Obama: "Una llamada a la acci¨®n"
El presidente de Estados Unidos se hace con el Nobel de la Paz en una votaci¨®n sorprendente.- El Instituto de Noruega reconoce sus "esfuerzos por una diplomacia multilateral" y su "visi¨®n de un mundo sin armas nucleares"
El Nobel de la Paz agiganta la dimensi¨®n universal de Barack Obama y eleva hasta el desasosiego las expectativas sobre su presidencia y su responsabilidad personal en la transformaci¨®n del mundo que conocemos. Obama ha aceptado p¨²blicamente esa pesad¨ªsima carga al declarar que entend¨ªa la concesi¨®n del prestigioso premio como "una llamada a la acci¨®n", un est¨ªmulo para hacer frente a conflictos que desangran a la humanidad desde hace d¨¦cadas y a nuevas amenazas que renuevan cada d¨ªa los riesgos de una cat¨¢strofe.
Nunca como ahora, la concesi¨®n del Nobel hab¨ªa sido la expresi¨®n de una esperanza. La misma que aup¨® a Obama sorprendentemente a la presidencia de Estados Unidos en noviembre pasado y la misma que, desde su irrupci¨®n en el escenario internacional, lo ha convertido en el mayor s¨ªmbolo del cambio hacia un futuro mejor. Aunque el comit¨¦ noruego que decide el premio ha explicado en Oslo su decisi¨®n como un respaldo "a lo que (Obama) ha defendido y al proceso positivo que ha puesto en marcha", solo la esperanza puede justificar esta monumental distinci¨®n a un hombre que solo lleva nueve meses en la Casa Blanca y que, por tanto, no ha cosechado a¨²n m¨¦ritos suficientes.
Un reconocimiento a EE UU
Obama ha reconocido con humildad su corto historial y ha querido extender el reconocimiento al papel que Estados Unidos puede jugar en esta ¨¦poca post-George Bush en el fomento de una convivencia internacional basada en el respeto, el di¨¢logo y la cooperaci¨®n. "Siento que no merezco estar en compa?¨ªa de tantas figuras transformadoras que ha sido honradas con este premio", ha manifestado.
Este galard¨®n constituye, seguramente, un orgullo para millones de compatriotas que tienen que remontarse hasta 1919 para encontrar al ¨²ltimo presidente, Woodrow Wilson, que lo recibi¨® durante su mandato -antes lo hab¨ªa ganado Theodore Roosevelt, en 1906, y despu¨¦s, ya fuera de la Casa Blanca, lo obtuvo Jimmy Carter en 2002-. Pero eso no significa que el Nobel no deje fr¨ªos a otros muchos millones de norteamericanos indiferentes a la opini¨®n extranjera ni que esto sea una patente de corso para el resto de su gesti¨®n.
Al contrario. El premio le llega a Obama cuando, dentro de Estados Unidos, empieza a cuestionarse seriamente el acierto de sus principales decisiones, tanto internacionales como dom¨¦sticas, y cuando su popularidad, hoy ligeramente por encima del 50%, empieza a decrecer. Pasado el furor de las primeras horas, con toda probabilidad esta distinci¨®n ser¨¢ utilizada por sus rivales para acentuar las cr¨ªticas sobre la pretendida vanidad de un personaje al que se acusa de que, a medida que crece como estrella mundial, se despega m¨¢s de las preocupaciones del ciudadano com¨²n. Hasta tal punto, que el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, ya tuvo que responder a preguntas sobre si Obama hab¨ªa considerado la posibilidad de renunciar al galard¨®n.
Tratando de anticiparse a todo eso, el presidente ha declarado que no interpreta el Nobel como un reconocimiento a sus propios logros sino como "una afirmaci¨®n al liderazgo norteamericano". Precisamente de la p¨¦rdida de ese liderazgo le acusan sus cr¨ªticos. El ¨²ltimo ejemplo fue la derrota de la candidatura de Chicago para la celebraci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos. Y, en ¨¢reas m¨¢s delicadas, Obama es acusado por la oposici¨®n de abandonar a los aliados y no plantar cara a los enemigos.
En ese sentido, este premio puede ser ¨²til frente a esas cr¨ªticas como refrendo de la pol¨ªtica que Obama trata de desarrollar. As¨ª lo entiende por lo menos el comit¨¦ del Nobel, cuyo presidente, Thorbjoern Jagland, ha comparado este galard¨®n con el que, en su d¨ªa, se otorg¨® a Willy Brandt o a Mijail Gorbachov con el ¨¢nimo de impulsar la ostpolitik y la perestroika.
"Nueva era de compromiso"
Obama ha ratificado, en su comparecencia en la Casa Blanca, el pensamiento por el que ha sido laureado. El primero, el de una diplomacia multilateral. "Los desaf¨ªos actuales no pueden ser afrontados por un l¨ªder o una naci¨®n sola", dijo. "Mi Administraci¨®n trabaja para establecer una nueva era de compromiso en el cual todos los pa¨ªses asuman su responsabilidad en el mundo que se pretende construir".
El segundo pilar de la pol¨ªtica exterior premiada en Oslo es el del desarme y la no proliferaci¨®n: "No podemos tolerar un mundo en el que las armas nucleares se extiendan a otras naciones y en el que terror de un holocausto nuclear amenace a m¨¢s personas. Por eso hemos empezado a dar pasos concretos hacia un mundo sin armas nucleares".
Frases similares pueden ser pronunciadas por cualquiera sin m¨¢s valor que el de la bella ret¨®rica. Obama, en cambio, es el presidente de Estados Unidos, y cuenta con los instrumentos para cumplir con sus promesas, al menos parcialmente. El Nobel viene a ser un instrumento m¨¢s que se le concede a un hombre ya poderoso para lidiar asuntos como el programa nuclear de Ir¨¢n, la guerra de Afganist¨¢n, la retirada de Irak, el conflicto de Oriente Pr¨®ximo, el desarrollo de ?frica, la extensi¨®n pac¨ªfica de la democracia y la convivencia en t¨¦rminos de colaboraci¨®n con otras potencias mundial, especialmente China.
Recompensa a una nueva visi¨®n del mundo, por JAVIER VALENZUELA.
?ltimos premiados
- 2008: el ex presidente finland¨¦s y mediador internacional, Martti Ahtisaari.
- 2007:el ex vicepresidente Al Gore (Estados Unidos) y el grupo de la ONU sobre el cambio clim¨¢tico.
- 2006: Muhammad Yunus (Bangladesh) y el Banco Grameen de microcr¨¦dito.
- 2005: el Organismo Internacional para la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA) y su director, Mohamed el Baradei (Egipto).
- 2004: la ecologista keniana Wangari Maathai.
- 2003: la activista y jurista iran¨ª Shir¨ªn Ebad¨ª.
- 2002: el ex presidente estadounidense Jimmy Carter.
- 2001: la Organizaci¨®n de Naciones Unidas (ONU) y su secretario general, Kofi Annan.
Pasos de una vida
Nacido en 1961 en Hawai, es hijo de Stanley Ann Dunham, una antrop¨®loga nacida en Kansas, y de Barack Obama Sr., un economista keniano educado en Harvard, ambos ya fallecidos. El matrimonio se separ¨® cuando ¨¦l ten¨ªa dos a?os y s¨®lo ver¨ªa a su padre una vez m¨¢s durante una visita de ¨¦ste a EE UU.
Su madre volvi¨® a contraer matrimonio con Lolo Soetoro-Ng, un ciudadano de Indonesia, donde Obama pas¨® varios a?os de su infancia antes de regresar a Hawai a los diez a?os para vivir con sus abuelos maternos y tener acceso as¨ª a una mejor educaci¨®n.
Su abuela, Madelyn Dunham, fue una de las presencias m¨¢s importantes de su vida, la mujer que, seg¨²n ¨¦l dice, se sacrific¨® por ¨¦l una y otra vez y quien lo quiso "m¨¢s que a nada en el mundo". Pese a que sus abuelos lo criaron en un ambiente estable, Obama sufri¨® una fuerte crisis de identidad durante su adolescencia, que estuvo marcada no s¨®lo por una destacada trayectoria escolar, sino tambi¨¦n por a?os de rebeld¨ªa y escarceos con las drogas.
A esos a?os le sigui¨® una selecta formaci¨®n en las universidades de Columbia y Harvard, una etapa como profesor y defensor de los derechos civiles en Chicago, su elecci¨®n como senador estatal, su desembarco como senador en Washington en 2004 y su llegada a la Casa Blanca en 2008.
Sus dos libros autobiogr¨¢ficos The Audacity of Hope (La audacia de la esperanza) y Dreams from my father (Sue?os de mi padre) se han convertido en los m¨¢s vendidos. Los observadores mencionan con frecuencia que el secreto de su ¨¦xito obedece a un arma rudimentaria: el poder de la palabra.
Su carrera pol¨ªtica arranc¨®, curiosamente, con discursos que no conectaban bien con el p¨²blico y en los que abundaban los detalles sobre sus programas. No ser¨ªa hasta 2004, durante su campa?a al Senado, cuando introdujo los elementos de "esperanza, cambio y futuro" que ti?en la entusiasta ret¨®rica que tan buenos resultados le ha dado.
Obama est¨¢ casado con Michelle Robinson Obama, que es abogada. La pareja tiene dos hijas: Malia Ann y Natasha (Sasha).
S¨ªmbolo del cambio
Obama, de 48 a?os, lleg¨® a la Casa Blanca tras ganar las pasadas elecciones presidenciales de EE UU en noviembre de 2008 representando al Partido Dem¨®crata frente al senador republicano, John McCain. Se convirti¨® en el primer presidente negro en la historia estadounidense. Famoso por su temple calmado y talante conciliador, encarna como nadie el sue?o de reconciliaci¨®n en un pa¨ªs con profundas heridas raciales y de cambio en las relaciones internacionales, marcadas en los ¨²ltimos por el unilateralismo de la anterior Administraci¨®n de George W. Bush.
El Premio Nobel a Obama simboliza el reconocimiento a una visi¨®n que desde el pasado noviembre se ha elaborado con hechos concretos. Poco despu¨¦s de su victoria, rompi¨® con el peor legado de Bush. Obama firm¨® una orden que invalidaba todas las instrucciones impartidas por Bush en relaci¨®n con el uso de la tortura, las escuchas ilegales y otras medidas de dudosa legalidad puestas en marcha durante la guerra contra el terrorismo. Y en el primer d¨ªa de llegar al poder, puso fin a Guant¨¢namo.
En una visita hist¨®rica a Egipto, el presidente estadounidense estrech¨® lazos con el Islam y asegur¨® en su aplaudido discurso a los pa¨ªses musulmanes que EE UU "no ha estado ni estar¨¢ nunca en guerra con el Islam". Al mismo tiempo, defendi¨® un Estado Palestino y resalt¨® el sufrimiento jud¨ªo. Obama, al que muchos afroamericanos comparan con Martin Luther King, tambi¨¦n viaj¨® a ?frica y all¨ª llam¨® al continente a luchar por la democracia y el progreso.
En pol¨ªtica exterior, Obama ha ofrecido los pasos m¨¢s importantes. El mandatario dio un giro brusco en la pol¨ªtica internacional cuando anunci¨® que EE UU abandonaba el proyecto de escudo antimisiles en Europa del Este y su sustituci¨®n por una alternativa m¨¢s modesta. Fue una victoria diplom¨¢tica de acercamiento a Rusia, famoso enemigo durante la Guerra Fr¨ªa.
Obama mostraba que estaba dispuesto a construir puentes con el resto de pa¨ªses, pese a las diferencias. De hecho, en su primer discurso ante la Asamblea de Naciones Unidas (ONU), el presidente norteamericano pidi¨® a los l¨ªderes mundiales trabajar por intereses comunes y abandon¨® el unilateralismo que hab¨ªa caracterizado a Washington.
Obama ha intentado reabrir el di¨¢logo en Oriente Pr¨®ximo y ha intensificado las reuniones con las autoridades israel¨ªes y palestinas, pero a¨²n no ha obtenido resultados. En cambio, Obama ha conseguido compromisos en la lucha contra el cambio clim¨¢tico y ha llamado a la acci¨®n mundial para la reducci¨®n de las emisiones contaminantes.
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