"Soy cantautor con carn¨¦ del partido"
A sus 27 a?os, el vigu¨¦s Samuel Lev¨ª est¨¢ muy acostumbrado a que nadie le regale nada. Y a salir casi siempre airoso de los atolladeros. El fin de semana pasado, sin ir m¨¢s lejos, se meti¨® por error en una autopista y tuvo que confesarle a la cobradora del peaje: "Cr¨¦ame, se?ora, no llevo ni un c¨¦ntimo encima y el banco jam¨¢s me concedi¨® una tarjeta de cr¨¦dito". Conf¨ªa en que le terminar¨¢n perdonando los tres euros; labia, encanto y hasta buena planta no le faltan.
Samuel conoce bien la red estatal de carreteras a fuerza de que el coche le haya dejado tirado por media Espa?a. Pero esto de perseverar acaba dando sus frutos. El ¨²ltimo, el premio del Instituto de la Juventud (Injuve)al mejor cantautor novel menor de 30 a?os. "Debe de ser un error. Con esto de la gripe A no se habr¨¢ presentado ninguno m¨¢s", apunta con caracter¨ªstica retranca gallega. La misma con la que a?ora sus tiempos en el colegio mayor Chaminade, cantera de bohemios y trasnochadores.
"?C¨®mo limitarme s¨®lo a cantarle al amor? Eso es cosa de baladistas"
No le han sido nunca sencillas las cosas al chaval, qu¨¦ va, pero la vida le ha hecho un luchador nato. "Soy hijo de madre soltera, no conozco la holgura econ¨®mica y toco en solitario porque no tendr¨ªa dinero para pagar a nadie", enumera. "Pero soy tozudo, perseverante. Las cosas llevan su tiempo y es mejor que sea as¨ª".
Lo vaticin¨® hace a?os uno de sus profesores de m¨²sica: "No s¨¦ si ser¨¢s bueno, pero llegar¨¢s lejos s¨®lo por el morro que le echas". Asegurado el desparpajo, Samuel se esfuerza desde entonces en escribir cada d¨ªa mejor. Admira a Pedro Guerra "por encima de todas las cosas", le ha dado clases Quique Gonz¨¢lez y fue alumno de la Escuela Nacional de Arte de La Habana "porque ten¨ªa que encontrarme como fuera con Silvio Rodr¨ªguez". Y s¨ª, asume su condici¨®n sin ambages. "Soy cantautor con todas las consecuencias, con carn¨¦ del partido de los cantautores", enfatiza. "Si en esta charla podemos hablar sobre sexo, pol¨ªtica, religi¨®n, enfermedad o futbolistas, ?c¨®mo limitarme s¨®lo a cantarle al amor? Eso es cosa de baladistas; a m¨ª me parece m¨¢s rom¨¢ntica la idea del compromiso".
No le importa pisar callos, en consecuencia. Sus dos composiciones m¨¢s recientes arremeten contra los pusil¨¢nimes y los beatos. "Vengo a decirles que les respeto, pero que no hay por d¨®nde coger sus argumentos", anota con mirada fulgurante. Su nombre es jud¨ªo, s¨ª, pero el muchacho no comulga con las autoridades celestiales. Prefiere que su voz y sus versos combatan los malos tratos a las mujeres o esbocen puentes solidarios con el pueblo cubano. "Me gustan sus valores, aunque la revoluci¨®n haya cometido defectos de forma".
Anoche, en su estreno en la Galileo, miraba las fotos de Pedro, Quique y otros grandes que decoran las paredes y se le escapaba un resoplido nervioso. "Hace tiempo ya me autoedit¨¦ un par de discos, Con mis propias manos y Turno de noche", rememoraba, "pero ahora estoy construyendo una catapulta para lanzar un buen pelotazo".
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