El amigo rojo
El pol¨ªtico suizo Bruno Kammener encontr¨® su refugio en los vi?edos de H¨ªo
Su amigo Manuel Fraga lo presenta como "un socialista suizo", dos rasgos que resumen parte de lo que es Bruno Kammerer. Descendiente de toda una saga de rojos, su padre, Jean, fue amigo de Bujarin y dio cobijo en su casa a Lenin cuando estuvo refugiado en Suiza. Nacido en 1936, dice ser "hijo de la guerra". Creci¨® entre exiliados republicanos que acog¨ªan en su casa de Zurich y que fueron su primer lazo con Espa?a. El segundo lazo vino de la mano de la fotograf¨ªa, que le hizo descubrir Galicia, "donde el norte besa la luz", seg¨²n describe. El nudo definitivo lo cerr¨® la playa de Nerga, en Cangas, paisaje que le anim¨®, en 1970, a establecer su refugio y echar ra¨ªces en H¨ªo, donde las vi?as de menc¨ªa satisfacen su pasi¨®n en¨®loga.
Apoy¨® a la oposici¨®n de izquierdas mientras retrataba el ambiente taurino
Plant¨® 50 cepas de menc¨ªa en Zurich para tener all¨ª "un trozo de Galicia"
Tras estudiar Bellas Artes y especializarse en dise?o gr¨¢fico, Bruno opt¨® por la fotograf¨ªa. C¨¢mara en mano, lleg¨® a la Espa?a de Franco en 1963 para retratar el boom tur¨ªstico para una editorial alemana. Aprovech¨® el viaje para pasar propaganda ilegal desde Toulouse, donde era conocido como Bigote Rubio. Al no conseguir permiso para hacer las fotos regres¨® a Suiza, donde el agregado cultural en Ginebra lo puso en contacto con el entonces ministro Fraga. Don Manuel no tuvo m¨¢s suerte, pero le dio las cartas de presentaci¨®n que acabar¨ªan abri¨¦ndole las puertas. As¨ª empez¨® una buena relaci¨®n con el pol¨ªtico gallego, al que a¨²n ve por Navidad y en el veraneo de Perbes.
Kammerer se dirigi¨® a Sevilla para retratar toreros y llev¨® lo m¨¢s parecido a una doble vida: inmerso en los ambientes taurinos afines a la Falange, apoyaba en secreto a la oposici¨®n de izquierdas. "El ¨²nico torero rojo era Domingu¨ªn", recuerda.
Iron¨ªas del destino, los toros lo trajeron a Galicia, el pa¨ªs del mill¨®n de vacas. Ven¨ªa a hacer fotos de la gira del matador Paco Camino y se fue impresionado por la luz y las galer¨ªas coru?esas. Volver¨ªa para descubrirla por su cuenta de cabo a rabo, desde Ribadeo hasta Tui. De camino se encontr¨® con los colores y el paisaje de Cezanne en el arenal de Nerga. Es el lugar al que siempre quiere volver, de ah¨ª que se pierda largas temporadas en H¨ªo para reflexionar cuando le encargan un dise?o importante. Cuando se va, lleva la maleta a tope de patatas.
Entre escapadas se ha dedicado casi tres d¨¦cadas a la pol¨ªtica en su ciudad natal. Siempre ha sido fiel al socialismo y tiene carn¨¦ del PSOE, donde no le faltan buenos contactos: "Compart¨ª mesa con Felipe Gonz¨¢lez y Manuel Chaves en Toulouse cuando llegaron clandestinamente al congreso del exilio". Tambi¨¦n es miembro, en Zurich, del Consejo de Arte y del consejo de administraci¨®n de la Escuela de Arte, y ha recibido dos veces la medalla al mejor dise?o grafico en Suiza.
Nacido en el pa¨ªs de los relojeros, ha sabido aprovechar el tiempo. Estudi¨® dos a?os en la Escuela Federal de Viticultura W?ldenswil y los vinos gallegos tienen en ¨¦l un buen embajador: "En Zurich levant¨¦ el asfalto y plant¨¦ 50 cepas de menc¨ªa, y ahora tengo all¨ª un trozo de Galicia". Es miembro da Irmandade dos Vi?os Galegos y de la Orden del Cap¨ªtulo Seren¨ªsimo del Albari?o. A finales de a?o, tiene pensado presentar el Ribeiro en tierras suizas. "Auguro mucho futuro a los vinos gallegos, que son muy buenos por el Atl¨¢ntico". Como catador, su consejo es que no caigan "en la trampa de la madera" y como empresario recomienda m¨¢s uni¨®n entre las Denominaciones.
Rojo convencido, el mismo color le va tambi¨¦n en los vinos. Su cruzada han sido siempre los tintos. Fraga le llam¨® por ello Quijote, pero le apoy¨®. El tiempo le da la raz¨®n. Bruno se trajo algunas cepas de Italia para cruzarlas con vides gallegas. Ahora experimenta mezclando barbera con menc¨ªa y ha probado a sustituir el corcho por la chapa.
?l mismo dise?a las etiquetas, fiel al estilo de la Bauhaus, corriente de la que siempre se ha declarado seguidor.
No es su ¨²nica aportaci¨®n al arte desde el Morrazo. Con motivo de un aniversario del cruceiro de H¨ªo, le propuso a su amigo el p¨¢rroco Andr¨¦s una recuperaci¨®n del entorno, y comprendi¨® el dicho "con la Iglesia hemos topado". El por entonces responsable de Cultura de la Xunta le recomend¨® no enfrentarse al cura, pero su vena pol¨ªtica se impuso y recogi¨® 200 firmas de apoyo. La obra se hizo, pero ¨¦l perdi¨® un amigo. A pesar del tropiezo, se siente a gusto entre los gallegos, que ve abiertos al mundo gracias al aire fresco de la emigraci¨®n. "Por mi visi¨®n internacionalista, eso me gusta".
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