Cristiano, de principio a fin
El portugu¨¦s lidera al gran Madrid del primer tramo y acaba con el intento de remontada del Z¨²rich
No hay rastro de aquel Real Madrid de anteayer, el de Capello, Schuster o Juande, lo mismo da, que se dejaba arrastrar por el adversario de turno para luego navegar a la contra, con espacios. Por lo ratificado en Z¨²rich y deslizado en Cornell¨¤, este equipo es autoritario. Le gusta el mando, juega con una decisi¨®n que se le desconoc¨ªa y se busca las rendijas al tiempo que asfixia al adversario. En tierras suizas, salvo en un momento de confusi¨®n defensiva en el segundo tramo, hizo una demostraci¨®n de poder¨ªo, sin marcha atr¨¢s, siempre con la mirada al frente y los pies en campo contrario, sobre todo en el primer acto. Justo lo que se espera de un equipo de rango, para el que la especulaci¨®n y los juegos ajedrecistas ser¨ªan un derroche de talento. Al Madrid le sobra por los cuatro costados. M¨¢xime cuando el primero en activarse es Cristiano Ronaldo, que en media hora descorch¨® al Z¨²rich con versos de su repertorio: velocidad, enga?os, potencia y un empeine con el que m¨¢s que golpear a la pelota la espanta del portero (como qued¨® certificado en el cuarto tanto madridista). Si en su per¨ªmetro funciona el periscopio privilegiado de Xabi Alonso -su relevo coincidi¨® con el subid¨®n local- y el resto no se desconecta, el Madrid resulta demoledor. Al menos para conjuntos como el Z¨²rich, sobrado de ¨¢nimo y falto de f¨²tbol, por mucho que se viera en remontada por un desacierto arbitral y una desatenci¨®n defensiva. A la espera de citas con mayor enjundia, la propuesta de Manuel Pellegrini resulta prometedora. M¨¢s all¨¢ de la p¨²rpura hollywoodiana de la plantilla, en lo futbol¨ªstico destila una apuesta tan atractiva como eficaz.
Z?RICH 2 -REAL MADRID 5
Z¨²rich: Leoni; Stahel (Gajic, m. 88), Tihinen, Rochat, Koch; Aegerter; Vonlanthen, Okonkwo (Abdi. m. 65), Margairaz, Alphonse; y Hassli (Djuric, m. 46). No utilizados: Guatelli; Lampi, Nikci y Barmettler.
Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Pepe, Albiol, Drenthe; Cristiano Ronaldo, Lass, Xabi Alonso (Gago, m. 58), Kak¨¢; Ra¨²l e Higua¨ªn (Guti, m. 67). No utilizados: Dudek; Marcelo, Granero, Benzema y Van Nistelrooy.
Goles: 0-1. M. 27. C. Ronaldo. 0-2. M. 34. Ra¨²l. 0-3. M. 45. Higua¨ªn. 1-3. M. 64. Margairaz, de penalti. 2-3. M. 66. Aegerter. 2-4. M. 89. C. Ronaldo. 2-5. M. 90. Guti.
?rbitro: Martin Atkison (Inglaterra). Amonest¨® a Kak¨¢, Drenthe, Stahel, Casillas, Okonkwo, Gago, Guti y Lass.
18.100 espectadores en el Letzigrund.
El equipo blanco tuvo pausa y v¨¦rtigo. Y a CR, un tormento, picante e hiperactivo
A la espera de citas mayores, la propuesta de Pellegrini parece tan atractiva como eficaz
Ajeno a los insultos de un sector de la grada y a los tacos con u?as de los jugadores locales -o qui¨¦n sabe si como respuesta a ambas afrentas-, Cristiano no demor¨® su fulgurante y explosiva puesta en escena: un taconazo para aislar a Drenthe dentro del ¨¢rea de Leoni, una incursi¨®n propia con una catarata de defensas alej¨¢ndose por su retrovisor... Hasta que en su segundo intento de lanzamiento de falta, el bal¨®n alcanz¨® una velocidad de crucero tan imperceptible para Leoni como para la vista humana. Un gol para las lentes televisivas. Sin pausa, con el Z¨²rich abrochado por completo en su campo, con Xabi Alonso de timonel y Ra¨²l de auxilio para todos, socializando como acostumbra, Cristiano impuso los imponentes muelles que tiene en las piernas para ganar un salto de cabeza y dejar a Higua¨ªn en la sala de espera de Leoni. El argentino le hizo un gui?o a su capit¨¢n y Ra¨²l cerr¨® la jugada de forma triunfal. No tard¨® en agradec¨¦rselo. El siete, que en estos tiempos se gana el jornal en todas las zonas del c¨¦sped, le tir¨® una pared magn¨ªfica y el Pipita ejecut¨® el tercer tanto. Un merecido bot¨ªn a la brillante determinaci¨®n con la que se hab¨ªa desplegado el equipo espa?ol.
Antes del sorprendente empuje suizo, el Madrid se mostr¨® como un grupo arm¨®nico, ordenado en defensa, sabio en el eje y punzante en la ofensiva, l¨ªnea en la que las constantes permutas le hacen inescrutable para el contrario. Nunca se sabe si en dos jugadas consecutivas el ariete ser¨¢ Ra¨²l, Higua¨ªn o CR; si Kak¨¢ caer¨¢ a una orilla o la contraria. Con el Z¨²rich en una baldosa, lejos de su portero, con una l¨ªnea de cuatro defensas escoltada muy de cerca por otros cinco colegas, el Madrid tuvo pausa y v¨¦rtigo. Y a CR, un tormento, picante e hiperactivo.
Con un resultado abrumador para los visitantes, cuando nada hac¨ªa presagiar un respiro para el Z¨²rich, una triler¨ªa de Alphonse estuvo a punto de maquillar el marcador. Martin Atkinson, un ¨¢rbitro ingl¨¦s, se trag¨® la piller¨ªa del interior del Z¨²rich, que se zambull¨® solo ante Casillas. El penalti lo transform¨® el ex osasunista Margairaz y, de forma inesperada, poco despu¨¦s Aegerter le puso un nudo al Madrid, que de repente se vio en un enredo tras una falta de aplicaci¨®n defensiva en un c¨®rner en contra. Su juego se deshilach¨® un poco, el equipo se hizo m¨¢s largo y todo result¨® menos coral. Por entonces ya no estaba Xabi Alonso, se?al inequ¨ªvoca de su indispensable papel como ide¨®logo en este equipo. Con Gago y Lass, el Madrid es otro. El de hace un curso.
No es que el Z¨²rich apretara, ni mucho menos, pero el Madrid estaba a expensas de cualquier otro gol accidental en contra. Hasta que despach¨® definitivamente el choque como al inicio, de nuevo con una aparici¨®n de CR, enchufado toda la noche. Esta vez, a Leoni, asustado ante un pateador semejante, los dedos se le hicieron plastilina y dio el cantazo. Ante un lanzador como Cristiano casi hasta es disculpable. Por si quedaban dudas, para que el partido no se cerrara con un tanto algo circense, irrumpi¨® Guti y dej¨® un gol propio del Bolshoi: un toque delicado y exquisito que pein¨® a Leoni, momificado a media salida. Nadie mejor que Guti para colarse en la fiesta de CR, el que lanz¨® al Madrid y evit¨® cualquier agobio final.
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