"China poco va a cambiar en el FMI"
Hace exactamente una semana, los acuerdos de la reuni¨®n del G-20 en Pittsburgh (EE UU) acaparaban la atenci¨®n de todo el mundo. Entre esos acuerdos figuraba la cesi¨®n de una parte del poder de voto en el Fondo Monetario Internacional (5%) y del Banco Mundial (3%) desde los pa¨ªses ricos a los pa¨ªses emergentes. Parec¨ªa que los pa¨ªses m¨¢s poderosos, por fin, reconoc¨ªan el peso y la importancia de estas econom¨ªas en el nuevo escenario mundial. Lo que no parece es que eso vaya a provocar un cambio en las pol¨ªticas que hasta ahora han mantenido los principales organismos internacionales, de las que por cierto muchos de estos pa¨ªses se han quejado en el pasado.
?sa es, al menos, la tesis que defiende Philip Keefer, economista e investigador jefe del departamento de Desarrollo del Banco Mundial, de visita esta semana en Madrid. "Es s¨®lo un reconocimiento a su nueva importancia, a su trayectoria exitosa [en la mejora de su econom¨ªa] y por eso, estos pa¨ªses en desarrollo quieren estar en el consejo de los organismos internacionales. Pero eso no significa que vayan a hacer algo radicalmente diferente [en esos organismos] porque es un cambio que no tiene que ver con el ejercicio de poder", asegura.
"S¨®lo reducen la pobreza los pa¨ªses que realmente quieren hacerlo"
En su opini¨®n, es puramente un "acuerdo pol¨ªtico" que poco tiene que ver con la reforma de estos organismos. ?sa es, en su opini¨®n, otra cuesti¨®n. Y lo explica. La pretendida utilidad de estos pactos se ver¨¢ -o no- en un futuro cercano y tendr¨¢ relaci¨®n con cuestiones muy concretas. "Por ejemplo, si Timothy Geithner [secretario del Tesoro de EE UU] propone una reforma global del sistema bancario y logra la cooperaci¨®n de China, pongamos por caso, entonces sabremos que algo importante ha pasado en Pittsburgh".
Eso tampoco significa que la presencia reforzada de China u otros pa¨ªses emergentes, como Corea, Brasil o India, en los ¨®rganos de direcci¨®n de los organismos internacionales sea indiferente. "Sin duda, Pek¨ªn dar¨¢ m¨¢s ¨¦nfasis a cuestiones como el dinero, las infraestructuras que al buen gobierno mundial o a cuestiones relacionadas con el desarrollo, eso le interesa poco". Y ¨¦sa es, precisamente, la especialidad de Keefer.
Pek¨ªn puede defenderse de esta cr¨ªtica -sutil- defendiendo su propio camino en cuestiones de desarrollo, con acuerdos para asegurarse el suministro de materias primas que han propiciado cuantiosos ingresos a estos pa¨ªses en plena crisis. "No s¨¦ si esto es bueno o malo, aunque me da la impresi¨®n de que esos acuerdos est¨¢n dirigidos ¨²nicamente a satisfacer las necesidades de China, no al desarrollo de los otros pa¨ªses. S¨®lo hay que ver el tipo de inter¨¦s que cobra por sus pr¨¦stamos, digamos que muy jugosos".
Keefer defiende la necesidad de reformar las instituciones internacionales porque, seg¨²n su experiencia, "la voluntad de los pa¨ªses de aceptar los consejos que les dan los organismos internacionales depende del peso que ellos mismos tengan en las instituciones". Algo s¨®lo aplicable a los pa¨ªses pobres porque ninguno de los pa¨ªses ricos, claramente ni EE UU ni los europeos, ha permitido nunca que el Fondo les enmendara la plana con sus pol¨ªticas, incluidas las ahora tristemente famosas hipotecas subprime. Eso s¨ª, si es un pa¨ªs pobre la situaci¨®n cambia completamente: si est¨¢s en dificultades y necesitas ayuda financiera para evitar la quiebra, basta con condicionar ese apoyo al cumplimiento de determinadas pol¨ªticas, les guste o no. De ah¨ª el descontento -por decirlo suavemente- de muchos de estos pa¨ªses con el FMI y, en menor medida, el Banco Mundial.
"Eso s¨ª puede cambiar para los pa¨ªses que ganen peso dentro de las direcciones de los organismos. Pero no va a cambiar nada para los pa¨ªses pobres y peque?os", dice resignado.
Keefer pasa la mayor parte de las horas en su despacho de Washington dedicadas a analizar por qu¨¦ unas pol¨ªticas llevan a un pa¨ªs a progresar y reducir su pobreza y las mismas medidas aplicadas por otro gobierno en otro lado del globo simplemente no funcionan. "Es el gran misterio de las ciencias sociales", admite. No hay medidas m¨¢gicas pero da alguna pista.
"La clave est¨¢ en la voluntad pol¨ªtica. No hay medidas que funcionen y otras no, desde ning¨²n punto de vista ideol¨®gico. Hay pa¨ªses en los que funcionan las privatizaciones y a otros a los que les va mejor la propiedad p¨²blica de las grandes empresas. Pero s¨®lo se logran avances si el Gobierno quiere realmente que los haya. No hay m¨¢s".
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