El grito de Trotski
En agosto de 1940, Trotski en su casa-fortaleza de Coyoac¨¢n, en M¨¦xico DF, ultimaba un libro sobre Stalin, que dej¨® inacabado; incluso la introducci¨®n: "La primera cualidad de Stalin era una actitud despectiva hacia las ideas. La idea hab¨ªa...", y ah¨ª se qued¨®, pues como es sabido el 20 de agosto un tal Frank Jacson o Jacques Mornard, en realidad el comunista espa?ol Ram¨®n Mercader del R¨ªo, le asesin¨® clav¨¢ndole en la cabeza un piolet (Padura) o un zapapico (seg¨²n Juli¨¢n Gorkin, autor del muy c¨¦lebre, por razones que ahora no hacen al caso, C¨®mo asesin¨® Stalin a Trotsky). Me detengo en Gorkin: en la contracubierta de una edici¨®n barata de 1965, se escribe: "...la obra es una verdadera novela de acci¨®n, cuya base real hace m¨¢s dram¨¢tica esta historia". Esta historia, el asesinato de Trotski, es lo que cuenta Leonardo Padura, autor de una estimable serie policiaca, en la que radiograf¨ªa moralmente -qu¨¦dense con el adverbio- Cuba. El hombre que amaba a los perros es, s¨ª, el relato pormenorizado del asesinato de Trotski, contado con gran nervio narrativo -es en s¨ª misma una apasionante novela de lealtades, u obediencias: no es lo mismo, y traiciones, y tambi¨¦n, claro, una pel¨ªcula: la hizo Losey en 1972-; es tambi¨¦n una pormenorizada reconstrucci¨®n de los ¨²ltimos a?os de la vida errante de Trotski, presintiendo que Stalin le alcanzar¨ªa; y es, por ¨²ltimo, la historia de un joven cubano, Iv¨¢n, para quien la vida es un callej¨®n sin salida y que conoce en 1977, en una playa, a un hombre que amaba a los perros, que pasea dos viejos galgos rusos, dos borzois, esos animales que tanto am¨® -tambi¨¦n- Trotski, como ama -tambi¨¦n- el cubano a los perros en general. Ese misterioso espa?ol, enfermo y abandonado, le conf¨ªa su secreto; el lector ya lo adivina enseguida, Iv¨¢n tarda m¨¢s: es Ram¨®n Mercader, quien falleci¨® en Cuba en 1978. Los perros, pues, con una insistencia que a m¨ª no me acaba de convencer, unir¨¢n las tres historias y con las tres Padura ha escrito una ambiciosa novela, que se lee con mucho inter¨¦s, aunque tal vez se hubiera beneficiado con una mayor capacidad de s¨ªntesis. La parte del Trotski huyendo es muy prolija, como si Padura no hubiera acertado al manejar la mucha documentaci¨®n; la parte de Mercader no se libra tampoco de un exceso de datos, aunque es la que mejor fluye; y, por fin, la parte cubana, con la que Padura est¨¢ comprometido moralmente, es por s¨ª misma una novela: es acertado ese "efecto mariposa" de la utop¨ªa socialista y c¨®mo aquella barbarie estalinista acaba, tantos a?os despu¨¦s, tantos sue?os rotos despu¨¦s, tanta sangre derramada despu¨¦s, perjudicando las vidas an¨®nimas como las de Iv¨¢n o Ana, su mujer, tambi¨¦n ella amaba a los perros. El ¨²nico pero, pues, aunque estructural, que cabr¨ªa hacer es ¨¦ste, que nos da seiscientas p¨¢ginas, donde caben tres novelas, y el total se resiente algo. En cambio, la ambici¨®n se le reconoce.
El hombre que amaba a los perros
Leonardo Padura
Tusquets. Barcelona, 2009
575 p¨¢ginas. 22 euros
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