El vecino inc¨®modo

El Centenario de Montevideo es un estadio amplio y exigente. "El campo es muy duro para los uruguayos. S¨®lo vibra cuando el equipo funciona. Ahora espero que, de una vez por todas, los aficionados est¨¦n de parte de los jugadores del primer minuto al ¨²ltimo", recalca Fonseca, ex delantero del Nacional, la Juve y el N¨¢poles, entre otros equipos. Por eso el conjunto charr¨²a sufre ataques incontrolables de ansiedad en casa, se descompone y suelta m¨¢s pelotazos de los que deber¨ªa. Ha tirado puntos en los empates ante Chile, Venezuela y Ecuador, adem¨¢s del 0-4 contra Brasil. Hay, sin embargo, dos gotas de sosiego: Forl¨¢n, m¨¢ximo artillero con siete dianas en la clasificaci¨®n, seguido por Su¨¢rez (Ajax) y Abreu (Aris de Sal¨®nica), con cinco; y el entrenador, ?scar Washington Tab¨¢rez.

En el ¨²ltimo partido, contra Ecuador, Forl¨¢n marc¨® de penalti en el descuento. Tab¨¢rez, El Maestro, dirige al combinado por segunda vez en su carrera -disput¨® sin ¨¦xito ni buen juego el Mundial de 1990-, siempre tratando de poner la pausa y el equilibrio. Pero medirse a Argentina le resulta excesivo. "Hay que organizarse y tener fe. Despu¨¦s, si las cosas no se dan, s¨ª hay que sacar el hacha", resolvi¨®.

Aunque Tab¨¢rez recurre en ocasiones al 4-4-2, suele utilizar un 3-4-1-2, con dos carrileros o falsos interiores. "Uruguay lucha mucho, sufre y pelea como pocos", se?ala con orgullo Fonseca; "atr¨¢s hay un gran portero, la defensa es fuerte y los de arriba son cosa seria". Si Argentina vive de los nervios, no est¨¢ menos inquieta Uruguay, que ans¨ªa llenar el Centenario (76.000 espectadores) para eludir la repesca. "No es lindo llegar a definir esto con Argentina, donde tengo a mi novia, mis amigos y un pasado como jugador. Pero, bueno, s¨®lo pensamos en ganar, en estar en Sur¨¢frica", aclara Forl¨¢n. De ah¨ª que los pa¨ªses se paralicen.

De ganar Uruguay, ese vecino inc¨®modo para Argentina, quiz¨¢ no se plante un monumento en el Parque del Centenario como el que se erigi¨® en honor de los h¨¦roes de Maracan¨¢, cuando Uruguay venci¨® a Brasil en la final del Mundial de 1950. Pero a buen seguro que un triunfo se celebrar¨ªa con locura desde los barrios bien, como el de Carrasco del Christian Brothers, colegio al que fue Forl¨¢n, a los cantegriles, las chozas de los suburbios.