'Estupor y temblores'
Hace poco tiempo, la presidenta del Comit¨¦ de Asesores Econ¨®micos de la Casa Blanca, Cristina Rohmer, advert¨ªa de que no podemos proclamar victoria prematuramente y pensar que ya estamos en el camino definitivo de la salida de la Gran Recesi¨®n y sus secuelas. Y lo hac¨ªa desde Estados Unidos, que es uno de los pa¨ªses en donde ese sendero de recuperaci¨®n parece estar mejor trazado. Sin embargo, los datos tampoco son all¨ª unidireccionales: el paro ronda el 10% de la poblaci¨®n activa, el mismo porcentaje es el del d¨¦ficit p¨²blico (el m¨¢s alto desde el final de la II Guerra Mundial) y los beneficios de la banca son desconcertantes (mientras unas entidades cuadriplican los beneficios, otros, entre los m¨¢s importantes, contin¨²an en p¨¦rdidas).
Algunos economistas temen que la salida de la crisis tenga forma de "W", es decir, una nueva ca¨ªda
Hay que arreglar lo que queda de canceroso en los bancos y sostener con dinero p¨²blico la demanda
Incluso algunos de los economistas que pronostican el final de los peores momentos, temen que la salida a la crisis tenga forma de "W"; es decir, que una vez que se adquiera la velocidad de crucero, los desequilibrios que se han generado para obtenerla provoquen una nueva ca¨ªda. Por ello ya no se insiste apenas en la tesis de los brotes verdes, sospechando que s¨®lo sea lo que describe Antonio Machado en sus Campos de Castilla: "Al olmo viejo, hendido por el rayo / y en su mitad podrido, / con la lluvia de abril y el sol de mayo / algunas hojas verdes le han salido".
?Qu¨¦ hacer para evitar esa salida de alaz¨¢n y parada de burro? El consenso traza esta hoja de ruta: primero, arreglar lo que queda de canceroso en el sistema financiero; todav¨ªa la semana pasada el Gobierno holand¨¦s interven¨ªa una entidad mediana, el DSB, y, adem¨¢s, hay que resolver el caso de los bancos que no pueden quebrar por ser demasiado grandes y tener riesgo sistem¨¢tico, ya que si no la ayuda masiva se convierte en "un atraco a mano armada" (Stiglitz).
En segundo lugar, seguir sosteniendo con dinero p¨²blico la demanda ya que, de forma aut¨®noma, sigue sin funcionar; aqu¨ª es donde se han manifestado m¨¢s diferencias pol¨ªticas: mientras unos opinan que mantener elevados niveles de demanda pasa por la reducci¨®n de impuestos, la mayor¨ªa entiende que gastar en servicios sociales o los programas de inversiones p¨²blicas tiene mayor efecto multiplicador. Por ¨²ltimo, preparar la retirada ordenada de los est¨ªmulos llegada la recuperaci¨®n, en el entendido keynesiano de que se requieren presupuestos m¨¢s o menos equilibrados a lo largo del ciclo econ¨®mico.
La menci¨®n a Keynes no es artificial. Dado que se ha producido un fallo sist¨¦mico en la teor¨ªa econ¨®mica con la llegada de la Gran Recesi¨®n, la cuesti¨®n es si habr¨¢ cambios en la pol¨ªtica econ¨®mica futura sin una nueva teor¨ªa econ¨®mica. Como recuerda Robert Skidelsky, el mejor bi¨®grafo del economista m¨¢s influyente de la historia, en su ¨²ltimo libro El regreso de Keynes (editorial Cr¨ªtica), las dos lecciones centrales de ¨¦ste fueron la de insuflar aire a la econom¨ªa cuando ¨¦sta empieza a deshincharse y la de minimizar las posibilidades de que vuelvan a ocurrir conmociones como la que estamos viviendo.
La primera se ha practicado m¨¢s o menos en los dos ¨²ltimos a?os (¨¦sta es una de las grandes diferencias con la Gran Depresi¨®n), pero la segunda no se ha aplicado con la misma vehemencia, ya que los gobernantes parecen haberse puesto de acuerdo en que todo lo que se necesita son unas pocas reformas cosm¨¦ticas. Lo que significa preparar el escenario para la siguiente crisis.
Lo reconoc¨ªa con desestimiento irreparable el presidente del HSBC (primer banco del mundo), Stephen Green, en una reciente entrevista: "Habr¨¢ m¨¢s crisis financieras, ser¨ªa ingenuo creer que est¨¢ todo arreglado".
En el libro citado, Skidelsky hace un canto a la superioridad del modelo keynesiano frente al modelo conservador (el del Consenso de Washington, lo denomina), apelando a los datos emp¨ªricos: mientras el primero fue el dominante (hasta el a?o 1973) hubo menos desempleo, m¨¢s crecimiento, menos inestabilidad de los tipos de cambio y menor desigualdad. La era del Consenso de Washington (los ¨²ltimos 30 a?os) padeci¨® cinco recesiones mundiales y ahora ha dado lugar a una sexta, la mayor y m¨¢s profunda desde la Gran Depresi¨®n. Esta ¨²ltima ¨¦poca se caracteriza por una cadencia de crisis que hace recordar el t¨ªtulo de una de las novelas de la escritora de lengua francesa, Am¨¦lie Nothomb: Estupor y temblores permanentes.
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