Fatih Akin tambi¨¦n hace re¨ªr
Volvemos a sufrir el retraso de una hora en el pase de la pel¨ªcula italiana La doppia hora, algo que ha sido habitual, junto a las proyecciones desenfocadas, durante todo el festival, pero el p¨²blico ya ni siquiera protesta, por estar demasiado hastiado o por el goce que debe acompa?ar al masoquismo. Los responsables del desastre no dan explicaciones, pero vislumbro a Marco M¨¹ller, director de este festival en naufragio progresivo desde que alg¨²n insensato le otorg¨® el mando del barco, vestido de astronauta chino en cena de gala y pase¨¢ndose como un pavo real ante la larga cola de espectadores que hemos vuelto a ser machacados. Y no hay motines contra el gran estafador, contra su lamentable e impuesto concepto de la cultura cinematogr¨¢fica, contra alguien que lleva demasiado tiempo transformando en templo supremo del aburrimiento y de la nader¨ªa seudointelectual una Mostra que durante muchos a?os tuvo justificado prestigio.
La doppia hora, dirigida por Giuseppe Capotondi, al menos mantiene cierta intriga escribiendo las pesadillas de una emigrante que trabaja en un hotel de Tur¨ªn y que vio c¨®mo asesinaban en un atraco al hombre que quer¨ªa. Posteriormente comprobaremos en diversas y excesivamente retorcidas vueltas de tuerca que nada es lo que parece, con lo cual te montas un l¨ªo mental importante, pero el director tiene habilidad para mantenerte tenso durante casi toda la trama.
Fatih Akin es un director que se hab¨ªa distinguido hasta ahora por sus densas tragedias, habitadas por familias turcas en Alemania cuyos atormentados hijos no acaban de encontrar su lugar en el mundo, un universo que encontr¨® la mejor expresividad en Contra la pared. En Soul kitchen el siempre intenso y dram¨¢tico Akin se ha propuesto cambiar de registro y hacer una comedia sobre los agobios del due?o de un restaurante cuando tiene que emplear en ¨¦l a un disparatado hermano que acaba de salir de la c¨¢rcel y enfrentarse a los especuladores inmobiliarios que pretenden derribar su negocio para construir viviendas. Akin logra hacerte sonre¨ªr y re¨ªr en bastantes momentos, aunque el gui¨®n no se distinga por la sutileza ni la mordacidad. A pesar de esas carencias, los personajes tienen cierto encanto y los buenos sentimientos no resultan cargantes. Imagino que la Mostra se ha atrevido a exhibir una comedia en la secci¨®n oficial porque viene firmada por un director tan reconocido como Fatih Akin, ya que este g¨¦nero debe de parecerle una frivolidad intolerable a los melifluos seleccionadores que vuelcan sus anhelos art¨ªsticos en el ser y la nada.
Han decidido por segunda vez ofrecernos otra pel¨ªcula sorpresa. Ahora se trata de la pel¨ªcula filipina Lola, dirigida por Brillante Mendoza, el nuevo gur¨² cinematogr¨¢fico entre tanto farsante presuntamente enamorado del cine con inquietudes. Aseguran que Mendoza es un opresivo creador de atm¨®sfera. Se supone que identifican atm¨®sfera con secuencias interminables en las que no ocurre nada, en las que la c¨¢mara va siguiendo durante 15 minutos a una abuela con su nieto por las calles de Manila. Que ellos les analicen la profundidad art¨ªstica del cine de Mendoza. Yo no logro enterarme jam¨¢s de qu¨¦ van sus costumbristas movidas. S¨®lo deseo que se acaben cuanto antes.
La egipcia El viajero posee el cebo inicial de que en el reparto aparece el nombre de Omar Sharif. Pero durante gran parte del na?f aunque sopor¨ªfero metraje s¨®lo o¨ªmos su voz en off narrando los tres momentos m¨¢s trascendentes en la vida del protagonista. Lo que ves y lo que oyes es de una torpeza y una soser¨ªa alarmantes.
Y todav¨ªa quedan dos jornadas para que se acabe este tormento, el exhaustivo muestrario de la impotencia para contar con arte algo entendible. La secci¨®n oficial de la Mostra ha logrado convertirse desde hace tiempo en el vertedero de la inanidad pomposa. El cine que respeto o que me gusta tiene que estar en otra parte.
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