Un blanco estilizado

Conoc¨ª este vino cuando Vicente Cebri¨¢n (padre del actual propietario, Vicente Dalmau Cebri¨¢n-Sagarriga, y hombre de probada honestidad), no quer¨ªa comercializarlo porque consideraba que a¨²n no alcanzaba la calidad suficiente como para representar a la casa madre de una saga hecha de vino e ingenio. Desde luego, aquel albari?o no era nada malo, si bien adolec¨ªa de cierta trivialidad en su gusto afrutado, lo que no convenc¨ªa. Pero era un blanco m¨¢s que correcto. Y si aquel pundonor se hubiera extendido por la denominaci¨®n de origen, casi la mitad de las bodegas habr¨ªan tenido que dejar de embotellar, lo que evidentemente no era el caso. El rigor siempre ser¨¢ cosa de minor¨ªas.

Lo cierto es que, con los a?os, el vino ha ido estiliz¨¢ndose, ganando finura al tiempo que las 12 hect¨¢reas de vi?edos que rodean el hist¨®rico pazo entraban en a?os. Ahora, la nueva directora t¨¦cnica, Mar¨ªa Vargas, ha dado una vuelta de tuerca al vino, con un breve reposo sobre l¨ªas y embotellado tard¨ªo. As¨ª, pese a que la a?ada no fue muy agradecida, el vino fascina por su plenitud y entusiasma por su suave y pr¨®diga frutosidad, a fruta carnosa, flores blancas y notas bals¨¢micas.

En boca se muestra amplio, armonioso, de estructura adecuada para la evoluci¨®n en botella. Sorprende adem¨¢s el riqu¨ªsimo y extraordinariamente largo retrogusto. Un vino consolidado.