Notable adaptaci¨®n de 'La carretera'
Descubr¨ª tarde la maravillosa escritura de Cormac McCarthy. No hab¨ªa le¨ªdo cr¨ªticas sobre ¨¦l, no ten¨ªa referencias, tampoco la curiosidad o el azar me hab¨ªan impulsado a comprar sus libros. Alguien a quien guardar¨¦ eterno agradecimiento remedi¨® mi intolerable laguna al regalarme Meridiano de sangre. Me fascin¨® esa novela. La hab¨ªa parido un escritor con voz propia, un narrador fuera de lo com¨²n, tan duro como hipn¨®tico, a la altura en la literatura norteamericana de Faulkner, Fitzgerald, Salinger y Bellow, uno de los aut¨¦nticamente grandes. Lo ¨²ltimo que se ha publicado de McCarthy en Espa?a es La carretera, cr¨®nica terrible y emocionante de la odisea de un padre y su ni?o intentando sobrevivir despu¨¦s de un apocalipsis nuclear, caminando hacia el sur y hacia el mar huyendo de una atm¨®sfera g¨¦lida, intentando eludir o protegerse de seres humanos que act¨²an como depredadores, recordando para aliviarse lo que alguna vez fue la Tierra y el esplendor en la hierba que vivieron en ella, cercados por monta?as de cad¨¢veres y de suicidas, enfrent¨¢ndose a la desolaci¨®n absoluta, buscando desesperadamente alimento y refugios provisionales, protegidos por una pistola que tambi¨¦n piensan utilizar para volarse los sesos cuando no puedan soportar por m¨¢s tiempo el horror ambiental, neg¨¢ndose a ser contaminados por el embrutecimiento moral, luchando contra un crep¨²sculo que parece interminable. Esa trama y el poderoso, seco y l¨ªrico lenguaje con el que est¨¢ descrita te pueden dejar noqueado, contagi¨¢ndote su profunda emoci¨®n.
El director John Hillcoat ha filmado la obra de McCarthy con todo respeto
El director John Hillcoat se ha atrevido al complicado reto de adaptar al cine La carretera. Al igual que los hermanos Coen en su mod¨¦lica No es pa¨ªs para viejos, lo ha hecho desde el reverencial respeto al texto literario, sin pretensiones autorales de jugar con el argumento y con las esencias, intentando captar en im¨¢genes la atm¨®sfera y las sensaciones de la novela. Y el resultado, adem¨¢s de fiel, es notable. Ha sabido desarrollar la est¨¦tica y la ¨¦tica de esta historia sombr¨ªa, te transmite la angustia y el sufrimiento de sus personajes, la determinaci¨®n a pesar del miedo, el amor que se procesan ese padre y ese hijo que han perdido casi todo, pero que sacan fuerzas para seguir caminando por un universo infernal.
El director es consciente de que esta historia habitada casi exclusivamente por dos personajes tendr¨¢ solidez en funci¨®n de la credibilidad, el sentimiento y la qu¨ªmica que le otorguen los actores. Y tanto Viggo Mortensen como el ni?o Kodi Smit-McPhee est¨¢n tan veraces como conmovedores. Tambi¨¦n Charlize Theron y Robert Duvall en apariciones breves que dejan huella. Igualmente te admira la fotograf¨ªa que ha conseguido Javier Aguirresarobe. Su luz recrea un mundo en descomposici¨®n, gris¨¢ceo, perpetuamente neblinoso, con el color y el olor de la desesperanza, la amenaza, la ruina y la muerte. No tengo noticias de la reacci¨®n del siempre secreto Cormac McCarthy ante el trato cinematogr¨¢fico que ha recibido su criatura. A m¨ª es una pel¨ªcula que me provoca continuo desasosiego y en m¨¢s de un momento me toca directamente el coraz¨®n.
Por razones f¨¢ciles de comprender, el director estadounidense Todd Solonz, especializado en friquis y sordidez, transgresi¨®n barata y gui?os ir¨®nicos a su parroquia, goza de bula permanente entre la modernez. A pesar de ese indesmayable apoyo, que pod¨ªa tener sentido ante la original y corrosiva Happiness, su lamentable y cada vez m¨¢s retorcida obra posterior s¨®lo obtiene reconocimiento y complicidad en un territorio tan restringido e in¨²til como el de los festivales de cine. Life during wartime insiste en los comportamientos patol¨®gicos, en una familia de tarados depresivos que no se soportan ni a s¨ª mismos ni a los dem¨¢s, con la sombra de un pederasta que violaba a su hijo y que acaba de salir de la c¨¢rcel. Este personaje no resulta m¨¢s anormal que el resto de la familia. Solonz se lo sigue montando de c¨ªnico y de excesivo, de profesional de la parodia sobre traumas de la clase media. Parte del p¨²blico le sigue riendo las gracias. Yo no se la pillo por ning¨²n lado a este prescindible provocador.
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