Las mutaciones de Albert Vidal
De un hombre que ha celebrado su entierro en vida bien se puede esperar que ante la muerte celebre su nacimiento. Albert Vidal, explorador del teatro, ha hollado suavemente todos los caminos que van de la cuna al f¨¦retro, sin perder el Norte. Antes que actor, es un m¨¦dium entre algo que hay en alg¨²n lugar ignoto y alguien que desea verlo. No interpreta a Shakespeare ni a Lope, sino al hombre despojado de su circunstancia y al demonio que lo tienta eternamente. Tiene olfato para el arquetipo. En Historia de Juan, nacido de un oso, su ¨²ltimo espect¨¢culo, reinventa el arte a?ejo de los bardos para contarnos una leyenda arcaica, acompa?ado por Javier Macaya, Pitu Andreu y Ricard Vallina, m¨²sicos embebidos en la tradici¨®n oral. "Encontr¨¦ este cuento en un libro que compr¨¦ para mi hijo, y vi que existen versiones inmemoriales en toda Europa. Habla de una mujer violada por un oso y de c¨®mo el hijo que tienen juntos, al crecer, se escapa con su madre, le arranca la piel al padre, se hace amigo de tres titanes y acaba cortando en dos al rey del mal. 'Lo tir¨® a un pozo tan profundo que desde arriba no se ve¨ªa el fondo ni nada que se le pareciese', dice el cuento. Eso encierra un conocimiento c¨®smico intuitivo: parece que estuviera hablando de un agujero negro".
"Soy un pensador que se expresa teatralmente, un buscador de palpitaciones olvidadas pero inscritas en la memoria gen¨¦tica"
Historia de Juan, nacido de un oso tiene mil vericuetos y mucha miga: habla de c¨®mo afrontar la vida, de la confianza en uno mismo, de la amistad y la traici¨®n. "Es un relato lleno de tesoros ocultos y de emociones perdidas. Acompa?amos mi versi¨®n con m¨²sica de tradici¨®n oral peninsular: el comienzo, con una charrada salmantina; el encuentro de Juan con las dakinis en el fondo del pozo, con una danza de aquelarre; el final, con un romance de ciego cantado con la voz de sangre e h¨ªgado de nuestros abuelos...". Para concentrarse, Vidal y su equipo se encerraron en su mas¨ªa del siglo IX, "un dep¨®sito de memoria m¨¢s antiguo que Espa?a y que Catalu?a", dice.
?ste es el quincuag¨¦simo espect¨¢culo que Vidal (Barcelona, 1946, www.albertvidal.es/) escribe, dirige, produce e interpreta. "No soy actor, soy un pensador que se expresa teatralmente, un buscador de palpitaciones olvidadas pero inscritas en la memoria gen¨¦tica". ?Pues si no es actor ¨¦l, que hace sonar su cuerpo como Sviatoslav Richter el piano! El buf¨®n, espect¨¢culo unipersonal con el que se hizo famoso hace 30 a?os, era cima de elocuencia gestual. En El aperitivo, se encarn¨® en ese actor aut¨®mata ideal que Heinrich von Kleist imaginara en su d¨ªa sin saber c¨®mo materializarlo. En El hombre urbano, recre¨® en los principales zoos europeos lo que hace cualquier ejecutivo en su casa, a jornada completa: el p¨²blico prefer¨ªa verlo a ¨¦l antes que a los delfines o a los osos panda. Los festivales se lo subastaban. "Podr¨ªa haber seguido toda la vida con El hombre urbano, pero cuando empec¨¦ a dominar los trucos para distraer al p¨²blico, lo dej¨¦. Necesito sorprenderme". En performances posteriores, luch¨® desigualmente contra camiones y palas excavadoras en lo m¨¢s hondo de un hondo solar, se enterr¨® vivo y emergi¨® triunfante al son de los tambores de Hell¨ªn, ofreci¨® un concierto silencioso a las cinco de la madrugada y sin anunciarlo, para no tener p¨²blico... "A principios de los ochenta, las performances todav¨ªa eran tales. Luego dejaron de serlo: se ritualizaron, esclerotizaron y amaneraron. Cuando los ayuntamientos empezaron a organizar festivales de performance, decid¨ª dedicarme a otra cosa".
Su participaci¨®n en la pel¨ªcula Sangre y arena, junto a Sharon Stone y Christopher Reeve, fue detonante de un cambio de ciclo. "Vi¨¦ndome de torero y hablando en ingl¨¦s, hecho polvo, me dije: 'Tienes que hacerte un exorcismo'. Alquil¨¦ un palacio en la medina de Marraquech, para retirarme unos meses, y all¨ª me decid¨ª a colgar un toro muerto en una urna, de vuelta a Barcelona, para contemplar su descomposici¨®n". Al final, en vez de toro, puso junto a su lecho el cad¨¢ver de una cr¨ªa de gacela muerta antes de nacer, y le dio tiempo al tiempo. "Contemplando la vida de la muerte, con su poes¨ªa, sent¨ª que el esp¨ªritu no se desapega nunca de la materia. Todo es vida: el calor, el humo y la piedra". De esa experiencia, Vidal extrajo El mundo, el demonio y la carne, primero de una serie de espect¨¢culos sobre energ¨ªas oscuras. Luego, se fue a Extremo Oriente, para acabar viviendo en Ulan Bator (Mongolia), donde conoce a su esposa. "En un viaje de vuelta, Xavier Jaumot y yo grabamos en vivo en la soledad de mi mas¨ªa una serie de conciertos de canto tel¨²rico, sin p¨²blico. ?l me dec¨ªa que me ve¨ªa pose¨ªdo mientras cantaba, y era cierto: estaba en un estado de posesi¨®n controlada. Hab¨ªa presencias demoniacas a las que no dejaba entrar, por ingobernables, y otras con un fondo amoroso, que pod¨ªa cabalgar. Cada noche, al final, nos levant¨¢bamos los dos, nos abraz¨¢bamos, salud¨¢bamos a un p¨²blico virtual con total seriedad, y coment¨¢bamos delante de un t¨¦ c¨®mo hab¨ªa estado ese p¨²blico ausente. Xavier me dec¨ªa que me hab¨ªa visto flotando en la habitaci¨®n. En esa ¨¦poca roz¨¢bamos el peligro". Para que entienda que esto no es locura, Vidal me cuenta c¨®mo vio en N¨ªger a las mujeres bori dej¨¢ndose cabalgar por los esp¨ªritus despu¨¦s de ensayar meticulosamente los pasos de la danza de posesi¨®n. "Eso me pareci¨® el ideal de lo que deber¨ªa de ser el arte del actor: un arte sagrado, pr¨®ximo al del m¨¦dium. Una anciana que apenas se ten¨ªa, al ser pose¨ªda iba gallarda como un militar. Aqu¨ª hemos perdido esa capacidad b¨¢quica, pante¨ªsta y animista de transformarnos, de mutar, de jugar con nuestra esencia. Al humanizar el peligro metaf¨ªsico, las religiones monote¨ªstas perdieron en calidad de conocimiento".
Lo pr¨®ximo de Albert Vidal, ag¨¢rrense, es un espect¨¢culo de variedades m¨ªsticas, producido en Katmand¨². Conoce bien el g¨¦nero matriz: fue ayudante de El Carbonilla en el Oasis, de Zaragoza. "Aquello fue oro molido. Un d¨ªa me present¨¦ a don Celestino, director del Oasis, sin decirle qui¨¦n era: 'Miree, es quee a m¨ª mee gustar¨ªa apreender a haceer de c¨®omico", dice que le dijo estirando las vocales. "Y sin preguntarme qui¨¦n era ni de d¨®nde ven¨ªa, me coloc¨® de espalda (el que da las r¨¦plicas) de El Carbonilla, artista que ten¨ªa el conocimiento antiguo de la profesi¨®n: imag¨ªnese que naci¨® en un carromato. Don Celestino me puso Cachito de nombre de guerra, y Cachito fui durante meses en los que me di un ba?o de disponibilidad y una cura de humildad".
Opina Vidal que la revista es el ¨²ltimo teatro de alta estilizaci¨®n que hubo en Espa?a, con sus deidades sensuales y sus c¨®micos de pista: "Las formas de alta estilizaci¨®n, ll¨¢mense kyogen, bunraku, noh o kathakali, se desarrollan en ¨¦pocas donde el esp¨ªritu de la sociedad est¨¢ muy alto. En ¨¦pocas de decadencia, el teatro adquiere otros perfiles. Alguien dijo que una sociedad enmascarada no soporta ver m¨¢scaras en escena. Y al rev¨¦s, una sociedad que vive lo humano intensamente disfruta con las m¨¢scaras".
La experiencia de Vidal en el teatro porno, con Mar¨ªa de Mar¨ªas, es cap¨ªtulo aparte. "Lo hicimos cuando no estaba de moda, sin ning¨²n tipo de caricia intelectual, para no ahorrarnos la crudeza del g¨¦nero. Nos mont¨® los n¨²meros Chus, del pornoteatro Bagdad, de Barcelona. All¨ª aprend¨ª los trucos para gobernar la erecci¨®n en p¨²blico, cosa que luego me ayud¨® a gobernar los esp¨ªritus durante las posesiones". Lamento, cr¨¦anme, no tener espacio para informarles de c¨®mo se hacen ambas cosas, aunque Vidal lo explica con todo lujo de detalles.
Historia de Juan, nacido de un oso, de Albert Vidal (www.albertvidal.es). Corral de Comedias de Alcal¨¢ de Henares, hoy y ma?ana. www.corraldealcala.com/. Teatro de La Abad¨ªa, Madrid, del 8 al 18 de octubre.www.teatroabadia.com/.
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