'Berrozis' en acci¨®n
La Ertzaintza exhibe por primera vez a sus grupos de asalto y a la ¨¦lite de escoltas - Parlamentarios y periodistas visitan la base de entrenamiento alavesa
Fogonazos, disparos de tiradores de precisi¨®n a un supuesto terrorista a 100 metros de distancia, perros inmovilizando a un delincuente o marcando una bomba lapa, agentes de ¨¦lite rapelando desde un helic¨®ptero hasta el suelo, trompos en veh¨ªculos manejados por escoltas para cubrir a un vip ante un intento de atentado... 29 a?os despu¨¦s de que se construyera Berrozi -las instalaciones policiales en la localidad alavesa de Bernedo usadas por las unidades de intervenci¨®n y escolta de la Ertzaintza para sus entrenamientos-, el nuevo equipo de Interior que dirige el consejero Rodolfo Ares abri¨® finalmente ayer sus puertas para una exhibici¨®n de ejercicios y situaciones de m¨¢ximo riesgo.
Los parlamentarios saludan el primer recorrido por las instalaciones
La demostraci¨®n convirti¨® por unos minutos al popular Carlos Urquijo, vestido de sport con un niqui chill¨®n, a la socialista Joana Madrigal y al parlamentario del PNV I?igo Iturrate en unos asustados rehenes a la espera de que los ertzainas mejor preparados y pertrechados de la polic¨ªa vasca hicieran su trabajo a la perfecci¨®n. Sin margen de error. "Son voluntarios, son voluntarios", precisaba con media sonrisa el consejero de Interior, mientras los periodistas, tambi¨¦n invitados como los diputados a entrar por primera vez en Berrozi, se preguntaban si el consejero no habr¨ªa tramado algo.
Un agente abri¨® una ventana del local donde se encontraban los tres rehenes y un tirador de ¨¦lite, apostado a 100 metros de la casa, hizo silbar varias balas nueve mil¨ªmetros, mientras una formaci¨®n de polic¨ªas de asalto, todos de negro, entraba en el edificio en mil¨¦simas de segundo. Tras el silencio de las armas, Ares y el resto de la comisi¨®n parlamentaria se acercaron para ver las caras. Un sonriente Urquijo fue el primero en salir del agujero donde estaba retenido por los terroristas. "Se la ha encasquillado el arma a uno de los polic¨ªas y, claro, he tenido que intervenir. Le he dado una patada en los huevos al terrorista", presum¨ªa de broma el diputado popular. El ejercicio hab¨ªa sido un ¨¦xito.
Pese al fri¨® que cay¨® ayer sobre los bosques de este paraje de ?lava, la joven parlamentaria peneuvista Garbi?e S¨¢ez tuvo que notar las gotas de sudor cuando fue sacada en volandas por un fornido escolta. En este caso, hab¨ªa sido objeto de un atentado y los berrozis, de gatillo r¨¢pido, devolv¨ªan el ataque, mientras otro escolta, embozado, le cubr¨ªa primero en el suelo y despu¨¦s le agarraba del cintur¨®n y los vaqueros para meterla en el coche. "Vamos, vamos, fuera, fuera de aqu¨ª", gritaban los agentes. Las ruedas parec¨ªan chillar mientras los coches hac¨ªan giros imposibles.
Los golpes de efecto de las sucesivas explosiones resonaron por todo el valle, dejando aturdidos a los presentes. "Est¨¢ entera, est¨¢ entera", saludaban entre aplausos y risas los parlamentarios a Garbi?e. "No te enteras de tanto para arriba y para abajo. No. [Ha estado] muy bien", comentaba ella.
A tenor de lo visto ayer, el misterio que albergaba la base de Berrozi, sobre la que ha ca¨ªdo durante estos a?os un manto de opacidad, era s¨®lo entrenamientos, sudor y esfuerzo. El propio Urquijo, encantado de participar en la simulaci¨®n, resaltaba la idea que comparten los agentes que semanalmente acuden all¨ª. "No entiendo el secretismo que hab¨ªa con estas instalaciones". Iturrate se mostr¨® orgulloso de la Ertzaintza. La idea de que "ya era hora de esta visita" estuvo en el ambiente
La comisi¨®n, compuesta por parlamentarios del PNV, PSE, PP (Aralar y el grupo mixto no acudieron), visit¨® despu¨¦s el denominado Pent¨¢gono vasco, la macrocomisar¨ªa de la Ertzaintza en Erandio. En ambas instalaciones ondea ya la bandera espa?ola junto al resto de ense?as.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.