Camps se pone en manos de Fabra con un partido roto por dentro

El presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, opt¨® ayer por ponerse en manos del presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n, Carlos Fabra —imputado por delito fiscal y varios delitos contra la Administraci¨®n—, para salvar el ¨®rdago lanzado por el secretario general del PP, Ricardo Costa.

El papel de intermediaci¨®n realizado por Fabra entre el presidente valenciano y Ricardo y Juan Costa ofreci¨® el resultado que Camps hab¨ªa perseguido, sin ¨¦xito, durante todo el fin de semana: entrar al Comit¨¦ Ejecutivo Regional del PP de la Comunidad Valenciana con un acuerdo y con el dispositivo preparado para evitar cualquier intervenci¨®n cr¨ªtica.

Fabra reconoci¨® por la ma?ana que hab¨ªa hablado con la secretaria general del PP nacional, Mar¨ªa Dolores de Cospedal, con Camps y con Costa. "Si el secretario general ha seguido las directrices del presidente Camps] y de los ¨®rganos superiores del partido ?por qu¨¦ tiene que presentar la dimisi¨®n si no ha hecho ninguna ilegalidad?", dijo Fabra. Y as¨ª fue.

Con el acuerdo alcanzado ayer entre el presidente valenciano y Ricardo Costa, Camps se mantiene al frente de un PP que est¨¢ roto por dentro.

No s¨®lo porque el zaplanismo —enfrentado a Camps— todav¨ªa est¨¢ esperando explicaciones, sino porque en el seno del PP est¨¢ instalada la desconfianza en una soluci¨®n que se ve provisional y en un presidente cada vez m¨¢s debilitado.

"Si alguien quiere saltar a la fama que salga ah¨ª afuera [donde est¨¢n los periodistas] a poner verde a quien quiera", reconoci¨® el propio Camps en su alocuci¨®n a los miembros de la c¨²pula del PP valenciano, "Seguro que vosotros a t¨ªtulo individual ten¨¦is una soluci¨®n. A m¨ª s¨®lo se me ocurre salir de aqu¨ª todos unidos y contentos". "S¨®lo [con que haya] una disensi¨®n u observaci¨®n en este comit¨¦ y los de ah¨ª fuera habr¨¢n ganado", remach¨® Camps. Y as¨ª fue. Aunque si alguien pensaba pedir turnos de palabra, la clac presidencial irrumpi¨® en aplausos y se abrieron las puertas para que entrasen las c¨¢maras de televisi¨®n.

Ahora Camps tiene que gestionar un partido con un secretario general que se le ha impuesto, un presidente provincial de Castell¨®n fortalecido, un Gobierno dividido y unos cuadros esc¨¦pticos de que la soluci¨®n ser¨¢ duradera.