'Bonus': necesitamos reglas
Hace ya casi un a?o desde que la ca¨ªda de Lehman Brothers arrastr¨® al mundo a una crisis financiera sin precedentes. De forma repentina, nos vimos forzados a poner en cuesti¨®n nuestra confianza en la solidez de un sistema financiero en constante transformaci¨®n. Muy r¨¢pidamente, distintos sectores de nuestras econom¨ªas fueron golpeados brutalmente.
Ahora ya todos conocemos bien los motivos de la crisis que se origin¨® en el sector inmobiliario de los Estados Unidos y debido a la titulizaci¨®n masiva, pronto afect¨® a todo el sector financiero mundial. Esta crisis es el resultado del uso de instrumentos financieros excesivamente complejos, de una falta de evaluaci¨®n del riesgo, de una regulaci¨®n insuficiente de algunas instituciones y productos financieros, y de la avaricia insaciable de aquellos, para los que bastante nunca era suficiente.
Ante este desaf¨ªo, los gobiernos evitaron el colapso movilizando todos los medios necesarios. Hemos proporcionado un apoyo excepcional a nuestros sectores financieros. Hemos impulsado programas de recuperaci¨®n a gran escala -en total, casi 5 billones de d¨®lares entre todos los pa¨ªses, seg¨²n datos del Fondo Monetario Internacional (FMI)-.
Aunque desde cada pa¨ªs hemos actuado de acuerdo con nuestras propias prioridades, se ha llevado a cabo una acci¨®n coordinada y ha existido una cooperaci¨®n a nivel internacional sin precedentes, con la que hemos podido evitar una crisis como la que se vivi¨® en los a?os treinta.
El pasado mes de abril, los jefes de Estado y de Gobierno del G-20, que representa el 85% de la riqueza mundial, nos reunimos en Londres y esbozamos unas reglas con las que afrontar la ra¨ªz del problema. Las decisiones que entonces adoptamos se dise?aron para eliminar las causas de la crisis, mediante una mayor transparencia, mayor regulaci¨®n y un comportamiento m¨¢s responsable por parte del sector financiero. Estos principios dan respuesta a las demandas leg¨ªtimas de nuestros ciudadanos, que solicitan una mayor supervisi¨®n y la garant¨ªa de que estos errores no se repetir¨¢n.
Como representantes de estos pa¨ªses, es nuestro deber desarrollar plenamente estas decisiones y hacer todo lo que est¨¦ en nuestra mano para eliminar el comportamiento excesivamente arriesgado y acabar con la irresponsabilidad de algunos agentes financieros.
Ahora hay motivos de esperanza y ya se ve la luz al final del t¨²nel. A¨²n es demasiado pronto para cantar victoria, pero algunos datos e indicadores econ¨®micos recientes parecen indicar que ya hemos dejado atr¨¢s lo peor de la crisis financiera. Aunque la econom¨ªa no se est¨¦ recuperando tan r¨¢pidamente como nos gustar¨ªa, los signos positivos que empiezan a emerger nos permiten ser algo m¨¢s optimistas.
Al mismo tiempo, debemos impedir que se repitan estas malas pr¨¢cticas. Las entidades financieras -algunas de las cuales sobreviven gracias a las inyecciones masivas de dinero p¨²blico- est¨¢n aprovechando los buenos resultados del primer trimestre para actuar como si la crisis hubiese sido un rev¨¦s menor y pudieran volver a actuar de la misma manera. Debemos ser muy claros: estas pr¨¢cticas no son s¨®lo arriesgadas, sino que son impropias, c¨ªnicas e inaceptables. Constituyen una provocaci¨®n ante el fuerte incremento del paro.
No elegimos poner nuestro dinero en las entidades financieras. Tenemos que hacerlo. El sistema financiero juega un papel esencial en nuestra econom¨ªa y debemos asegurarnos de que sigue unas reglas y de que no volver¨¢ a estar en una posici¨®n tal en la que pueda poner en peligro todo el sistema econ¨®mico. Los riesgos asociados a los sistemas de remuneraci¨®n de los directivos deben ser supervisados muy estrictamente. El riesgo es demasiado grande cuando los errores de unos cuantos pueden afectar a todos nuestros ciudadanos.
Por eso, en la reuni¨®n de hoy de los ministros de Finanzas del G-20, en Londres, pediremos que se ponga en marcha una pol¨ªtica de remuneraciones estricta. Deber¨ªan prohibirse los bonus garantizados a m¨¢s de un a?o. Los pagos de las primas deber¨ªan repartirse a lo largo de varios a?os y reflejar con fidelidad los resultados, tanto de los individuos como de las entidades financieras, a lo largo de este periodo.
Las entidades financieras tambi¨¦n deben ser totalmente transparentes, publicando informaci¨®n detallada sobre su pol¨ªtica de remuneraci¨®n. Finalmente, cada pa¨ªs debe asegurarse que sus entidades financieras cumplen estas reglas.
Adem¨¢s, para la opini¨®n p¨²blica de nuestros pa¨ªses es dif¨ªcil entender c¨®mo tan pocos pueden reclamar tanto. El importe de algunos bonus es cuestionable, y no s¨®lo desde un punto de vista moral. Reconocemos que no es un debate f¨¢cil, pero no podemos evitarlo. Hay algunas propuestas para ir m¨¢s all¨¢ que incluyen limitaciones a los bonus, una tributaci¨®n espec¨ªfica u obligaciones adicionales a las entidades financieras.
Est¨¢ claro que estas reglas son el primer paso hacia un sistema m¨¢s amplio de regulaci¨®n, necesario en el sector financiero. Adem¨¢s, considerando las decisiones tomadas por los gobiernos y los bancos centrales, que han sido determinantes para devolver la rentabilidad a las entidades financieras, esperamos reacciones igualmente decididas en el sector bancario para emplear esta rentabilidad en beneficio de la econom¨ªa real.
Hoy tenemos una oportunidad ¨²nica de actuar con decisi¨®n para proteger a nuestros ciudadanos y asegurar que nuestras econom¨ªas avanzan de forma estable.
Ya hemos tomado medidas y nuestra determinaci¨®n es continuar haci¨¦ndolo. Solicitamos a nuestros colegas del G-20 que se unan a nosotros en la adopci¨®n de unas reglas estrictas. Indiscutiblemente, ser¨¢n a¨²n m¨¢s eficaces si se adoptan a nivel internacional.
Continuemos con los esfuerzos hist¨®ricos emprendidos el 2 de abril. Juntos, sentaremos las bases de un crecimiento sostenible basado en los principios de transparencia y responsabilidad. La cultura de los bonus debe terminar y debe hacerlo en la pr¨®xima reuni¨®n del G-20 en Pittsburgh.
Anders Borg es ministro de Finanzas de Suecia, Wouter Bos es ministro de Finanzas de los Pa¨ªses Bajos, Jean-Claude Juncker es primer ministro de Luxemburgo, Christine Lagarde es ministra de Asuntos Econ¨®micos de Francia, Elena Salgado es vicepresidenta segunda y ministra de Econom¨ªa de Espa?a, Peer Steinbr¨¹ck es ministro de Finanzas de Alemania y Giulio Tremonti es ministro de Econom¨ªa y Finanzas de Italia.
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