Universidades: eficiencia y evaluaci¨®n
Poco a poco se van aclarando las confusiones. Poco a poco se va aceptando que la salida de la crisis s¨®lo ser¨¢ posible a trav¨¦s de una mejor adaptaci¨®n de nuestra econom¨ªa para competir en un mercado global. Algunos llaman a esto un nuevo modelo de crecimiento. Es cierto, hay que variar en parte la composici¨®n del PIB, reduciendo algunos sectores y potenciando otros. Otros lo denominan un aumento de la productividad. Tienen raz¨®n, ya que ¨¦sta ha sido una de nuestras debilidades en los ¨²ltimos a?os. Otros piden reformas estructurales que mejoren la competitividad y una vez m¨¢s aciertan, ya que es evidente que hay que eliminar algunas rigideces... Cada una de estas formulaciones levanta fantasmas y provoca resistencias en sectores concretos, ya que las reciben como amenazas directas a sus intereses y los hace sentirse las v¨ªctimas de la crisis, mientras que otros miran a otro lado.
La Generalitat ligar¨¢ el reparto de fondos a las universidades con indicadores que reflejen la tasa de rendimiento
Prefiero sintetizar todos estos objetivos en uno: mejorar la eficiencia general. La gran ventaja de este enfoque es que nadie queda fuera del esfuerzo, ya que se puede aplicar a todo tipo de organizaci¨®n sin generar confusiones, cosa que no ocurre cuando hablamos de productividad. La salida de la crisis pide aumentar la productividad de nuestras empresas, pero tambi¨¦n la eficiencia de nuestros sistemas educativos en la creaci¨®n y difusi¨®n de conocimientos y habilidades, la de las administraciones p¨²blicas en la prestaci¨®n de servicios, la de nuestro sistema sanitario para ajustar costes y resultados, la de la justicia en la resoluci¨®n de los tr¨¢mites que le corresponden... La salida de la crisis, la competitividad de la econom¨ªa, depende de la eficiencia global del sistema, no s¨®lo de las empresas. En otros t¨¦rminos: es cosa de todos y nadie puede quedar fuera del esfuerzo de los pr¨®ximos a?os, que, desgraciadamente, van a ser bastantes.
En este sentido, es una buena noticia el prop¨®sito anunciado por el Gobierno de la Generalitat de ligar m¨¢s el reparto de fondos p¨²blicos a las universidades catalanas con indicadores que reflejen la tasa de rendimiento, es decir, la proporci¨®n entre los cr¨¦ditos aprobados por todos los alumnos y el total de los cr¨¦ditos matriculados, as¨ª como indicadores como el abandono de estudios y el tiempo total que se tarda en terminar una carrera. Todo ello puede englobarse en un concepto de eficiencia acad¨¦mica, a la que se debe unir la eficiencia en la investigaci¨®n, con sus propios indicadores.
La observaci¨®n que quiero hacer, y que vale tanto para la Universidad como para cualquier otra organizaci¨®n docente o no docente, es la importancia de los indicadores escogidos y, sobre todo, el sistema de evaluarlos. La bondad de la evaluaci¨®n depender¨¢ con toda seguridad de dos elementos: que se combinen indicadores cuantitativos con indicadores cualitativos y que tenga un componente importante de evaluaci¨®n externa. Dicho m¨¢s claro, se podr¨ªa aumentar el n¨²mero de aprobados bajando las exigencias del aprobado, de la misma forma que se puede reducir la duraci¨®n media de un expediente judicial a base de disminuir la calidad de las sentencias, o se puede aumentar la producci¨®n diaria de televisores, y bajar su coste, reduciendo el rigor de las inspecciones de calidad.
Cuando se trata de productos que se venden, el evaluador final es externo por naturaleza, pues el consumidor sancionar¨¢, con premio o castigo, la relaci¨®n entre calidad y precio. Pero cuando se trata de sistemas docentes, sanitarios o administrativos, las se?ales son mucho menos claras y generalmente los resultados se ven con mucho m¨¢s retraso. Es imprescindible que existan organismos y sistemas de evaluaci¨®n externos e independientes que puedan actuar a corto plazo y cuyo dictamen recoja elementos cuantitativos y tambi¨¦n opiniones de las personas afectadas (especialmente usuarios) sobre los aspectos dif¨ªciles de cuantificar. La palabra independiente es la clave, pues, aunque la evaluaci¨®n interna debe existir, ya que es un instrumento indispensable de gesti¨®n, solamente la externa puede ser usada como base de sanci¨®n social y de atribuci¨®n de fondos.
Como siempre, la bondad de una medida depender¨¢ tanto de la medida en s¨ª como del acierto en la forma de aplicaci¨®n. En el caso concreto de los sistemas educativos, la insuficiencia de control social es una constante hist¨®rica que s¨®lo poco a poco se est¨¢ rectificando.
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