Universidades del siglo XXI
Dos an¨¦cdotas. Un amigo me llama para felicitarnos por el ¨¦xito del proyecto de la Universitat de Val¨¨ncia en la convocatoria de Campus de Excelencia Internacional y, sin apenas tiempo para respirar, a?ade: "Pero tendremos que quedar un d¨ªa para que me expliques de qu¨¦ va eso". En una reuni¨®n reciente un colega de una universidad espa?ola me comenta que dicha convocatoria le parece un acierto, pero se pregunta en voz alta si nuestra sociedad no ser¨¢ todav¨ªa demasiado pre-moderna y si sabr¨¢ estar a la altura de las circunstancias.
?De qu¨¦ va esto del Campus de Excelencia Internacional (CEI)? Se trata de una convocatoria competitiva de los ministerios de Educaci¨®n y de Ciencia e Innovaci¨®n para promover la puesta en marcha de proyectos liderados por las universidades, capaces de crear en su entorno ecosistemas de conocimiento, generar proyecci¨®n internacional para los mismos y promover la excelencia.
El plan ministerial constituye una oportunidad para crear campus m¨¢s cohesionados internamente y m¨¢s abiertos a la sociedad, para regenerar sus infraestructuras y proporcionar condiciones de trabajo y de vida m¨¢s amables y sostenibles. Al mismo tiempo, opera como un desaf¨ªo para generar sinergias con otros actores interesados en promover aquel conocimiento que contribuye al bienestar y la calidad de vida de la poblaci¨®n, en el contexto de la crisis global.
Esta convocatoria tiene un car¨¢cter internacional, en tanto que trata de lograr mayor visibilidad para las mejores universidades espa?olas en el escenario mundial; toma como punto de partida su indudable calidad y las convoca para ir m¨¢s lejos (de ah¨ª, la introducci¨®n del t¨¦rmino excelencia) en todas las funciones que cubren su ¨¢mbito de prestaci¨®n de servicios. En cierto sentido, puede afirmarse que con ella ha nacido una nueva generaci¨®n de pol¨ªticas universitarias y cient¨ªficas, siguiendo la ruta trazada hace cinco a?os por Francia y Alemania.
La propuesta germana (Iniciativa por la Excelencia) promueve tres tipos de proyectos, si bien privilegia aquellos que sean capaces de crear clusters de excelencia y conceptos de futuro. En ambos casos, el liderazgo le corresponde a una universidad, pero se requiere adem¨¢s la participaci¨®n de otros actores. Para fomentar esta tendencia, las instituciones alemanas han puesto sobre el tapete en torno a 3.000 millones de euros.
La propuesta francesa recibe el nombre de Polos de Investigaci¨®n y de Ense?anza Superior. Los proyectos concurrentes han de basarse en agregaciones universitarias e institucionales, enmarcadas en un territorio; el plan se financia con unos 5.000 millones de euros.
Resulta obvio que esta nueva modalidad de pol¨ªticas europeas en el ¨¢mbito de la formaci¨®n superior, asume conscientemente el cambio radical experimentado por la producci¨®n del conocimiento y por las instituciones universitarias en la era de la comunicaci¨®n digital.
El saber muestra, ahora m¨¢s que nunca, su car¨¢cter social e interactivo, p¨²blico y abierto. Los nuevos objetos de conocimiento, como la exploraci¨®n interestelar, el mapa del genoma, el cambio clim¨¢tico, las nuevas energ¨ªas, la web sem¨¢ntica, pero tambi¨¦n la crisis econ¨®mica, las estructuras sociales trasnacionales, las nuevas formas de normatividad, s¨®lo pueden ser abordados rigurosamente mediante la colaboraci¨®n de extensas redes mundiales de expertos.
De otro lado, las universidades, esa prodigiosa tecnolog¨ªa social del saber inventada en la edad media, que nacieron en los siglos XI al XV como organizaciones municipales (ciudadanas) y pasaron a ser entidades nacional-estatales en los siglos XVIII y XIX, tienen hoy un car¨¢cter global (y por ello es tan importante su autonom¨ªa). El escenario de juego en que se mueven, aunque tengan una historia centenaria, no es ya su ciudad, ni tampoco su naci¨®n. Sus cient¨ªficos y sus proyectos se hallan integrados en ampl¨ªsimas redes y se sienten vinculados con colegas de instituciones muy diversas.
?Estamos preparados para esta nueva generaci¨®n de pol¨ªticas? La apuesta del gobierno es valiente y arriesgada, un tanto temeraria (pues para tales objetivos cuenta con recursos exiguos) y, desde luego, precipitada (fechas intempestivas y plazos cortos). Pero era inevitable y tiene un car¨¢cter pedag¨®gico, ya que nos insta a acoplar nuestro rumbo con el de los pa¨ªses vecinos y a tomar conciencia de que lo importante ahora es el proyecto (no s¨®lo la instituci¨®n); la red que conforma (no s¨®lo el nodo); las relaciones que se entretejen (no s¨®lo los puestos que se ocupan); las oportunidades que surgen, si se adopta una metodolog¨ªa abierta (no la altura del campanario en el que uno se haya instalado). En definitiva, esta convocatoria obliga a abandonar la rutina, la prepotencia, el encastillamiento y el regate en corto, y nos reta a decidir si actuamos con estrategia o si nos contentamos con la acomodaci¨®n pragm¨¢tica.
Antonio Ari?o es vicerrector de Calidad y Convergencia Europea de la Universitat de Val¨¨ncia
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