Un coloso sobre patines
La cantera y la buena gesti¨®n han hecho del CP Vic una potencia del hockey
El ¨¦xito siempre adquiere una mayor relevancia cuando es un modesto el que lo consigue. Precisamente por eso, la ciudad de Vic (Osona) est¨¢ de fiesta, rendida al poder¨ªo de su club de hockey patines, flamante campe¨®n de Copa y, desde la semana pasada, de la Supercopa tras deshacerse del todopoderoso Bar?a, que tiene un presupuesto cuatro veces mayor (500.000 euros, por los dos millones que maneja el club azulgrana). El secreto del Club Pat¨ª Vic, el duende que le mueve y que le permite medirse en corto a entidades mucho m¨¢s fuertes, es su propia filosof¨ªa de vida, fruto de las necesidades, que ha obligado a sus dirigentes a reinventar f¨®rmulas de gesti¨®n que fueran rentables. Aunque parezca mentira, este modelo no depende del hockey, aunque s¨ª se beneficia de ¨¦l como reclamo.
La Supercopa y la Copa son los dos ¨²ltimos t¨ªtulos ganados por el club
El presupuesto del equipo es de medio mill¨®n, cuatro veces inferior al del Bar?a
El descenso del Voltreg¨¤ ha dado al Vic la hegemon¨ªa en Osona
El descenso de categor¨ªa del Voltreg¨¤ de esta pasada temporada deja medio hu¨¦rfana a Osona, que durante m¨¢s de medio siglo ha vivido la tremenda rivalidad que han mantenido los dos clubes de la comarca. Sin embargo, las circunstancias socioecon¨®micas acabaron por imponerse, y la mayor potencia de la industria que rodea a la capital han hecho que el Vic se mantenga entre los mejores, de la misma forma que han hundido al Voltreg¨¤, un club fundado en 1955 por Victoriano Oliveras de la Riva, propietario de una importante f¨¢brica textil. La ca¨ªda de la empresa Riva dej¨® al club en pa?os menores, hasta el extremo de que Catxo Ordeig, uno de sus jugadores insignia, fich¨® por el Vic como ide¨®logo, algo que poco antes habr¨ªa sido impensable. "Desde mi punto de vista", opina Ramon Nogu¨¦, que fue considerado el mejor jugador de hockey patines del mundo y coincidi¨® con Ordeig en el Voltreg¨¤, "las claves fueron la quiebra de Riva y el proceso de semiprofesionalizaci¨®n del hockey, que hizo posible que la econom¨ªa de Vic se impusiera. Es un milagro que el Voltreg¨¤ haya aguantado tantos a?os".
En esa coyuntura, la gesti¨®n que los distintos presidentes del Vic han llevado a cabo, tanto desde el punto de vista deportivo como tambi¨¦n del empresarial, han acabado de convertirlo en un club de referencia. "El m¨¦rito lo tienen los directivos, que llevaron a cabo un proyecto a medio plazo, y lo unificaron alrededor de la figura de Ordeig", a?ade Nogu¨¦.
Pep Torras es otro de los jugadores de la ¨¦poca dorada del Voltreg¨¤, que coincidi¨® con Nogu¨¦ y con Ordeig, y que como el segundo acab¨® fichando por el Vic, aunque nunca lleg¨® a jugar con ¨¦l. Torras se encarga de la escuela de hockey. "Al llegar al Vic, Catxo comenz¨® a cambiar el chip del club, potenci¨® mucho la cantera", explica el ex jugador, que tiene 63 a?os. En el aspecto empresarial, la pol¨ªtica que ha empleado el Vic para llegar hasta aqu¨ª -tiene una masa social de 2.005 socios- tambi¨¦n es muy particular, como confirma su presidente, Miquel Altimiras. "A principios de la d¨¦cada de 1970, la junta directiva decidi¨® dejar de ser un club de hockey, para convertirse en un club en el que los socios pudieran practicar deporte". Lo primero que se hizo fue construir una pista polideportiva, una piscina ol¨ªmpica y cuatro pistas de tenis, m¨¢s adelante se cubri¨® la piscina -fue la primera cubierta de la comarca y gener¨® una deuda de unos 50 millones de pesetas-.
Por aquel entonces, los jugadores del primer equipo de hockey no generaban ning¨²n lastre porque apenas cobraban. "Lo que nos ha hecho grandes es el modelo de gesti¨®n: si el club ingresa cuatro euros, a la primera plantilla del equipo no destinamos m¨¢s de uno. Lo dem¨¢s, tiene que salir de los patrocinadores que encuentra el equipo", constata Altimiras. Del medio mill¨®n de euros de presupuesto que maneja el CP Vic -todos sus equipos- esta temporada, el club s¨®lo ha desembolsado 148.000. A diferencia de lo que ocurre en otros lugares, el elemento econ¨®mico tiene un papel determinante en esta entidad. En el Bar?a, por ejemplo, no hay ning¨²n jugador que perciba menos de 60.000 euros al a?o, mientras que en el Vic, el mejor pagado no supera los 50.000. "Como somos un club modesto, tenemos que buscar f¨®rmulas para poder competir con los m¨¢s potentes", infiere Joan Vi?as, el gerente. El caso m¨¢s ilustrativo de este modelo es el de Sergi Fern¨¢ndez, el actual portero del equipo. "El Bar?a nos fich¨® a Adroher, que entonces estaba considerado el mejor portero del mundo; nosotros subimos de la cantera a Sergi Fern¨¢ndez, y tambi¨¦n lo ficharon. Como s¨®lo puede jugar un portero, nos lo cedieron, con la suerte para nosotros de que ellos pagan la mayor parte de su ficha", explica Altimiras, orgulloso de su club, un peque?o de altos vuelos.
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