Espa?a ya es mundialista
Cesc, Cazorla y Mata rubrican con sus goles el octavo triunfo sucesivo del equipo de Del Bosque
Espa?a logr¨® su clasificaci¨®n para el Mundial de 2010 en una noche sofocante ante Estonia, un rival molesto, sin exhibir la precisi¨®n de otras veces, sin emocionar a la grada por el juego, pero levantando a la gente de sus asientos para celebrar el billete que conduce a Sur¨¢frica.
Estonia se tom¨® el partido con la calma propia de los equipos que no tienen nada que perder. Los rubios llegaron a M¨¦rida, tomaron el sol, se ba?aron, jugaron y, como suele ocurrir en estos casos, generaron muchos problemas a Espa?a, que s¨ª compet¨ªa por un premio. Los estonios se defendieron con aplicaci¨®n y jugaron con inteligencia. Durante los primeros minutos del partido, presionaron arriba, achicando los espacios y ensuciando la salida del bal¨®n por parte de Piqu¨¦ y Marchena. Los centrales espa?oles no consiguieron encontrar a los volantes. Senna y Cesc tampoco estuvieron especialmente l¨²cidos en esta fase. Tardaron en entrar en el encuentro. Llevaban meses sin ser titulares y lo notaron. Durante el tiempo que les tom¨® la aclimataci¨®n, Espa?a perdi¨® fluidez. Esos momentos de desorientaci¨®n coincidieron con el apogeo de Estonia, que sali¨® del vestuario con poco combustible, pero dispuesto a quemarlo en las cargas iniciales.
ESPA?A 3 - ESTONIA 0
Espa?a: Casillas; Albiol, Piqu¨¦, Marchena, Capdevila; Xavi, Senna, Cesc; Silva (Mata, m. 78), Fernando Torres (G¨¹iza, m. 56) y Villa (Cazorla, m. 65). No utilizados: Reina; Puyol, Xabi Alonso y Riera.
Estonia: Pareiko; Sisov (Jaager, m. 64), Rahn, Piiroja, Klavan; Zenjov (Voskoboinikov, m. 46), Vunk, Vassiljev, Kruglov; Oper y Kink (Lindpere, m. 71). No utilizados: Aksalu; Barengrub, Purje, Dmitrijev y Saag.
Goles: 1-0. M. 32. Cesc, tras una pared con Silva. 2-0. M. 81. Despu¨¦s de una larga combinaci¨®n, Cesc pasa a Cazorla, que marca con la puntera. 3-0. M. 90. Mata, de fuerte tiro raso al primer palo de Pareiko.
?rbitro: Oleg Oriekhov (Ucrania). Amonest¨® a Piiroja, Vassiljev y Rahn.
Romano Jos¨¦ Fouto: 14.500 espectadores.
Ser¨¢ el noveno Mundial seguido que dispute La Roja tras faltar al de 1974
Sin nada que perder, Estonia se defendi¨® con aplicaci¨®n e inteligencia
Agotados por el viaje desde Turqu¨ªa hasta M¨¦rida, los jugadores del equipo b¨¢ltico procuraron aprovechar la poca energ¨ªa que les quedaba en la primera mitad del duelo. La t¨¢ctica estuvo a punto de proporcionarles beneficios. Achicaron el campo, cortaron el juego espa?ol y lanzaron a Oper y Kink, los dos puntas, a los espacios abiertos entre Casillas y su defensa. Kink abri¨® el fuego con el primer remate de la noche. Fuera. Luego le toc¨® a Kink, que cabece¨® a bocajarro un centro del astuto Vassiljev. Fuera tambi¨¦n. Durante un instante, la hinchada extreme?a, muy bulliciosa, baj¨® los decibelios. Pero ah¨ª se perdieron las ocasiones estonias.
La entrada de Fernando Torres en escena fue se?al de que a la selecci¨®n le empezaba a llegar ox¨ªgeno a los pulmones. Sobre la media hora de juego, el delantero del Liverpool empez¨® a tirar desmarques inmediatamente seguidos de pases. Sus compa?eros le buscaron y lo encontraron. Xavi, Silva, Cesc y sobre todo Villa consiguieron encontrar canales de elaboraci¨®n. Les llev¨® un buen rato. Las asociaciones no resultaron tan f¨¢ciles como otras veces porque Espa?a carg¨® todos sus ataques por la izquierda permitiendo al adversario cerrarse mejor. Las diagonales de Villa, tirado sobre esa raya, se convirtieron en operaciones de gran complejidad: enfrente se le plantaron tres o cuatro marcadores en cada jugada. A Estonia le result¨® f¨¢cil acumular gente all¨ª porque, del otro lado, el ataque espa?ol no se present¨®. No hubo noticias de Albiol en esa banda ni se le esperaba. El chico es central y no se movi¨® de su campo. Desde la derecha parti¨® Silva, siempre hacia dentro, y ocasionalmente Torres, que cay¨® a la banda. Espa?a dej¨® claro que apuntaba al otro costado y hacia ese sector orient¨® sus incursiones con obstinaci¨®n.
Los remates de Torres empezaron a desenmara?ar la madeja. El goleador del Liverpool sigue sin poder gritar un gol en esta fase de clasificaci¨®n. En el octavo partido de la serie se qued¨® sin marcar otra vez, pero se dio el gusto de ametrallar a Pareiko desde todos los ¨¢ngulos. El primer tiro se le fue arriba. El segundo se lo par¨® el portero en un mano a mano. El tercero se lo pens¨® mejor. Recibi¨® solo en el ¨¢rea, respir¨®, apunt¨® para asegurar y Kruglov apareci¨® en el ¨²ltimo instante para taparle el tiro.
No fue la noche m¨¢s afortunada de Torres, pero su presencia permiti¨® desestabilizar a los centrales estonios, que vivieron exigidos. El gol de Espa?a lleg¨® despu¨¦s de un movimiento suyo. Torres arrastr¨® a un defensa y se abri¨® un pasillo. Silva lo vio y Cesc tambi¨¦n. Tiraron una pared, rompieron la l¨ªnea rival y Cesc defini¨® al segundo palo, como los especialistas.
El gol fue producto de la insistencia, no de la claridad. La jugada que lo precedi¨® fue por la izquierda, como era previsible. All¨ª Espa?a organiz¨® una romer¨ªa a la que Estonia respondi¨® con otra muchedumbre. Durante una hora, el partido se resumi¨® en buscar una salida al laberinto que los equipos construyeron en esa cuadr¨ªcula. Hicieron falta dos talentos del juego entre l¨ªneas como Cesc y Silva para hallar la soluci¨®n al dilema. Lo hicieron sin alterarse. Con la naturalidad con la que esta selecci¨®n hace las cosas m¨¢s complicadas. A partir de ah¨ª, el partido se descongestion¨®. Cazorla y Mata pusieron despu¨¦s el broche a la fiesta con sus tantos. Tras perderse la cita de Alemania 1974, Espa?a no ha faltado a ninguna de las nueve ¨²ltimas.
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