Adi¨®s a los japoneses

Primero apareci¨® como salvadora y m¨¢s tarde se convirti¨® en enemigo p¨²blico n¨²mero uno. La multinacional nipona Suzuki abandona este mes la factor¨ªa de Santana Motor, en Linares (Ja¨¦n), donde ha mantenido casi un cuarto de siglo una relaci¨®n de amor y odio con los linarenses. Cuando los 120 trabajadores de la cadena de montaje del modelo Jimny -actualmente en expediente de regulaci¨®n de empleo (ERE) junto al resto de la plantilla- se incorporen al trabajo el pr¨®ximo d¨ªa 14, se integrar¨¢n en el modelo Massif que fabrica Iveco, el grupo de empleados que ha heredado todo el protagonismo en la rama automovil¨ªstica de la compa?¨ªa.

Los japoneses aterrizaron en Linares en 1985 cogiendo el testigo dejado por Land Rover. Fueron ampliando su presencia en el accionariado de forma progresiva, hasta llegar al 83,75% del a?o 1993. Sin embargo, de forma sorpresiva, un a?o despu¨¦s Suzuki provoc¨® un aut¨¦ntico terremoto en toda la comarca linarense al anunciar la suspensi¨®n de pagos de la compa?¨ªa.

Las protestas de 1986 hicieron que la Junta tomara el control de la fabrica

Los restaurantes chinos colgaron carteles diciendo que no eran japoneses

Probablemente, la multinacional nipona no esperaba una reacci¨®n tan contundente del pueblo de Linares a su anuncio. Durante un centenar de d¨ªas, los 2.400 trabajadores que entonces compon¨ªan la plantilla, familiares y vecinos de toda la zona de influencia de Santana escribieron uno de los cap¨ªtulos m¨¢s destacados de la lucha obrera en Espa?a.

Tras m¨²ltiples manifestaciones, marchas y protestas de todo tipo, lograron que la Junta de Andaluc¨ªa asumiera el control de la factor¨ªa linarense. Norberto Prados, un trabajador que perdi¨® un ojo por el impacto de una pelota disparada por los antidisturbios para disolver una protesta en la estaci¨®n ferroviaria de Linares-Baeza, fue el s¨ªmbolo de aquella lucha.

"Era como luchar contra un fantasma, porque los culpables de la crisis estaban a miles de kil¨®metros de Linares", recuerda Juan Salazar, miembro del comit¨¦ de empresa de Santana en 1994. "Japon¨¦s, japon¨¦s..." As¨ª empezaba uno de los gritos de guerra de los santaneros, que provoc¨® la estampida de todos los directivos asi¨¢ticos. Tal era la animadversi¨®n contra todos los orientales que hasta los restaurantes chinos tuvieron que colgar en sus puertas carteles donde pod¨ªa leerse "Somos chinos, no japoneses".

El Gobierno andaluz logr¨® que Suzuki no abandonara Linares definitivamente, aunque ya nada fue igual. Empez¨® fabricando el todoterreno Samurai -apodado el Guerrero y del que llegaron a producirse m¨¢s de 215.000 unidades-, m¨¢s tarde el Vitara y, desde 1998, el Jimny, del que ya se han servido los ¨²ltimos pedidos.

"Al principio parec¨ªa un matrimonio eterno, pero lleg¨® la crisis de 1994 y Suzuki se qued¨® en Linares de una manera forzada, m¨¢s por una cuesti¨®n pol¨ªtica y de imagen, hasta que se han ido sin hacer mucho ruido", indica Enrique Mart¨ªnez, que perteneci¨® a la cadena de montaje del Jimny, a donde lleg¨® procedente de la industria auxiliar Lifisa, encargada de fabricar los techos de pl¨¢stico de los todoterreno.

El acuerdo entre Santana Motor y Suzuki expiraba en 2008, aunque se prorrog¨® un a?o m¨¢s. En los ¨²ltimos tiempos, coincidiendo con la crisis de la automoci¨®n, las relaciones entre ambas partes no han estado exentas de tensi¨®n. Santana demand¨® a Suzuki por repercutir toda la reducci¨®n del mercado en la planta de Linares. Con todo, el nuevo presidente de Santana, Bienvenido Mart¨ªnez, cree que a Santana le podr¨ªa interesar quedarse con la plataforma de fabricaci¨®n del Jimny para nuevos productos.

Hoy, la antigua metal¨²rgica de Santa Ana, creada en 1956 y que lleg¨® a emplear a?os despu¨¦s a m¨¢s de 5.000 trabajadores de forma directa y otros tantos de manera indirecta, no tiene nada que ver con la Santana actual.

La rama automovil¨ªstica la forman apenas 363 trabajadores -en situaci¨®n de ERE durante 39 semanas- y la actividad se ha diversificado en un parque empresarial donde se producen vagones de trenes, aerogeneradores o veh¨ªculos de emergencia. Santana, que cerr¨® el pasado ejercicio con un balance negativo de 56 millones de euros, negocia en la actualidad su privatizaci¨®n con dos grupos. Uno de ellos, Fiat Iveco, tiene una opci¨®n de compra sobre el modelo Massif. El otro es un grupo extranjero l¨ªder en transporte por carretera.

La intenci¨®n del Gobierno andaluz era culminar su salida de la factor¨ªa este verano, pero la crisis del sector -m¨¢s agudizada en los todoterrenos- ha retrasado los planes al menos medio a?o m¨¢s.