El desencuentro de Messi

El cl¨¢sico del R¨ªo de la Plata fue un partido inh¨®spito para las grandes figuras de Argentina y Uruguay. En la Liga espa?ola, Messi y Forl¨¢n compiten por el puesto de m¨¢ximo goleador. El mi¨¦rcoles, sin embargo, su duelo acab¨® en humareda. Hubo mucho estruendo y poco plomo. El partido se jug¨® lejos de las ¨¢reas. Lejos de los virtuosos, que no contaron con la colaboraci¨®n de sus compa?eros para recibir balones con ventaja. Messi, como Higua¨ªn y Forl¨¢n, no remat¨® ni una vez y tuvo grandes dificultades para encontrarse con sus acompa?antes en el ataque. Forl¨¢n hizo dos disparos desviados. El partido lo gan¨® Argentina en una jugada a bal¨®n parado, despu¨¦s de un rebote. Las dos estrellas no pintaron nada.

Lionel Messi lleg¨® ayer Barcelona con cara de funeral. A diferencia del seleccionador, Diego Maradona, el prodigio de Argentina prefiri¨® evitar los festejos. Despu¨¦s de conseguir la victoria en Montevideo y clasificar a Argentina para el Mundial en el cuarto puesto del grupo de Suram¨¦rica, el delantero del Bar?a parec¨ªa deprimido. No particip¨® de la exuberante celebraci¨®n que encabez¨® Maradona en el estadio Centenario y, tras aterrizar en El Prat, se mostr¨® taciturno y autocr¨ªtico.

"Las cosas con Argentina no me han salido como querr¨ªa", mascull¨®. "Hay que cambiar muchas cosas y seguir mejorando", cerr¨®.

Lejos de las manifestaciones populistas que se sucedieron en la noche del mi¨¦rcoles, Messi fue el ¨²nico jugador argentino que se mostr¨® preocupado a pesar de la clasificaci¨®n para la Copa del Mundo. Sus estad¨ªsticas en el partido contra Uruguay reflejaron la desnaturalizaci¨®n que vive en el equipo argentino: a pesar de jugar como segunda punta, no remat¨® ni una vez. Ni entre los tres palos ni a las gradas. No meti¨® ni un centro y s¨®lo dio cuatro pases a sus acompa?antes en el ataque: uno a Higua¨ªn y tres a Di Mar¨ªa. Ning¨²n jugador argentino padeci¨® m¨¢s que Messi los problemas de funcionamiento de su selecci¨®n. Ninguno soport¨® m¨¢s la presi¨®n popular de la hinchada, canalizada a trav¨¦s de numerosas encuestas a lo largo de las ¨²ltimas semanas. El d¨ªa del duelo en Montevideo, el diario Clar¨ªn emiti¨® un sondeo que concluy¨® que el 60% de los seguidores albicelestes prefer¨ªan a Palermo, un goleador tosco y en declive, de 35 a?os, antes que a Messi, que s¨®lo tiene 22. Por supuesto, tras la victoria, Palermo y Heinze, los veteranos, se unieron a las efusiones de Maradona.

En Liga, Messi se expresa como un driblador implacable. Hace una media de nueve regates por partido, mano a mano con sus marcadores. Contra Uruguay s¨®lo se lanz¨® en cuatro ocasiones. No sali¨® airoso m¨¢s que una vez. Como goleador, Messi lleva meses destapado con el Bar?a. Esta temporada en Liga ha hecho nueve remates entre los tres palos en cinco partidos. Casi dos por encuentro. Con Argentina, frente a Uruguay, no consigui¨® probar su tiro. A Forl¨¢n le sucedi¨® algo parecido. El uruguayo, que es una ametralladora con el Atl¨¦tico, con 11 disparos a puerta en seis partidos, se qued¨® en cero frente a Argentina. Como su colega en el equipo rival, vivi¨® aislado del resto de su equipo. Uruguay nunca lleg¨® hasta Forl¨¢n y Argentina sigui¨® desencontr¨¢ndose con Messi.