El Nobel premia a los sin voz
La autora rumano-alemana Herta M¨¹ller recibe el reconocimiento por una obra en defensa de las minor¨ªas y contra los totalitarismos - Fue perseguida por Ceausescu
Las habitaciones berlinesas del Gremio de Libreros Alemanes se quedaron peque?as para la marabunta de reporteros y c¨¢maras que esperaban ayer a Herta M¨¹ller, flamante premio Nobel de Literatura. Hab¨ªa que abrir paso a esta representante de las minor¨ªas, a una disidente que sufri¨® la persecuci¨®n de Nicolae Ceausescu durante su juventud en Rumania, a la brillante narradora de la resistencia al autoritarismo y de la sistem¨¢tica destrucci¨®n de las relaciones humanas en las dictaduras.
Por un momento, parec¨ªa temblar ante el asalto de los fot¨®grafos. Pronto se vio que esta mujer menuda de ojos azules y labios pintados, cuyo rostro muy blanco destacaba ayer entre el negro de su pelo y el de su ropa, no se arredra. Aguant¨® el chaparr¨®n de flases, se gir¨® a un lado y al otro, se sent¨® con las piernas cruzadas, volvi¨® a posar un rato y se puso a hablar de su escritura.
"Lo vivido bajo una dictadura no se olvida al quitar una hoja de calendario"
Cuando se cumplen 20 a?os de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, el premio m¨¢s prestigioso y mejor dotado de la literatura (casi un mill¨®n de euros) ha reca¨ªdo -acaso no por casualidad- sobre una escritora nacida y crecida al otro lado del tel¨®n de acero. Una autora que tuvo que escapar de su pa¨ªs perseguida y amenazada por la Securitate, la temible polic¨ªa secreta del r¨¦gimen comunista.
Nacida en Rumania en 1953, en el seno de una familia de la minor¨ªa rumana de origen germano, Herta M¨¹ller escribe en alem¨¢n, su lengua materna. En Berl¨ªn aterriz¨® en 1987. Pero su total asimilaci¨®n en la sociedad que la acogi¨® -como la consagraci¨®n de su literatura contenida, asfixiante y on¨ªrica- lleg¨® ayer, cuando Peter Englund, de la Academia Sueca, anunci¨® a mediod¨ªa que este a?o la galardonada era una "escritora alemana".
Ya por la tarde, M¨¹ller reconoc¨ªa en Berl¨ªn que la noticia a¨²n no hab¨ªa "llegado" a su cabeza: "Es demasiado pronto y necesito tiempo para registrarlo". Y a continuaci¨®n explic¨® las vinculaciones entre el vig¨¦simo aniversario de la ca¨ªda del "socialismo real" y su obra. "Hay una conexi¨®n entre mi escritura y el hecho de haber vivido 30 a?os en una dictadura", dijo. Otros, record¨®, "no sobrevivieron; a ellos no los resucit¨® la ca¨ªda del r¨¦gimen". "Lo que has vivido bajo una dictadura no se olvida cuando arrancas una hoja del calendario".
En 1987 el Gobierno alem¨¢n pag¨® 8.000 marcos de la ¨¦poca (unos 4.000 euros) para que M¨¹ller pudiera venir a Berl¨ªn. Su familia tuvo que reunir la misma cantidad, para ellos astron¨®mica, para pagar los sobornos que le permitieron huir de la censura y la represi¨®n. "El tema de mi escritura no lo he elegido yo, se me ech¨® encima", explic¨® la escritora, que se dijo sorprendida por el empe?o que el aparato represor de una dictadura puede llegar a poner en perseguir a un escritor.
La Academia Sueca reconoce en los libros de M¨¹ller los "paisajes del desarraigo". En medio de un entusiasmo un tanto patri¨®tico, M¨¹ller manten¨ªa ayer su reserva. "Entra usted en una galer¨ªa ilustre con Thomas Mann, Heinrich B?ll y G¨¹nter Grass", le dijo un periodista alem¨¢n. "No tengo sitio en la cabeza para andar por ah¨ª con una galer¨ªa dentro", le espet¨® ella. "El premio es un suceso externo que est¨¢ muy bien, es bonito, pero mi meta es escribir. ?se es mi trabajo".
Los medios y algunos pol¨ªticos alemanes no tardaron ayer en mostrar su regocijo por "el d¨¦cimo Nobel de Literatura" para el pa¨ªs. "Soy una escritora alemana porque escribo en alem¨¢n y el rumano lo aprend¨ª a los 14 a?os", se justific¨® M¨¹ller. "Es una lengua hermosa que me gusta mucho, aunque en la que no s¨¦ escribir".
El libro de relatos En tierras bajas fue, en 1990, la primera obra de la autora rumano-alemana traducida al castellano. Lo public¨® Siruela en la versi¨®n de Juan Jos¨¦ del Solar. ?se y la novela El hombre es un gran fais¨¢n en el mundo (de la que existe versi¨®n en gallego) eran los ¨²nicos t¨ªtulos disponibles ayer en las librer¨ªas espa?olas. Como en el resto de Europa, M¨¹ller es una autora cuyo gran prestigio cr¨ªtico no ha ido acompa?ado del ¨¦xito de ventas.
Al menos hasta ayer, cuando M¨¹ller, m¨¢s que ansiosa por los n¨²meros parec¨ªa deseosa por dejar la sala y volver a su verdadera y ¨²nica tarea, la de escribir. "El Nobel no me causa ning¨²n miedo; lo de abandonar esta profesi¨®n se me ocurre despu¨¦s de cada libro que termino, pienso que ser¨¢ el ¨²ltimo, que ya basta. As¨ª que hay cosas peores. Cuando me ponga a fre¨ªr un huevo o vaya a comprar patatas no ir¨¦ en calidad de premio Nobel".
Con mayor gravedad se mostr¨® el ministro de Cultura del Gobierno alem¨¢n, el democristiano Bernd Neumann (CDU). No quiso perderse la foto con la flamante galardonada. Le entreg¨® un ramo de flores y larg¨® un peque?o discurso laudatorio: "Se?ora M¨¹ller, estamos orgullosos". Todav¨ªa sentada, Herta M¨¹ller esboz¨® media sonrisa ir¨®nica, se encogi¨® de hombros y tard¨® unos segundos en responder. "Muchas gracias".
Obra traducida
De la veintena de libros de ensayo, poes¨ªa y prosa de M¨¹ller, s¨®lo se ha traducido al espa?ol un pu?ado:
- En tierras bajas (Siruela). Una ni?a analiza el ambiente opresivo de un pueblo en 15 relatos.
- El hombre es un gran fais¨¢n en el mundo (Siruela). Novela corta sobre una comunidad rural rumano-alemana.
- La piel del zorro y La bestia del coraz¨®n, descatalogadas, fueron publicadas por Plaza & Jan¨¦s y Mondadori.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.