Obama sit¨²a el G-20 al borde de un nuevo fracaso
El proteccionismo se extiende y amenaza la recuperaci¨®n - La reforma financiera va para largo: apenas se ven avances de calado
El G-20 promete, el G-20 fracasa. El hilo conductor que va de Washington y Londres, sedes de las ¨²ltimas reuniones, hasta Pittsburgh (Pensilvania, EE UU), que albergar¨¢ esta semana un nuevo encuentro del selecto club de los pa¨ªses m¨¢s poderosos del mundo, es una secuencia que encadena ambiciosas propuestas y sonoras decepciones. Siempre ha sido as¨ª. La grandilocuencia de las cumbres destinadas a salvar el sistema -o alumbrar uno nuevo- se traduce unos meses despu¨¦s, invariablemente, en exiguos resultados. La econom¨ªa est¨¢ en camino de evitar una nueva Gran Depresi¨®n y a ello ha contribuido el impulso del G-20 a trav¨¦s de los est¨ªmulos p¨²blicos, pero la mayor¨ªa de los planes trazados para reformar el sistema econ¨®mico -y sobre todo el financiero- se quedan, de momento, en agua de borrajas. Pura ret¨®rica.
Los aranceles a los neum¨¢ticos chinos irritan a Pek¨ªn y enciende las alarmas
Los pa¨ªses del G-20 lanzan 121 medidas de nacionalismo comercial
Los pasos contra los para¨ªsos fiscales se quedan en acuerdos bilaterales
La limitaci¨®n de los 'bonus' choca de nuevo con la reticencia de EE UU
Apenas nada ha cambiado en el meollo de la crisis, el sector financiero y sus aleda?os: desde hace meses hay consenso sobre la direcci¨®n en la que hay que ir, pero el diablo est¨¢ en los detalles, y en los detalles no hay avances. "Queda mucho por hacer", reconoc¨ªa ayer el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. M¨¢s all¨¢ de las finanzas, el suspenso es evidente en varios frentes. Los pa¨ªses del G-20 van exactamente en direcci¨®n contraria a la marcada en algunos de los compromisos firmados. Singularmente en el comercio mundial, que afronta una peligrosa escalada proteccionista encabezada justamente por EE UU. "Hay que distinguir entre lo que se hace en esas cumbres de cara a la galer¨ªa y lo realmente sustancial; lo segundo lleva su tiempo", sentencia desde Bruselas Daniel Gros, del Centro de Estudios de Pol¨ªtica Europea.
- Nunca m¨¢s, etc¨¦tera. Obama tiene una extra?a facilidad para modificar el gui¨®n de las cumbres. Unos d¨ªas antes de Londres present¨® una ambiciosa propuesta de reforma de la normativa financiera que oblig¨® a Europa a cambiar el paso. En Pittsburgh, el libreto de los debates estaba cantado: mantener los planes de est¨ªmulo, profundizar en la reforma financiera, debatir los l¨ªmites a los bonus de los banqueros y lanzar la habitual condena al proteccionismo combinada con el objetivo de desatascar la Ronda de Doha sobre liberalizaci¨®n del comercio mundial. Pero Obama se destap¨® hace unos d¨ªas con una sorpresa: presionado por los sindicatos en un momento delicado de su presidencia, con la reforma sanitaria en el alero, anunci¨® que gravar¨¢ las importaciones de neum¨¢ticos chinos.
Esa medida, que entrar¨¢ en vigor al d¨ªa siguiente de la cumbre de Pittsburgh, ha desatado la ira de China y ha encendido todas las alarmas: los expertos descartan una guerra comercial, pero los datos demuestran que el proteccionismo acelera a marchas forzadas. A pesar de los acuerdos, desde la cumbre de Londres, en abril, los pa¨ªses del G-20 han puesto en marcha 121 medidas proteccionistas, seg¨²n el Global Trade Alert, un observatorio ligado al Centro de Investigaci¨®n de Pol¨ªtica Econ¨®mica (CEPR) de Londres. Los Gobiernos del club de los Veinte tienen en cartera 134 medidas m¨¢s.
La acci¨®n de EE UU contra China "es una medida preocupante, que hacen temer una espiral de represalias", ha asegurado esta semana el presidente de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy. Tanto la OMC como la OCDE condenan esas pr¨¢cticas y advierten de que numerosos pa¨ªses est¨¢n poniendo en marcha "mecanismos de defensa comercial" que amenazan con arruinar la incipiente recuperaci¨®n.
El crack de 1929 deriv¨® en la Gran Depresi¨®n por el cierre de fronteras, entre otras cosas. "Parec¨ªa que el sector p¨²blico hab¨ªa tomado nota y no ha dejado de repetir que eso no va a volver a ocurrir, pero los hechos desmienten esas palabras", asegura Vicente Pallard¨®, director del Observatorio de Econom¨ªa Internacional de la Universidad de Valencia.
El regalo de Obama a China no es nada nuevo: George Bush, Bill Clinton, Ronald Reagan y Jimmy Carter hicieron lo mismo. O m¨¢s. Eso s¨ª, supone torpedear al menos una parte de la cumbre y ha desatado un alud de cr¨ªticas dentro y fuera de EE UU. Los riesgos son notables. Adem¨¢s de las citadas represalias, los planes de est¨ªmulo de los Gobiernos de todo el mundo incluyen acciones que en algunos casos est¨¢n pensadas para favorecer a las industrias dom¨¦sticas.
El buy american (compre americano) de Obama o las ayudas a Opel en Alemania -que implican el cierre de f¨¢bricas y miles de despidos fuera de suelo germano- son dos de los m¨²ltiples ejemplos de esa tendencia. "La recuperaci¨®n est¨¢ a la vista, pero el paro va a seguir siendo una lacra durante mucho tiempo y los Gobiernos van a enfrentarse a presiones para imponer medidas proteccionistas dif¨ªciles de resistir", asegura Stephen Yeo, consejero delegado del CEPR.
"Pese a los incumplimientos, al menos de esta vez, en comparaci¨®n con 1929, los pa¨ªses no se han lanzado a pol¨ªticas de empobrecer al vecino a lo loco, lo cual quiz¨¢ sea una buena raz¨®n para que el G-20 siga reuni¨¦ndose", cierra Jes¨²s Fern¨¢ndez-Villaverde, de la Universidad de Pensilvania.
- S¨ª a todo, pero no ahora. El otro nunca m¨¢s de esta crisis es el de la industria financiera. El grueso de las propuestas de Londres afecta a las finanzas: una nueva -y m¨¢s estricta- regulaci¨®n, l¨ªmites para los sueldos de los banqueros y sanciones para los para¨ªsos fiscales, que en los ¨²ltimos a?os han cobijado todo tipo de desmanes. El examen a las propuestas del G-20 es en este caso menos negativo. Se han dado pasos para acabar con los para¨ªsos fiscales y Europa ha dado un espaldarazo para limitar los bonus, pese a las reticencias, de nuevo, de la Administraci¨®n de Obama, que augura un tira y afloja en Pittsburgh.
Pero el grueso de las propuestas sigue en el limbo. EE UU, la UE, Suiza y sobre todo el Banco de Pagos Internacionales de Basilea -una especie de banco central de bancos centrales- han presentado reformas financieras interesantes, que deben pasar a¨²n por el cedazo de los parlamentos. ?se es el problema. Los expertos auguran que las presiones del lobby financiero disolver¨¢n gran parte del impulso reformador. "La reforma va a tardar: se basa en grandes principios y hasta ahora muy pocas concreciones", asegura desde Bruselas Nuria Molina, de European Network on Debt and Development. "Se est¨¢ manufacturando el consenso de que ya estamos saliendo de la crisis, y eso cerrar¨¢ muy pronto la ventana de oportunidad para promover los cambios necesarios", dice.
"Estamos determinados a reformar y modernizar las instituciones financieras internacionales y la regulaci¨®n", dec¨ªa el siempre rimbombante comunicado del G-20 en Londres. "A d¨ªa de hoy los cambios son, en general, bastante flojos. Pusil¨¢nimes. En una palabra: cosm¨¦ticos", contesta Carmen Reinhart, economista de la Universidad de Maryland.
El G-20 asegura que ya se han dado algunos pasos en la regulaci¨®n de los fondos de alto riesgo y de las agencias de calificaci¨®n. En la pr¨¢ctica, nada ha cambiado a¨²n. M¨¢s visibles son las medidas contra los para¨ªsos fiscales, "muy importantes para la opini¨®n p¨²blica pero poco relevantes en el conjunto de la reforma", explica Daniel Gros. La OCDE public¨® en abril una lista negra de para¨ªsos fiscales que ha provocado un peque?o se¨ªsmo. Varios pa¨ªses han sido muy activos para salir de esa lista. "Los supuestos pasos adelante son meros intercambios de informaci¨®n fiscal, muy limitados y basados en acuerdos bilaterales, que no cambian nada", critica Molina.
Dos a?os despu¨¦s de que George W. Bush soltara aquello de "Wall Street se ha emborrachado", la resaca est¨¢ en su apogeo y ni as¨ª se vislumbran grandes novedades de cara a Pittsburgh. "Los mayores requerimientos de capital a los bancos son lo m¨¢s importante. Y la definici¨®n de lo que son las entidades demasiado grandes para caer. Eso est¨¢ sobre la mesa desde hace meses y ha generado mucho ruido y muy pocas nueces. Deber¨ªan centrar los debates en Pittsburgh porque son menos excitantes que los bonus, pero infinitamente m¨¢s importantes", ataca Reinhart.
- 'Ne me quitte pas'. El consenso entre las autoridades pol¨ªticas y los economistas es que los planes de est¨ªmulo han evitado una depresi¨®n. Sobre la mesa est¨¢n ya las estrategias de salida, para cuando la recuperaci¨®n sea firme. "El G-20 deber¨ªa tener claro que no hay que cantar victoria demasiado r¨¢pido. La crisis ha tocado fondo, pero siempre se puede escarbar m¨¢s abajo. Si la retirada de los est¨ªmulos es prematura ese riesgo existe, vaya si existe", destaca Reinhart. "Esperemos que el G-20 haya aprendido las lecciones del pasado, de la Gran Depresi¨®n. Porque las ¨²ltimas medidas proteccionistas indican que en manos de los pol¨ªticos, esas lecciones son muy difusas", a?ade.
Sobresaliente, por tanto, para el G-20 por sus instintos keynesianos para evitar la Gran Depresi¨®n. El problema es que algunos expertos piensan que el G-20 no ha abordado la soluci¨®n al aut¨¦ntico rompecabezas: los desequilibrios globales. "El reequilibrio del crecimiento mundial ni se menciona por ahora en las cumbres, y es la gran asignatura pendiente. Alemania, China y Jap¨®n siguen siendo econom¨ªas exportadoras, y las de EE UU y Espa?a, con mucho consumo y muy poco ahorro. Y esa es una fuente ingente de inestabilidad futura", concluye Pallard¨®.
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