Madrid, seg¨²n Laporta
No siempre tiene uno la fortuna de conocer puntualmente las declaraciones del director deportivo del Real Madrid, ni tiempo para desentra?ar su significado: Jorge Valdano transita de la poes¨ªa a la filosof¨ªa por los caminos del vestuario. Pero cuando me enter¨¦ hace una semana de que dijo este pasado verano que "el Barcelona mira desde Catalu?a hacia dentro y el Real Madrid desde Espa?a hacia fuera", s¨®lo reconoc¨ª en sus palabras la mera intenci¨®n de definir a su manera a dos equipos de f¨²tbol, y no ¨¢nimo alguno de comparar Catalu?a con la Comunidad de Madrid, como al parecer le ha sucedido a Joan Laporta, presidente del F¨²tbol Club Barcelona. Y ¨¦ste s¨ª lo tiene claro, tanto que llega a lamentar ahora, como si se tratara de una ofensa, que Valdano comparara Catalu?a con Madrid. Menos mal que, gracias a eso, no s¨¦ si metido en la filosof¨ªa pol¨ªtica o en el derecho constitucional o administrativo, Laporta nos ha ofrecido una perla de definici¨®n de una y otra comunidad que nos permite distinguir ahora entre Catalu?a, naci¨®n, y Madrid, "una distribuci¨®n administrativa" (sic).
Detr¨¢s de las porter¨ªas y los vestuarios, y en las sacrist¨ªas, est¨¢n las cuentas de resultados
Ya se sabe que una naci¨®n es el conjunto de los habitantes de un pa¨ªs regido por un mismo Gobierno, el territorio de ese pa¨ªs, el conjunto de personas de un mismo origen, con una misma lengua y una tradici¨®n com¨²n, y muchas cosas m¨¢s, aunque esas otras pertenecientes a cierta m¨ªstica. Seg¨²n esto, nadie le debe discutir a Catalu?a que sea una naci¨®n, y menos si sus habitantes as¨ª lo quieren y as¨ª lo deciden, pero tampoco a Madrid, aunque no se detecte ning¨²n inter¨¦s entre los madrile?os por tener a este "poblach¨®n manchego", en la cutre definici¨®n de Cela, por naci¨®n.
Ahora bien, para saber qu¨¦ es una naci¨®n le basta a uno con consultar un diccionario, pero no est¨¢ de m¨¢s acudir a un manual de derecho pol¨ªtico o a una historia de los nacionalismos, sin descartar lo mucho que enriquece el ejercicio del sentido com¨²n. En cambio, una "distribuci¨®n administrativa", no digo que no sea algo ya definido, digo que es en todo caso algo m¨¢s impreciso, que recuerda la denominaci¨®n de una gran oficina del Estado. No dudo, sin embargo, de que muchos, a la hora de elegir entre una naci¨®n y una "distribuci¨®n administrativa" prefieran ¨¦sta. No hay m¨¢s que ver ad¨®nde nos han llevado las banderas de muchos patriotas y la sangre que se ha perdido por el camino. La "distribuci¨®n administrativa" madrile?a en cambio no tiene una bandera, tiene un anagrama; no tiene un himno, o mejor dicho, s¨ª, tiene un contrahimno; no hay quien lo cante. No necesita predicadores, sino gestores, lo cual no quiere decir que los tenga, pero habr¨¢ que encontrarlos.
Me cuesta ver Madrid, con tanto latido humano y sobrada de olor corporal, como esa gran oficina, espero que no siniestra y supongo que necesaria, pero tampoco s¨¦ si una "distribuci¨®n administrativa" es un n¨²cleo de gesti¨®n, sin sentimientos patrios, para hacer posible la vida de los ciudadanos con un sentido pr¨¢ctico y carente de las obligaciones que supone a las naciones entregarse a su propia teolog¨ªa. En Barcelona, los frailes benedictinos custodian el monasterio nacional de Montserrat; en Madrid, la misma orden religiosa, el Valle de los Ca¨ªdos. Eso no pasa por ser una oficina del Estado. Pero el f¨²tbol es unas veces pol¨ªtica y, otras, religi¨®n; necesita de lo sagrado. Tambi¨¦n los nacionalismos necesitan del altar. El f¨²tbol es adem¨¢s negocio, naturalmente, pero como las religiones y las patrias. Al final de todo, detr¨¢s de las porter¨ªas y los vestuarios, y en las sacrist¨ªas, est¨¢n las cuentas de resultados.
No le falta raz¨®n a Valdano, sin embargo, al contestarle enseguida a Laporta que "el Bar?a es una expresi¨®n aut¨¦ntica de Catalu?a, pero no es Catalu?a". El Real Madrid tambi¨¦n es una expresi¨®n aut¨¦ntica de Madrid, salvando las diferencias, pero no es Madrid, que ni se compra ni se vende. Lo que pasa es que Valdano no tiene comparaci¨®n con Laporta, y no al parecer por la inteligencia de ambos, sino porque Valdano es extranjero y, a pesar del tiempo que lleva viviendo aqu¨ª, seg¨²n Laporta, "no ha entendido nada". Madrid es, pues, lo que nos diga Laporta, que a lo mejor se tiene por un extranjero en Madrid y aqu¨ª tampoco entiende nada. Y es que veo a Laporta ahora m¨¢s inquieto por la pol¨ªtica que por el f¨²tbol, m¨¢s por la naci¨®n que por el equipo, quiz¨¢ porque sabe muy bien que la una y el otro se necesitan. As¨ª que tal vez sea lo de menos que Laporta se pase a la pol¨ªtica o que est¨¦ ya en ella. Lo relevante es que esos respetables traslados personales se utilizan para fomentar rivalidades y fricciones bobas entre los pueblos y tratar de definirlos rid¨ªculamente. Pero da mal resultado cuando la definici¨®n ridiculiza m¨¢s al definidor que al definido.
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