El 'spray' se agita en Madrid
Los 'graffiteros' pelean por convertir la ciudad en la capital del arte urbano
?Qu¨¦ tiene Madrid y sus calles para que algunos de los mejores artistas callejeros fijen aqu¨ª su residencia y sus obras? Han impulsado el graffiti en Espa?a durante los noventa, han dado la vuelta al mundo con un aerosol en la mano, han expuesto en la Tate Modern de Londres, han marcado las favelas de S?o Paulo y han redecorado los barrios marginales de Bombay o M¨¦xico, "unas experiencias maravillosas". Pero siempre vuelven.
Suso33 (www.suso33.com), ElTono (www.eltono.com), Nano4814 (www.nano4814.com), 3TTMan (www.3ttman.com), Zeta (www.myspace.com/wwwzeta1970com), Dourone (www.alertagrafica.org), San (www.eseaene.com) y Spok (www.spok.es) reflexionan para El PA?S sobre lo que ellos llaman "la ¨²ltima manifestaci¨®n art¨ªstica de la historia de la pintura" y sobre la capital que les acoge.
"El 'graffiti' es la esencia de lo que hacemos. No podemos criticarlo"
Suso33: "Las galer¨ªas no est¨¢n preparadas para nuestro trabajo"
Cumplida la treintena, llevan m¨¢s de 15 a?os pintando trenes, fachadas o edificios abandonados. Hasta el benjam¨ªn del grupo, Dourone, de 23 a?os, puede presumir de 10 de servicio. Han ganado el pulso a la calle y todos han conseguido una meta: vivir de sus obras.
El verdadero nombre de 3TTMan es Louis, naci¨® en Lille (Francia) y desde que se estableci¨® en Madrid hace cinco a?os no ha dejado de ensayar sus obras multicolor en las calles de la capital. Malasa?a es parte de su territorio. ?Por qu¨¦ en Madrid y no en Berl¨ªn? "Madrid es una ciudad en plena ebullici¨®n, hay una inquietud enorme de la juventud que se reivindica a trav¨¦s de sus firmas. Puedes no entenderlo, pero lo que revela es que Madrid est¨¢ viva", piensa en voz alta el franc¨¦s.
"Madrid es tolerante, es flexible, hay di¨¢logo con la polic¨ªa, que entiende, muchas veces, que no es vandalismo lo que haces", sigue 3TTMan. "Madrid no es Europa", corta Nano4814, alegr¨¢ndose de que la capital est¨¦ a¨²n lejos de las rigideces del pa¨ªs vecino. "Aqu¨ª hay a¨²n mucho que hacer".
Los ocho, reunidos en un estudio art¨ªsticamente destartalado en la calle de Noviciado son afortunados: cuentan con el reconocimiento del p¨²blico y, algo a¨²n m¨¢s dif¨ªcil, de sus propios compa?eros. Pero Suso33 advierte de que no hay que confundirse: "los artistas que vivimos aqu¨ª hemos alcanzado nuestros m¨¦ritos, pero eso no significa que Madrid sea un ejemplo [en el mundo del graffiti]". Suso33, uno de los graffiteros m¨¢s respetados de Espa?a con una amplia trayectoria en pintura para teatro, cine, ¨®pera y danza lamenta que Madrid no apoye m¨¢s a sus artistas para fomentar el arte urbano como lo hacen otras comunidades.
A su lado est¨¢ Zeta, cuyos dise?os han marcado las campa?as de marcas como Absolut, Nike, Adidas o Coca-Cola. Sabe muy bien de lo que habla Suso porque, c¨®mo ¨¦l, este madrile?o puede pasar a?os sin exponer en su ciudad. Sorprende, porque es dif¨ªcil encontrarle inactivo mientras ayuntamientos de toda Espa?a le reclaman para todo tipo de exposiciones. "Lo curioso es que me presentan como artista madrile?o, mientras que aqu¨ª no me apoyan nada", se queja.
Sus testimonios y curr¨ªculos salpicados de premios revelan un creciente movimiento art¨ªstico en desarrollo. "Se cuece aqu¨ª, pero se come en otro lado...", tercia Zeta quejoso por no ser profeta en su tierra.
"Las galer¨ªas de la ciudad no est¨¢n preparadas para nuestro trabajo. Estamos muy por delante de lo que ellos conocen", explica Suso, que ha convertido la tradicional pintada en "pintura esc¨¦nica de acci¨®n", algo as¨ª como la performance del graffiti.
Sin embargo, la suciedad de las paredes de Madrid se aleja del panorama art¨ªstico que ellos pintan. "Madrid est¨¢ petado de firmas", dice r¨¢pidamente Nano. ?De cosas buenas o de porquer¨ªas? "De graffiti", zanjan todos a la par. Silencio inc¨®modo. Spok, nacido hace algo m¨¢s de un cuarto de siglo en las entra?as de Malasa?a, lo reconoce poco despu¨¦s: "el centro de Madrid est¨¢ reventado". Finalmente, admiten entre dientes que hay mucho ruido, mucho tag (firma) de aficionado, pero se niegan a criticarlo.
"Nos perjudica porque concebimos el graffiti m¨¢s art¨ªstico y por esos otros, no tenemos cabida en la calle y se nos persigue. Pero yo empec¨¦ haciendo lo mismo", dice San, un cacere?o que dej¨® alucinado a un galerista de San Francisco cuando vendi¨® sus 30 obras el mismo d¨ªa de la inauguraci¨®n. "Es la esencia de lo que hacemos, no podemos criticarlo", coinciden casi por primera vez, aunque por detr¨¢s se oiga que la etiqueta de graffitero es un lastre.
Es dif¨ªcil que est¨¦n de acuerdo en algo sin discusi¨®n, pero con el ¨²ltimo trabajito de Spok a¨²n h¨²medo en la Gran V¨ªa, convienen que su arte no es el graffiti. "Ya lo hemos asimilado, ahora vamos m¨¢s all¨¢", afirma 3TTMan, siempre entusiasmado con los nuevos proyectos que surgen en Madrid.
Est¨¢n ya cansados de correr delante de la polic¨ªa y la adrenalina que les invad¨ªa cuando escrib¨ªan sus primeras firmas se ha ido desvaneciendo seg¨²n el impulso ha ido convirti¨¦ndose en arte. Su trabajo sigue indisolublemente ligado a la reacci¨®n del p¨²blico y la calle, la ciudad y el espacio p¨²blico, en general, siguen siendo el lienzo perfecto. Como suele decir ElTono "no me gusta ver mi trabajo encerrado, sin perspectiva de evoluci¨®n. Estar colgada encima de un sof¨¢ es lo peor que le puede pasar a una de mis obras".
Por provocar surge la eterna pregunta ?el graffiti es arte? Gru?en. "Son debates absurdos, es como cuestionar si el flamenco es una m¨²sica o no, ya no hay debate. Con el graffiti pasar¨¢ igual, llegar¨¢ un momento en el que no sea necesario cuestionarlo". Lo dejan claro y sus pintadas recogidas en libros, revistas y museos no dejan lugar a duda: no tiene sentido seguir discutiendo el valor art¨ªstico de sus obras.
No quieren hablar de multas. Pero lo que hacen en la calle es ilegal. Mientras el Ayuntamiento castiga las pintadas en la v¨ªa p¨²blica con sanciones de 300 a 3.000 euros (hasta 6.000 para los reincidentes) decenas de locales les encargan repintar sus fachadas, como la del club Yast¨¢ en la calle de Valverde, la tienda Sfera en Fuencarral, la Grove Shop de la calle de la Palma o los cierres de Noviciado.
"No pagan mucho", dice Dourone, experto en el redecoro por encargo, "2.000 o 3.000 euros". Los veteranos son reacios a trabajar por encargo porque no soportan las limitaciones que les imponen. "?Eso no es arte, les vale cualquiera! Te encargan que les pintes la fachada para evitar que los otros se la firmen". Conclusi¨®n: s¨®lo aceptan los encargos cuando se les elige por su trayectoria y estilo... "
o cuando no queda m¨¢s remedio".
Se consideran el ¨²ltimo eslab¨®n de la historia de la pintura. Defienden la pasi¨®n, el arte sin contenedores, sin moldes. Para el vigu¨¦s Nano, el ¨²nico que acab¨® sus estudios de bellas artes, "el arte siempre ha sido elitista, mientras que pintar en la calle no lo es". San interviene: "Es curioso, porque aunque la apropiaci¨®n del espacio p¨²blico lleve 30 a?os todav¨ªa la gente se pregunta si es arte o no. Naci¨® casi a la par que el pop art, ¨¦ste se consagr¨® en cinco a?os pero el graffiti sigue vivo. La gente te pregunta: '?Y eso qu¨¦ es? ?qu¨¦ pone ah¨ª?'. Parece una garrulada pero ah¨ª esta la clave de todo. El graffiti tiene un componente sociol¨®gico que no tiene ninguna corriente art¨ªstica".
Y evocando a Picasso, Dal¨ª, Matisse y tantos otros, aplauden pertenecer a su generaci¨®n, en la que el arte tambi¨¦n puede ser en grupo y donde las posibilidades nunca se limitar¨¢n a un lienzo.
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