La gran sorpresa
Casi tres d¨¦cadas ha tardado la b¨²squeda de una vacuna para el VIH en dar un resultado positivo. Y la buena noticia ha llegado por sorpresa. El ensayo que se ha hecho en Tailandia era casi el ¨²ltimo cartucho de los que hab¨ªa disponibles. Se trata de un f¨¢rmaco que es la combinaci¨®n mejorada de otros que ya hab¨ªan fracasado. Si se ha seguido hasta el final ha sido casi m¨¢s por el af¨¢n de los investigadores de darse una ¨²ltima oportunidad y por aprender del previsible fracaso que por la esperanza en los resultados. Pero la ciencia tiene estos caprichos, y, por fin, hay algo que se acerca a lo que ser¨¢ la soluci¨®n definitiva para el sida.
Porque si hay algo que est¨¢ claro a estas alturas es que dedicarse s¨®lo a frenar la propagaci¨®n del VIH es casi un imposible. No se trata de pedirle a la gente que se lave las manos antes de comer, de que hierva el agua o cocine m¨¢s la carne. Habr¨ªa que conseguir que la gente no tuviera relaciones sexuales, o que siempre que lo hiciera usara preservativos. Pedir lo primero es, claramente, un ejercicio de ciencia-ficci¨®n -la peor de las ciencias-. Y lo segundo se ha demostrado que es, en la pr¨¢ctica, imposible. Hay demasiados condicionantes (relaciones de poder en la pareja, momentos de urgencia, situaciones en que la voluntad falla o est¨¢ obnubilada, falta de formaci¨®n, de acceso) como para pretenderlo siquiera.
A falta de vacuna, la otra opci¨®n era tratar a los infectados. A todos los que lo necesitaran y durante toda su vida (unos ocho millones de personas actualmente). Y al ritmo de tres millones de nuevos casos anuales, hasta el fil¨¢ntropo m¨¢s rico del mundo, Bill Gates, admite que no hay econom¨ªa que lo resista.
Por eso la ¨²nica soluci¨®n para el sida es -ser¨¢- la vacuna. Y, por eso, que ¨¦sta no llegara ha sido una de las mayores frustraciones. La que se acaba de probar no va a ser la ¨²ltima, desde luego. Pero un 30% de las transmisiones no es una tonter¨ªa. Es un mill¨®n de tratamientos menos que habr¨ªa que dar cada a?o; 150.000 reci¨¦n nacidos m¨¢s que podr¨ªan amamantar sin peligro en pa¨ªses donde la leche materna es un alimento esencial. Y es, sobre todo, una manera de ganar tiempo hasta conseguir la vacuna definitiva, y de llevar ¨¢nimos a una comunidad -la de los afectados por el VIH, no s¨®lo los infectados- necesitada de buenas noticias.
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