Paz por asentamientos
Netanyahu ha constatado en Europa la dificultad de seguir con su programa de colonias
El primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, concluy¨® ayer en Berl¨ªn una gira europea de cuatro d¨ªas en la que han quedado patentes sus dificultades para proseguir con el programa de asentamientos en Cisjordania. Berl¨ªn parec¨ªa, en principio, una escala f¨¢cil para Netanyahu, dada la extremada precauci¨®n de la diplomacia alemana en su trato con Israel. Pero la canciller Angela Merkel reafirm¨® la posici¨®n de Estados Unidos, y de una creciente mayor¨ªa en la comunidad internacional, que considera que detener la construcci¨®n de nuevos asentamientos es una condici¨®n imprescindible para retomar las negociaciones entre palestinos e israel¨ªes. Con sus intentos de sortear este requerimiento, Netanyahu pretende seguir la misma pol¨ªtica de hechos consumados que en el pasado, sin prestar atenci¨®n a los cambios operados en Oriente Pr¨®ximo y a las nuevas necesidades de Estados Unidos en la regi¨®n.
Para el Gobierno israel¨ª, el pulso en torno a los asentamientos que se va perfilando de d¨ªa en d¨ªa no es s¨®lo una cuesti¨®n de orgullo. Antes por el contrario, se trata de preservar una pieza esencial de la estrategia mantenida por los sucesivos Ejecutivos israel¨ªes tras la Guerra de los Seis D¨ªas, en 1967, cuando Naciones Unidas aval¨® el principio de paz por territorios como f¨®rmula de arreglo en Oriente Pr¨®ximo. Con la pol¨ªtica de asentamientos, Israel ha pretendido desde entonces hacer inaplicable ese principio. No por la v¨ªa de un rechazo formal que tendr¨ªa un alto coste pol¨ªtico y diplom¨¢tico ante la comunidad internacional, sino por la de apropiarse poco a poco, y en contra de la legalidad, del territorio que deber¨ªa entregar a los palestinos a cambio de la paz.
Por primera vez desde 1967, los intereses de Estados Unidos y de Israel no son coincidentes en Oriente Pr¨®ximo, lo que no quiere decir que sean antag¨®nicos ni que lo vayan a ser en el inmediato futuro. Netanyahu, pese a todo, ha optado por seguir tensando los l¨ªmites de la relaci¨®n especial con Washington, convencido de que es s¨®lo una cuesti¨®n de tiempo que las aguas vuelvan a su cauce y que la diplomacia norteamericana avale de nuevo cualquier iniciativa israel¨ª sobre el terreno. Es un camino arriesgado, puesto que podr¨ªa hacer de Israel una r¨¦mora para los intereses de Estados Unidos en la regi¨®n, en lugar de mantenerlo, como hasta ahora, como su principal garante.
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