Paris Hilton y un 'fausto gore'
Una retorcida vuelta de tuerca del diab¨®lico mito agita el festival de teatro de Edimburgo
Quiz¨¢ es por el olor a lana y whisky de las tierras altas, o por la permanente amenaza de lluvia, o por los saltimbanquis anclados en el oscuro pasado, o porque las hordas de turistas nunca son amables, pero el caso es que Escocia parece un buen lugar para vender nuestra pobre alma al diablo. Aunque sea por un miserable paraguas.
Conocimiento, poder y belleza, eso ambicionaba Fausto, representado estos d¨ªas en el Festival Internacional de Edimburgo por la compa?¨ªa rumana National Theatre Radu Stanca Sibiu. Las entradas se hab¨ªan agotado para ver una nueva versi¨®n de la obra de Goethe dirigida por Silviu Purcarete. Un Fausto macabro, retorcido, transilv¨¢nico y sangriento. La intenci¨®n de la compa?¨ªa: que el espectador sienta la tentaci¨®n de Mefist¨®feles. O mejor dicho, de la actriz Ofelia Popii, que en el papel de diablo, coja y desnuda en la recta final del drama, logra algo m¨¢s que simple emoci¨®n con su llanto impotente ante un Fausto culpable (consigui¨® su capricho de lujuria con Margarita para luego abandonarla) pero finalmente redimido por el amor de su propia v¨ªctima. "?Por qu¨¦ quer¨ªa volar si no ten¨ªa cabeza para las alturas?", se pregunta Mefist¨®feles en su mon¨®logo final.El p¨²blico, que abarrotaba un gigantesco hangar del extrarradio de la ciudad, en pie. A Alan Rickman, el profesor Severus Snape de Harry Potter, le faltaban manos para aplaudir. Y un se?or alto y de barba blanca agitaba su bast¨®n con una energ¨ªa sin duda diab¨®lica.
"El asesinato de Paris Hilton' es un 'thriller' c¨®mico", apunta su autora
La mujer como tragedia contempor¨¢nea sobrevuela el festival
Una producci¨®n gigantesca y ambiciosa, que nos mete en un infierno que resulta m¨¢s cre¨ªble cuando es menos grandilocuente. Entre mujeres desnudas pose¨ªdas por cerdos, rinocerontes con armas f¨¢licas, coros de ni?as ultrajadas, vampiros, lobos y locos, el diablo arroja una sand¨ªa al suelo del escenario: la h¨²meda fatalidad de la fruta rota y una actriz total capaz de robarle el protagonismo a mil gritos, audiovisuales sat¨¢nicos, gr¨²as y fuegos fatuos. A Jonathan Mills, director del festival, le parece que el mito no puede ser m¨¢s actual. Nos obsesiona.
Como cada mes de agosto, Edimburgo se convierte en la ciudad de las mil historias. Desde el pasado d¨ªa 14 y hasta el 6 de septiembre, sus dos festivales principales (el Internacional y el Fringe) son acontecimientos inabarcables. Cada d¨ªa, de la ma?ana a la noche, se suceden los espect¨¢culos. En el epicentro del Fringe, el Assambley de Saint George Street, se venden las entradas como en una lonja de pescado. Una pizarra de varios metros muestras la cartelera del d¨ªa. Entre el p¨²blico, cazatalentos, cr¨ªticos y verdaderos yonkies del teatro capaces de tragarse lo que sea.
El concierto inaugural del Festival Internacional fue el Judas Maccabaeus de H?ndel. La brit¨¢nica Michael Clark Company presenta la semana que viene su espect¨¢culo de danza New Work, inspirado en el rock de finales de los setenta y anoche el Royal Ballet of Flanders estren¨® El retorno de Ulises. La pregunta es simple y conocida: ?C¨®mo te sentir¨ªas si tu pareja se va 20 a?os de viaje? ?Ser¨ªas fiel? ?Soportar¨¢ el amor el paso del tiempo? Entre la pantomima y el melodrama, el director del ballet, Christian Spuck, encuentra la respuesta -entre otros recursos- en la voz de Doris Day.
Este a?o, los escenarios son m¨¢s de 400. Y no hacen falta tantos metros cuadrados para vivir el infierno de Fausto. En un pub triunfa una versi¨®n de Barfly, de Bukowski y en unos retretes p¨²blicos se representa Esperando a Godot. En otro lavabo p¨²blico, la que tampoco llega ni a tiros es una conocida petarda. "Somos una compa?¨ªa de inglesas, americanas e irlandesas", explica mientras repasa sentada en una escalera sus notas color rosa Lucia McAnespie, una de las actrices de El asesinato de Paris Hilton, "un thriller c¨®mico", apostilla junto a ella la autora, Megan Ford. "La acci¨®n ocurre en el ba?o de un club de Los ?ngeles. Paris Hilton va a llegar y mientras tres admiradoras esperan ver a su ¨ªdolo otras dos esperan para matarla". Una veintena de espectadores por funci¨®n y el expendedor de tampax y de preservativos como decorado. Bragas por las rodillas, r¨ªmel corrido, y esas frases lapidarias que suelen salir por las bocas ansiosas que transitan ese lugar de las eternas esperas.
Las melenas oxigenadas (una ex modelo ofrece un mon¨®logo c¨®mico sobre la vida despu¨¦s de la pasarela y otra sobre lo duro que es ser tan rubia) y el teatro experimental feminista est¨¢n de moda este a?o. Tanta frustraci¨®n acumulada coincide en peque?as y grandes compa?¨ªas. Y no todo son mon¨®logos sobre kilos, sujetadores y zapatos. Mabou Mines, la compa?¨ªa neoyorquina que hace dos a?os marc¨® un hito con su montaje de Casa de mu?ecas (interpretada por actores enanos que obligaban a vivir por debajo de s¨ª misma a una, en todos los sentidos, gigantesca Nora) estrenar¨¢ a finales de mes su versi¨®n de Peter y Wendy y Rona Munro traer¨¢ esta semana La ¨²ltima bruja, su obra sobre Janet Horne, la ¨²ltima mujer que fue condenada a la hoguera en Escocia bajo la acusaci¨®n de brujer¨ªa. Al parecer, y seg¨²n relata la propia autora, su crimen fue (tambi¨¦n) pactar con el diablo para convertirse por una noche en caballo y llevar volando a su hija hasta la luna.
Pero la obra que ha despertado m¨¢s curiosidad se titula Trilogy, se representa en una iglesia y su sorprendente anuncio reclama a espectadoras dispuestas a un desnudo integral. "De todas las edades, formas, tama?os, profesiones, habilidades, atl¨¦ticas, con curvas, altas, bajas... ?queremos todo!". La obra, seg¨²n su creadora, Nic Green, pretende "celebrar las formas femeninas". Suena a un conocido spot televisivo, pero no, aqu¨ª se trata de participar en una coreograf¨ªa dram¨¢tica que roza la clase de autoayuda. Curiosamente, el p¨²blico masculino no ha acudido en masa, quiz¨¢ les intimida la contemplaci¨®n de se?oras y se?oritas dando brincos sobre las tablas y sin vender nada. La iglesia de Saint Steven, situada en la zona noble de la ciudad, ha cedido su espacio porque no encuentra nada "blasfemo" en Trilogy, obra que cierra su cat¨¢rsis de carne con una versi¨®n musical del Jerusalem de William Blake.
No cabe duda, la mujer como tragedia contempor¨¢nea sobrevuela esta edici¨®n del festival de Edimburgo. Como diminutas sherpas conquistando cada d¨ªa un Everest que nadie reconoce. German Greer, feminista superviviente de los a?os setenta, animadora sexual y cultural, ofreci¨® ayer por la ma?ana uno de sus ardientes alegatos por la mujer moderna en el Festival Pol¨ªtico (otro de los acontecimientos del mes en la ciudad) y su presencia no pareci¨® casual. Greer, a la que le basta un micr¨®fono para poner en marcha un regimiento de guerrilleras y amazonas, record¨® lo que todos olvidan: no ha servido de mucho librarse del hombre del pasado, perdimos la paciencia con el del presente y seguimos esperando al del futuro. Quiz¨¢ no haga falta vender el alma a ning¨²n diablo para empezar a engendrarlo.
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