Anomal¨ªa democr¨¢tica

El debate anual de pol¨ªtica general de la Comunidad Valenciana celebrado estos d¨ªas no ha servido para que el presidente Camps hiciera algo de lo que le hab¨ªan sugerido Rajoy y Cospedal, sino m¨¢s bien para que desafiase la autoridad de ambos record¨¢ndoles que, sin los votos que Valencia aporta, el PP no ganar¨¢ las pr¨®ximas elecciones. Es decir, que no tomen iniciativas que puedan desestabilizar a la direcci¨®n valenciana que ¨¦l encabeza.

Lo dijo de manera m¨¢s taimada, pero el mensaje qued¨® clar¨ªsimo. Hasta llegar a ese punto, Camps apenas se separ¨® de un gui¨®n consistente en contestar con un manzanas traigo a las peticiones de explicaci¨®n de la oposici¨®n. Ni las dio ni tom¨® ninguna de las decisiones "contundentes" que le hab¨ªa pedido la secretaria general. La m¨¢s obvia, forzar el cese de la persona que aparece m¨¢s directamente comprometida, el secretario general Ricardo Costa, tal vez sirviera para apaciguar los ¨¢nimos de G¨¦nova; pero supondr¨ªa prescindir de su principal escudo, y no est¨¢ dispuesto.

A los socialistas, que le hab¨ªan instado a disolver y convocar elecciones anticipadas para contener el deterioro de la vida pol¨ªtica valenciana, casi les dijo que pod¨ªa ser una buena idea, record¨¢ndoles que desde que estall¨® "el l¨ªo", ¨¦l y su partido "arrasan" electoralmente. La idea de considerar que las urnas pueden lavar comportamientos irregulares o hasta ilegales ya fue sugerida meses atr¨¢s por Camps, y tambi¨¦n por Carlos Fabra, el jefe de los populares en Castell¨®n, investigado por varios asuntos de corrupci¨®n.

El l¨ªo al que se refiri¨® Camps ha entrado en fase cr¨ªtica tras conocerse un informe policial muy comprometedor para miembros del Gobierno aut¨®nomo y dirigentes del PP valenciano, y que deja tocado a Camps. El asunto acabar¨¢ seguramente en los tribunales, pero entre tanto, la forma como han reaccionado esas autoridades y dirigentes ha provocado un grav¨ªsimo deterioro institucional y de la l¨®gica democr¨¢tica. Est¨¢ afectando al cr¨¦dito de la justicia, dada la relaci¨®n entre Camps y el juez que decidi¨® el archivo de la causa de los trajes. Y a la dignidad del cargo de presidente, reh¨¦n (u otra cosa peor) de una cuadrilla de facinerosos corruptores.

Pero tambi¨¦n a la televisi¨®n valenciana, convertida en un testigo de parte especializado en silenciar o minimizar los asuntos que agobian al presidente. Con mayor¨ªa absoluta en la C¨¢mara auton¨®mica, el PP ha bloqueado centenares de preguntas parlamentarias o de peticiones de comparecencias sobre el esc¨¢ndalo; y ello pese a que una sentencia del Tribunal Constitucional del pasado abril anul¨® decisiones similares anteriores argumentando que aceptar como v¨¢lida la mera negativa de la mayor¨ªa supondr¨ªa "someter a razones de oportunidad el ejercicio de las facultades de control parlamentario".

Camps tampoco responde desde hace meses a las preguntas de los informadores que guarden relaci¨®n con el asunto. Y sigue bloqueada (en represalia) la tramitaci¨®n de la elecci¨®n de Leire Paj¨ªn como senadora auton¨®mica, con el argumento de que antes debe acreditar su compromiso con los "intereses y las se?as de identidad" valencianos, incluida su posici¨®n sobre el trasvase del Ebro. Requisito que se guard¨® de exigir cuando eligi¨® para el mismo cometido a una hija de Fabra.

Esta actitud de envolverse en la bandera valenciana para no responder a lo que le preguntan fue tambi¨¦n la de Camps en el debate del martes: "Nos quitan el agua y ahora nos quieren quitar tambi¨¦n el orgullo de ser valencianos", dijo con aplomo. Con todo ello, la Comunidad Valenciana se est¨¢ convirtiendo en una anomal¨ªa pol¨ªtica dentro del sistema. Y el comportamiento de sus gobernantes, en un motivo de verg¨¹enza para los valencianos que conservan un m¨ªnimo de dignidad.