Abel Ferrara, cara a cara con la muerte

"Estuvimos a punto de morir. Pens¨¦: 'Este avi¨®n est¨¢ a punto de estrellarse'. ?Has visto alguna vez el momento en el que caen las m¨¢scaras de ox¨ªgeno? Da miedo, t¨ªo. El avi¨®n ol¨ªa a quemado, las m¨¢scaras de ox¨ªgeno nos cayeron... Est¨¢bamos en medio del oc¨¦ano, en medio de la noche. Y mir¨¦ a mi novia, que es budista... y no s¨¦". El realizador Abel Ferrara (Nueva York, 1951) habla en un bar mientras examina los sobres de az¨²car y saluda a caras conocidas a derecha e izquierda. Su avi¨®n -en el que tambi¨¦n viajaba el actor Ethan Hawke- hab¨ªa realizado un aterrizaje de emergencia el d¨ªa anterior -el lunes- y Ferrara luc¨ªa nervioso.

Por culpa del incidente la Mostra hab¨ªa tenido que repetir el pase de su excelente documental Napoli, Napoli, Napoli, un dur¨ªsimo repaso a los males que asuelan a la ciudad italiana, donde la ausencia de Estado, el inmovilismo pol¨ªtico y la nefasta situaci¨®n del mercado laboral (s¨®lo con la privatizaci¨®n de Telecom en 2006 se perdieron 18.000 puestos de trabajo en la provincia) han instaurado un caos permanente, dando paso a un panorama controlado por la Camorra. "No s¨¦. S¨ª, N¨¢poles es jodida, pero ?qu¨¦ me dices de Detroit? All¨ª matan a un mont¨®n de gente cada d¨ªa. En EE UU la llaman la capital del crimen. ?Te he dicho que voy a rodar mi nueva pel¨ªcula all¨ª? Tampoco es que Nueva Orleans sea mucho mejor... No he estado en todas partes".

El director de El rey de Nueva York, El funeral o Teniente corrupto es un hombre conocido por su afici¨®n al exceso pero tambi¨¦n por su innegable talento, que en Napoli, Napoli, Napoli brilla con luz propia, especialmente en las escalofriantes entrevistas a presas de c¨¢rceles que sirven de hilo conductor al filme: "Me gustaba la idea de ir a?adiendo cosas mientras rod¨¢bamos. ?ste era mi primer documental y yo soy un director de cine, as¨ª que he decidido much¨ªsimas cosas sobre la marcha. ?Que si he sentido peligro rodando all¨ª? No. Para m¨ª, cuando gritas acci¨®n todas las ciudades son iguales".

En el pase, al que han asistido unas 50 personas (en una sala para 1.200), Ferrara, a grito pelado, se dirigi¨® al p¨²blico desde su palco: "Ayer estuve a punto de morir en un accidente de avi¨®n, pero hoy estoy aqu¨ª y quiero daros las gracias por haber venido". Poco despu¨¦s las luces se apagaban. "Qu¨¦ pedazo de pantalla", se le oy¨® decir cuando su nombre apareci¨® en pantalla. Cien por cien Ferrara.