlesque Georgina Baille. El propio Gordon Brown calific¨® la broma de "inaceptable".
Fue culpa de MySpace
Lily Allen. Con 20 a?os se convirti¨® en estrella sin haber publicado nada. Con 24, ha confesado sentirse "una caricatura de m¨ª misma".
As¨ª, bajo el chorro de la ducha del yate de Flavio Briatore anclado en Cannes, luciendo carne y rubio oxigenado y custodiada por un apuesto joven, se dir¨ªa que Lily Allen estaba predestinada a triunfar. La vocalista brit¨¢nica, hija del c¨®mico Keith Allen, irrumpi¨® como un elefante en la cacharrer¨ªa del pop ingl¨¦s en 2006. Airear sus filias y fobias en un blog le vali¨® adhesiones incondicionales y rebotes varios. Pero pronto pas¨® de la fama a la infamia. Sus proclamas alimentaban la voracidad de los tabloides m¨¢s r¨¢pido de lo que ella pod¨ªa digerir, y sus apariciones p¨²blicas siempre acababan con una resacosa disculpa en Internet. Mand¨® callar a Bono, de U2, en una gala musical; se present¨® en los Premios Glamour con el pelo rosa y un vestido estampado con bambis decapitados para acabar sacada en brazos por no poder ni andar, y hasta se encar¨® con Elton John por llamarla borracha en los Premios GQ con un tajante: "Que te jodan, Elton. Soy 40 a?os m¨¢s joven que t¨² y tengo toda mi vida por delante". Hoy ha cambiado el blog por Twitter porque, seg¨²n confesaba a la revista i-D, "resulta m¨¢s dif¨ªcil que puedan sacar un art¨ªculo de tan s¨®lo 140 caracteres". Los conflictos con su cuerpo tambi¨¦n son cosa del pasado: en el ¨²ltimo n¨²mero de dicha revista posaba desnuda con unas orejas de conejita de encaje. El estilismo lo firmaba Kate Moss, la que un d¨ªa fue su enemiga ac¨¦rrima y hoy es amiga.
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