"El enemigo de todos nosotros es el cinismo"
Media ya un cuarto de siglo -y por el camino, toda una leyenda- entre aquel joven cantautor que abander¨® con su m¨²sica la lucha de los mineros brit¨¢nicos frente a Margaret Thatcher y la respetada figura que hoy encarna Billy Bragg en la industria. A excepci¨®n de la mata de pelo canosa, y quiz¨¢ de un talante m¨¢s templado, pocos cambios han operado en la personalidad y la obra del trovador del proletariado ingl¨¦s.
La cita es en domingo, en el Royal Festival Hall londinense. Sus composiciones a¨²n se nutren de las complejas relaciones personales y de la perenne reivindicaci¨®n de justicia social. "No creo en un mundo en el que puedes amar a alguien pero no querer a la humanidad", dice Bragg, en par¨¢frasis libre del pensador marxista italiano Antonio Gramsci, para resumir el esp¨ªritu de su ¨¢lbum m¨¢s reciente, Mr. love & justice (2008). Lo presenta en una gira espa?ola que arranca ma?ana.
"No creo posible amar a alguien y no querer a toda la humanidad"
"Los m¨²sicos no somos capaces de cambiar el mundo"
Amor y justicia, la simbiosis de ambos elementos, conforman el material de un disco con aires de country-soul que el artista y su banda The Blokes desgranar¨¢n en Madrid (ma?ana), Barcelona (15 de octubre), San Sebasti¨¢n (16) y Bilbao (18), junto a esos puntales de su repertorio, como New England, que siguen reclam¨¢ndole en todos los conciertos. Con Mr. love & justice, uno de sus mejores trabajos, Bragg explora su lado m¨¢s ¨ªntimo, las reflexiones desde la madurez de los 52 a?os que presentan especial carga emotiva en los temas You make me brave o I keep faith, esta ¨²ltima "el tipo de canci¨®n que m¨¢s me gusta, personal y al mismo tiempo pol¨ªtica". Porque, siempre m¨²sico y activista a partes iguales, Bragg no deja de lado las inquietudes sobre el mundo de hoy, ese lamento que por ejemplo entona en el tema O freedom contra la merma de libertades en aras de la obsesi¨®n por la seguridad. "Aunque vivamos en un tiempo sin ideolog¨ªas", reconoce, "sigue habiendo causas que mueven a la gente, ya sea la lucha contra el cambio clim¨¢tico o la exigencia de responsabilidades a los bancos".
Fascinado por la escena punk de finales de los setenta, pero finalmente rendido ante el blues y el folk con mensaje pol¨ªtico, cuando Steven William Bragg se decidi¨® a emprender una carrera musical en solitario armado de una guitarra "la m¨²sica pop era la forma que ten¨ªamos los j¨®venes de transmitir lo que pens¨¢bamos, hab¨ªa esa din¨¢mica de cambiar el mundo". La delicadeza y pasi¨®n de sus canciones, el compromiso personal de sus letras, se tradujo en un insospechado ¨¦xito comercial de su primer trabajo de estudio, Life's a riot with spy vs spy (1983), en su recordada aparici¨®n en el programa musical de BBC Top of the pops, donde se solidariz¨® con la huelga de las minas interpretando Between the wars, y en una coherente y s¨®lida carrera de 12 ¨¢lbumes.
Entre sus trabajos m¨¢s queridos brillan los dos vol¨²menes de Mermaid Avenue en los que music¨® junto a la banda Wilco canciones in¨¦ditas de Woody Guthrie. Todo un homenaje al decano de los cantantes folk estadounidenses y su decisiva influencia en la m¨²sica popular.
El artista que charlaba de poes¨ªa con el recaudador de impuestos (Talking with the Taxman about poetry, 1986) al tiempo que ped¨ªa el voto para los laboristas, no se identifica hoy con un partido que "ha abandonado a los trabajadores". Bragg se prodiga en los foros pol¨ªticos, es autor de un sinf¨ªn de art¨ªculos en la prensa y del libro El patriota progresista (2006), una respuesta al auge de la ultraderecha del BNP en Barking, su querido barrio del East End londinense que finalmente ha abandonado para instalarse en un pueblecito de la costa inglesa.
Aunque, al igual que su admirado Bob Dylan, se declare convencido de que "los m¨²sicos no pueden cambiar el mundo", sus iniciativas sociales le desdicen: ha conseguido reunir a dos de sus antiguos ¨ªdolos de The Clash, Mick Jones y Nicky Topper, por primera vez en cinco lustros, para grabar una nueva versi¨®n de la canci¨®n Jail guitar doors, cuyos beneficios sufragar¨¢n el env¨ªo de guitarras a las c¨¢rceles. Padre de un adolescente, admite que los j¨®venes de hoy "ya no ven en la canci¨®n protesta una v¨ªa para hacer carrera", pero sigue declar¨¢ndose un optimista impenitente: "El enemigo de todos nosotros no es el conservadurismo, sino del cinismo, que destruye la esperanza en un mundo mejor".
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