Un poco m¨¢s de luz necesaria
La obra de Herta M¨¹ller pertenece al terreno de los herederos de la Grigia de Musil: "Un poco de naturaleza y un poco de extra?eza", como escribiera otro autor de esa misma tradici¨®n: Danilo Kis. Una tradici¨®n que confluye, "yendo hacia atr¨¢s", o "viniendo desde atr¨¢s", en esa mujer-animal de Musil de cuyo vientre nacen libros tan hermosos como los de M¨¹ller. Hermosos y perseguidos, porque la peripecia de la publicaci¨®n de En tierras bajas en 1982 s¨®lo tiene parang¨®n con lo que sufriera otro libro aparecido el mismo a?o y de una autora tambi¨¦n rumana, la Ana Blandiana de Proyectos de pasado.
Los personajes de M¨¹ller en nada se parecen al Golem: no van a dejar de ser barro, no van a tener voz. Nunca. O casi nunca. Y su supervivencia, o su salvaci¨®n, siempre les llegar¨¢, si es que les llega alguna vez, de manera tan terrible como, ya, innecesaria. Eso s¨ª, muchas veces lo siguen pareciendo: se parecen a los monstruos, son monstruos. A su pesar. Nacen, crecen y mueren como personajes del territorio de los mitos populares de naciones ya muy viejas, desde el "folclore" de la Europa anterior a las guerras mundiales, o por decirlo de otro modo: desde las historias (y palabras) de familia y de lugares peque?os a¨²n casi medievales. O, al menos, gremiales. Como si el genius loci de esos espacios, al soplar sobre cada mu?eco de barro para animarlo (una piedra, un ¨¢rbol, el lugar que se cultiva, un soldado alem¨¢n, un campesino que no quiere envejecer), provocara un terremoto que act¨²a (regurgitando las historias de la Europa que fue a topar con el nazismo) sobre toda una cultura, todo un pa¨ªs, todo un continente. Y s¨ª, tambi¨¦n, sobre toda una ¨¦poca, un tiempo.
Ese tiempo es el de la fuga de muerte de Celan, cuyo eco en ocasiones se vislumbra, f¨¦rtil, en la obra de M¨¹ller, que cuando gira hacia s¨ª misma, hacia una raz¨®n femenina maravillosa, nos evoca sin embargo otro nombre a¨²n m¨¢s "tenso", y quiz¨¢ tambi¨¦n m¨¢s poderoso para ese otro tiempo menos hist¨®rico y m¨¢s ¨ªntimo que narran, y en el que se narran, sus historias: el de Ingeborg Bachmann. Ambas escriben en clave de supervivencia. La obra de Herta M¨¹ller no huye de la esperanza, ni se opone a la felicidad, sino que la busca incluso desesperadamente, aunque sus personajes no sepan nombrarla.
Juli¨¢n Rodr¨ªguez es escritor y director literario de la editorial Perif¨¦rica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.